TAC y Cuotas ¿Un modelo obsoleto?
28/11/2025

Pesca

José Miguel Montoya Oliver*
Banco de peces y buceador OceanImageBank_@NickPolanszky
Los medios marinos y sus censos biológicos se encuentran a veces en situaciones difíciles en lo que concierne a la cuantía de su biomasa total y en su distribución interna por especies, densidades, sexos, edades, dimensiones, calidades y estados poblacionales, así como en su rendimiento social, económico y biológico.

La pesca marina, extractiva o recreativa, tiene un enorme potencial para “producir, conservando y fomentando”, para inducir valiosas externalidades (beneficios “a terceros”), y para la puesta en valor de su medioambiente y sus productos. Felizmente, muchos peces como las sardinas, moluscos, crustáceos… son seres estrategas R y resultan por ello muy “agradecidos” y rápidos a efectos de reconstruir sus poblaciones, lo que abre excelentes perspectivas y oportunidades a su manejo racional. Por su parte, el manejo de las estrategas K (grandes peces, ballenas y otros grandes mamíferos) es más delicado y complicado que el de las estrategas R, pero también obligado y viable.

Por una evaluación y cuantificación insuficientes del estado real del medio ambiente marino y sus poblaciones, y por una deficiente implementación y puesta en obra de la ordenación y gestión de la pesca marina, su manejo no es aun genuinamente sostenible y su contribución a los Objetivos del Desarrollo Sostenible es inferior a su enorme potencial. A pesar de la existencia de diversas normas orientadas a la conservación de las potencialidades y oportunidades de los múltiples beneficios marinos y a regular la pesca extractiva (comercial o recreativa), el deficiente manejo de mares, costas, aguas, fondos y poblaciones persiste y se agrava. No pocas poblaciones marinas están disminuyendo y muestran señales de escasez, e incluso de colapso. 

Los modelos de manejo basados en “TAC y Cuotas”, resultan insuficientes para abordar las complejidades ecológicas y los desafíos sociales y económicos de la pesca marina. El Total Admisible de Capturas (TAC) aspira a establecer las capturas permitidas para cada población comercial pesquera. El manejo pesquero, requiere la preexistencia de un espacio marino bien delimitado, con mecanismos eficaces de protección frente a riesgos y daños (contaminaciones, furtivismos, incompatibilidades…) y gestores e instituciones competentes en la puesta en obra de las actividades pesqueras. En la Unión Europea, cada TAC, una vez establecido, se reparte en Cuotas entre los Estados miembros. 
 

Datos y cálculos básicos

Los cálculos típicos del TAC siguen los siguientes pasos:

Censos. Todo TAC se fundamenta en el establecimiento del censo de la “especie” comercial concernida. Estos censos físicos instantáneos presentan serias limitaciones que obligan a cuestionar los resultados obtenidos: no son aplicables en medios de difícil censado, como los marinos; tampoco a especies de pequeña dimensión, típicamente con tempranas y elevadas tasas de reproducción, y con censos y crecimiento variables entre años; menos aún a las abundantes especies migratorias y erráticas de los mares. En suma, estos censos son poco aplicables a la pesca marina, porque la metodología aplicada es errónea y los presuntos censos apenas son meros indicadores de abundancia relativa que no consiguen cuantificar las existencias pesqueras.

Crecimiento. Ese “presunto censo” se multiplica después por una también “presunta” tasa de captura potencial cuyas variables son tantas que resulta al menos tan “cuestionable” como el presunto censo. El cuestionamiento del TAC resulta obligado. 

Capturas reales. Los TAC se refieren a la potencialidad neta final de cada “especie”; pero esta potencialidad es de determinación extremadamente compleja y suele ser distinta de las capturas reales obtenidas después en la práctica, sin necesidad de que medie trampa o dolo alguno. Simplemente porque las “cosas” son así. Al final los conflictos jurídicos, sociales, ecológicos y económicos se hacen inevitables.

