Prevención accidentes - Revista Mar
Ante todo, seguridad
29/08/2024
Pesca
Anabel Gutiérrez
El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (en adelante, INSST) con datos publicados por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM), ha elaborado un informe que analiza los accidentes muy graves ocurridos en la pesca del año 2014 al 2021. El índice de incidencia de accidentes de trabajo mortales en jornada de trabajo fue ocho veces superior a la media del total de actividades y más del doble que el que sufren los profesionales de la construcción, por ejemplo, según el Anuario de Estadísticas del Ministerio de Trabajo y Economía Social (MITES 2021).
ACCIDENTES EN LA PESCA
En el periodo de siete años analizado se produjeron 137 accidentes muy graves, de los cuales 68 afectaron a pesqueros de artes menores; 38 a arrastreros; 16 a buques de cerco; nueve a palangreros; cuatro a embarcaciones auxiliares de pesca; dos a auxiliares de instalaciones de acuicultura y uno a un buque atunero-cañero. Entre las principales características de los buques implicados se encuentran algunos patrones comunes: el 90% tenía más de diez años de antigüedad; el 92% correspondía a embarcaciones menores de 24 metros de eslora y un 53% a menores de 12; el 49% sucedió en la modalidad de artes menores, seguido de arrastre con un 28%.
Los accidentes más frecuentes investigados fueron vuelcos (26 casos), inundaciones (22) y abordajes (21), seguidos de accidentes operacionales (17), incendios-explosiones (16) y varadas (15). A mayor distancia aparecen las pérdidas de control, colisiones y hundimientos.
Aunque los accidentes tipificados como hundimiento representaron solo el 4% de los accidentes investigados y aunque la primera causa se ha identificado como vuelco, inundación o incendio, resulta que más de la mitad de los sucesos acabaron con el hundimiento del pesquero. Estos accidentes costaron la vida a 66 personas, siendo el vuelco y los accidentes operacionales los sucesos de consecuencias más graves (con 40 víctimas mortales en total).
FORMACIÓN, IMPRESCINDIBLE
Hay muchas razones detrás de la importancia de que un profesional a bordo de un pesquero tenga las mayores garantías de protección. Cada vez hay menos relevo generacional en este sector y, además, un trabajador o trabajadora accidentado en alta mar es difícilmente reemplazable. José Manuel Fernández, ingeniero naval y técnico de Prevención en el Centro Nacional de Medios de Protección (CNMP), señala una de las situaciones que se resolvería con una formación adecuada y que está detrás de uno de cada tres accidentes en la pesca: el mal uso del Sistema Mundial de Socorro y Seguridad Marítima. Cuando se produce un accidente en muchas ocasiones no se ha avisado a Salvamento Marítimo o se ha hecho demasiado tarde. En otras ocasiones, por ejemplo, “las personas al cargo de las radiocomunicaciones han intentado realizar una llamada de socorro sin éxito, a veces por no mantener pulsado el tiempo suficiente el botón de distress (5 segundos), o desconocen el uso de la radiobaliza de localización de siniestros o directamente no han utilizado los equipos de radiocomunicaciones provistos de llamada selectiva digital para emitir la primera llamada de socorro, utilizando otros medios de aviso que no son los adecuados como el teléfono móvil o el canal de trabajo que usan las embarcaciones de pesca en vez del canal 16 VHF para comunicar la emergencia”, asegura Fernández.
PÉRDIDA DE ESTABILIDAD
La pérdida de estabilidad causa la mayoría de vuelcos, inundaciones y hundimientos. La navegación en aguas someras o cercanas a la costa es una de las causas. José Manuel Fernández explica que aquí suceden varios fenómenos físicos que hacen que el oleaje sea más impredecible. “Por ejemplo, el efecto squat, en aguas de baja profundidad varía la velocidad del agua por debajo del casco y por tanto la presión, lo que se traduce en un aumento del calado”, explica. Otro fenómeno es la reflexión del oleaje, cuando la ola choca y rebota originando otro oleaje en otra dirección. O la variación del perfil del oleaje, “por fenómenos de refracción del oleaje por su interacción con el fondo marino o por las corrientes marinas que al final provocan la modificación del tren de olas (en dirección, altura, etc.) hasta producirse olas rompientes”. Una ola, según Fernández, “en aguas someras o zonas de rompiente, podría hasta duplicar su altura instantes antes de romper debido a estos efectos”.