Recursos. En el manejo de cualquier recurso natural renovable, y la pesca marina lo es, las “cosa cierta” son algo determinado en género, cuantía y condiciones, que no puede ser cambiado por otra cosa distinta: el qué (género), cuánto (cuantía) y cómo (condiciones). La pretensión de usar como cosa cierta el total admisible de capturas (TAC) y no el número de unidades de esfuerzo de pesca precisas para lograrlas (tantos barcos equivalentes, con tales modalidades y pliegos de condiciones técnicas), conduce a la imposibilidad de conseguir una puesta en obra efectiva de los TAC, que vienen resultando ser un mero trampantojo. 

Finalmente, los TAC no resultan adecuados para la pesca marina, porque sus datos, cálculos y resultados siguen una metodología errónea. Los pescadores comerciales y recreativos suelen cuestionarlos por falta de verificación de sus datos, de validación de sus resultados y el exceso de discrecionalidad de sus propuestas. La distancia entre la pesca banal resultante y la sostenible evidencia las serias deficiencias del modelo “TAC y cuotas”, y sugiere la urgencia de proponer un paradigma y un Modelo general distintos para ella.
 
Barco pesquero con copo lleno
Barco de cerco con copo lleno.

Modelo alternativo

La conciliación entre la Naturaleza y el Hombre precisa un modelo general de manejo que partiendo de lo local (el espacio marino a manejar) avance hacia lo global (todos los espacios marinos del planeta). Un modelo de “abajo a arriba”, opuesto al camino que se viene siguiendo. Este modelo general debe aplicarse a todos los espacios marinos y a todos sus posibles beneficios. Se compone de un Protocolo global y un Algoritmo local, y se asocia a una teorética distinta en lo censal y en sus crecimientos, y en las capturas y cosas ciertas a aplicar.

El Protocolo global se adapta técnica y científicamente a todos los posibles beneficios generables o inducibles por las actuaciones humanas en un espacio cualquiera: conservación de valores y usos pasivos, disfrute de usos activos, capturas (animales, vegetales, etc.), ejecución de las demás intervenciones y obras asociadas, y desarrollo de las múltiples externalidades inducidas por todas esas actuaciones (aportaciones al ODS 14 y otros). Permite poner en práctica técnicas ecoculturales tradicionales como la pesca marina y el marisqueo. Subordinado a la normativa preexistente, este Protocolo sigue cinco etapas que se repiten cíclicamente: ordenación, aplicación, supervisión, control y seguimiento. Los censos y capturas de ordenación deben calcularse en él por “deriva de resultados de captura”; mientras que los censos y capturas de gestión deben establecerse por “rendimiento de la unidad de esfuerzo ejecutada física”. Ambos calculados a partir de “hechos tangibles” (lo realmente pescado).

El Algoritmo local se utiliza para el diseño y cálculo de sostenibilidad de las estructuras ambientales manejadas, marinas en este caso. Consta de tres fases: levantamiento del acta de estado (lo que tenemos), diseño del espacio modelo ideal (lo que queremos) y programación de las actuaciones (lo que haremos). El proceso de cálculo seguido puede resumirse como “De lo que tenemos, a lo que queremos, mediante lo que haremos”.
 

Conclusión

Si aceptamos que el modelo “TAC y Cuotas” aplicado hasta hoy a la pesca marina viene resultando fallido, tendremos que aceptar que es preciso implementar un modelo general alternativo, basado en la Ingeniería del Desarrollo Territorial Sostenible, para tratar de alcanzar la genuina sostenibilidad de las actuaciones a poner en obra, y para optimizar el desarrollo sostenible global inducido con ellas. En beneficio de los pescadores marinos, probablemente hay ya bases científicas alternativas bastantes, para comenzar a trabajar seriamente sobre estas cuestiones, y para considerar obsoleto el modelo “TAC y Cuotas”. 

*José Miguel Montoya Oliver, doctor en Ingeniería de Montes experto en ordenación territorial y pesquera

TAC y Cuotas 2025
➡ Leer más en el número 661 del mes de diciembre de la revista Mar

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