Otra de las principales causas de pérdida de estabilidad es la sobrecarga, el exceso de peso o su mala distribución. “El exceso de peso puede deberse a diversos factores como los artes de pesca, incluidas sus piezas de respeto y aparejos, que son más pesadas que las que figuran en el libro de estabilidad; también al exceso de capturas y la manera de estibarlas a bordo, en lugares no indicados o a granel que permitan su corrimiento, o por ejemplo la estiba de pertrechos, bidones y otros en zonas elevadas del buque que elevan su centro de gravedad y que tienen por tanto un efecto negativo en la estabilidad”, asegura el técnico de Prevención.
El MAL TIEMPO
En la pérdida de estabilidad influye también la navegación con mal tiempo. Consultar regularmente las condiciones meteorológicas “por los canales oficiales, y hacer una valoración de dichas condiciones y actuar en consecuencia”. Hay muchas de estas actuaciones que también son gestos sencillos que evitan accidentes. “Se ha detectado en varios accidentes que hay pesqueros con las portas de desagüe obstruidas, lo que provoca que se acumule agua en cubierta”, enumera Fernández. “También ha habido otros casos de una gestión de la integridad de la estanqueidad deficiente, tanto hacia al exterior como entre compartimentos estancos. Puertas y otras aberturas que deberían estar cerradas durante la navegación se encontraban abiertas”. En estas circunstancias, como analiza José Manuel Fernández, “se puede dar el caso de que el agua embarcada acceda a las cubiertas más bajas, progresando así la inundación, y en algún caso llegando a provocar la parada del motor principal y por tanto quedando el buque o embarcación a la deriva, a merced del oleaje”.
Detrás de estos datos se encuentra la persona, el trabajador o trabajadora del mar. “La fatiga supone un peligro que afecta a la seguridad y la salud de las personas, y lo peor es que se tiende a normalizar la idea equivocada de que la fatiga es un gaje del oficio de pescador”, señala Fernández. Estos profesionales pasan largas temporadas fuera de casa sin salir de un buque, “en ocasiones sin que exista una separación clara entre tiempo de trabajo, descanso y ocio; expuestos a condiciones meteorológicas; a ruidos y vibraciones de las máquinas; al propio movimiento del buque, con un horario muy irregular, con una calidad deficiente del descanso debido entre otras cosas a las pocas horas de sueño seguidas, relaciones interpersonales, etcétera”.
De acuerdo con la reciente publicación del INSST “Causas de los accidentes marítimos muy graves en la pesca 2014-2021”, la no utilización o utilización inadecuada del chaleco salvavidas autoinflable durante la estancia o el trabajo en cubierta, es un factor causal de la alta mortalidad de estos siniestros que aparece en uno de cada cuatro accidentes investigados por la CIAIM. Es decir, hoy hay muchas personas que trabajan en cubierta al aire libre de los buques y embarcaciones de pesca sin usar el chaleco de inflado automático, recordar que el chaleco aporta una serie de beneficios como:
Flotabilidad: Un chaleco proporciona flotabilidad, ayudando a mantener las vías respiratorias por encima del agua, reduciendo el riesgo de ahogamiento, en particular cuando la persona que lo lleva puesto se encuentra inconsciente o incapacitada, y sin la necesidad de realizar esfuerzos intensos para mantenerse a flote.
Conservación del calor: al prevenir la pérdida de calor a través de la cabeza y el cuello, zonas donde se pierde rápidamente. El descenso de la temperatura corporal será menor si el cuerpo se mantiene inmóvil, esto resultará mucho más fácil si se lleva puesto un chaleco.
Visibilidad y localización: Los chalecos tienen color naranja rojizo intenso, bandas reflectantes, silbato y luz, lo que facilita la localización durante un rescate.
Sujeción y soporte: Los chalecos disponen de la anilla de izado y la rabiza flotante que facilitan el rescate.
Disminución del estrés: La sensación de seguridad que brinda el chaleco puede reducir el estrés y la ansiedad, lo que también puede influir positivamente en la respuesta fisiológica del cuerpo frente al frío.
LA SEGURIDAD DE UN BARCO EN 5 PASOS
PREPARACIÓN PARA EMERGENCIAS: Es esencial realizar los ejercicios contra incencios (CI) y salvamento de manera regular y reforzar la formación de la tripulación en estos aspectos en el buque en concreto donde van a trabajar.
MEDIDAS PREVENTIVAS: Establecer medidas preventivas y procedimientos de trabajo seguros en cubierta, para evitar accidentes operacionales como los golpes o aplastamientos con elementos en tensión o las caídas al agua, y siempre utilizar el chaleco salvavidas de inflado automático.
PREVENIR LA ZOZOBRA: Asegurarse que los medios de achique sean los adecuados y las alarmas de sentina funcionen correctamente; el patrón debe conocer los límites de carga del buque, y cómo y dónde se estiba la carga; vigilar regularmente el estado de carga a través de la marca de francobordo; mantener la integridad de la estanqueidad; establecer procedimientos de trabajo seguro cuando la estabilidad se vea comprometida; controlar el buen estado de las panas de división del pescado; vigilar y mantener en buen estado zonas donde se pueda originar una vía de agua, en particular en embarcaciones de madera; consultar y valorar adecuadamente las condiciones meteorológicas y de la mar; comprobar que los medios de desagüe de la cubierta no están obstruidos, y que no se realizan reformas sin autorización.
EVITAR ABORDAJE, VARADA O COLISIÓN: El personal de guardia debe estar familiarizado con el Reglamento internacional de prevención de abordajes en la mar (RIPA) y, si es necesario, reforzar su formación; disponer una vigilancia efectiva en la navegación, nunca dejar el puente sin dotación o simultanear esta vigilancia con otras tareas incompatibles; planificar el viaje y hacer las comprobaciones pertinentes durante el mismo, tener las cartas náuticas actualizadas, usar adecuadamente todos los dispositivos electrónicos de navegación, se recomienda usar adecuadamente el piloto automático e instalar un sistema de Alarma de Guardia de Navegación en el Puente (BNWAS).
CONTRA INCENDIOS: mantener orden y limpieza en los espacios de máquinas; buen mantenimiento e inspecciones periódicas de los sistemas que contienen líquidos inflamables, asegurándose de que no haya fugas. Asegurar, asimismo, una buena ventilación en la máquina que impida la acumulación de gases inflamables; mantener en buen estado la instalación eléctrica.
Leer más en la revista Mar número 647.
ACCIDENTES EN LA PESCA
En el periodo de siete años analizado se produjeron 137 accidentes muy graves, de los cuales 68 afectaron a pesqueros de artes menores; 38 a arrastreros; 16 a buques de cerco; nueve a palangreros; cuatro a embarcaciones auxiliares de pesca; dos a auxiliares de instalaciones de acuicultura y uno a un buque atunero-cañero. Entre las principales características de los buques implicados se encuentran algunos patrones comunes: el 90% tenía más de diez años de antigüedad; el 92% correspondía a embarcaciones menores de 24 metros de eslora y un 53% a menores de 12; el 49% sucedió en la modalidad de artes menores, seguido de arrastre con un 28%.
Los accidentes más frecuentes investigados fueron vuelcos (26 casos), inundaciones (22) y abordajes (21), seguidos de accidentes operacionales (17), incendios-explosiones (16) y varadas (15). A mayor distancia aparecen las pérdidas de control, colisiones y hundimientos.
Aunque los accidentes tipificados como hundimiento representaron solo el 4% de los accidentes investigados y aunque la primera causa se ha identificado como vuelco, inundación o incendio, resulta que más de la mitad de los sucesos acabaron con el hundimiento del pesquero. Estos accidentes costaron la vida a 66 personas, siendo el vuelco y los accidentes operacionales los sucesos de consecuencias más graves (con 40 víctimas mortales en total).
FORMACIÓN, IMPRESCINDIBLE
Hay muchas razones detrás de la importancia de que un profesional a bordo de un pesquero tenga las mayores garantías de protección. Cada vez hay menos relevo generacional en este sector y, además, un trabajador o trabajadora accidentado en alta mar es difícilmente reemplazable. José Manuel Fernández, ingeniero naval y técnico de Prevención en el Centro Nacional de Medios de Protección (CNMP), señala una de las situaciones que se resolvería con una formación adecuada y que está detrás de uno de cada tres accidentes en la pesca: el mal uso del Sistema Mundial de Socorro y Seguridad Marítima. Cuando se produce un accidente en muchas ocasiones no se ha avisado a Salvamento Marítimo o se ha hecho demasiado tarde. En otras ocasiones, por ejemplo, “las personas al cargo de las radiocomunicaciones han intentado realizar una llamada de socorro sin éxito, a veces por no mantener pulsado el tiempo suficiente el botón de distress (5 segundos), o desconocen el uso de la radiobaliza de localización de siniestros o directamente no han utilizado los equipos de radiocomunicaciones provistos de llamada selectiva digital para emitir la primera llamada de socorro, utilizando otros medios de aviso que no son los adecuados como el teléfono móvil o el canal de trabajo que usan las embarcaciones de pesca en vez del canal 16 VHF para comunicar la emergencia”, asegura Fernández.
PÉRDIDA DE ESTABILIDAD
La pérdida de estabilidad causa la mayoría de vuelcos, inundaciones y hundimientos. La navegación en aguas someras o cercanas a la costa es una de las causas. José Manuel Fernández explica que aquí suceden varios fenómenos físicos que hacen que el oleaje sea más impredecible. “Por ejemplo, el efecto squat, en aguas de baja profundidad varía la velocidad del agua por debajo del casco y por tanto la presión, lo que se traduce en un aumento del calado”, explica. Otro fenómeno es la reflexión del oleaje, cuando la ola choca y rebota originando otro oleaje en otra dirección. O la variación del perfil del oleaje, “por fenómenos de refracción del oleaje por su interacción con el fondo marino o por las corrientes marinas que al final provocan la modificación del tren de olas (en dirección, altura, etc.) hasta producirse olas rompientes”. Una ola, según Fernández, “en aguas someras o zonas de rompiente, podría hasta duplicar su altura instantes antes de romper debido a estos efectos”.
Otra de las principales causas de pérdida de estabilidad es la sobrecarga, el exceso de peso o su mala distribución. “El exceso de peso puede deberse a diversos factores como los artes de pesca, incluidas sus piezas de respeto y aparejos, que son más pesadas que las que figuran en el libro de estabilidad; también al exceso de capturas y la manera de estibarlas a bordo, en lugares no indicados o a granel que permitan su corrimiento, o por ejemplo la estiba de pertrechos, bidones y otros en zonas elevadas del buque que elevan su centro de gravedad y que tienen por tanto un efecto negativo en la estabilidad”, asegura el técnico de Prevención.
El MAL TIEMPO
En la pérdida de estabilidad influye también la navegación con mal tiempo. Consultar regularmente las condiciones meteorológicas “por los canales oficiales, y hacer una valoración de dichas condiciones y actuar en consecuencia”. Hay muchas de estas actuaciones que también son gestos sencillos que evitan accidentes. “Se ha detectado en varios accidentes que hay pesqueros con las portas de desagüe obstruidas, lo que provoca que se acumule agua en cubierta”, enumera Fernández. “También ha habido otros casos de una gestión de la integridad de la estanqueidad deficiente, tanto hacia al exterior como entre compartimentos estancos. Puertas y otras aberturas que deberían estar cerradas durante la navegación se encontraban abiertas”. En estas circunstancias, como analiza José Manuel Fernández, “se puede dar el caso de que el agua embarcada acceda a las cubiertas más bajas, progresando así la inundación, y en algún caso llegando a provocar la parada del motor principal y por tanto quedando el buque o embarcación a la deriva, a merced del oleaje”.
Detrás de estos datos se encuentra la persona, el trabajador o trabajadora del mar. “La fatiga supone un peligro que afecta a la seguridad y la salud de las personas, y lo peor es que se tiende a normalizar la idea equivocada de que la fatiga es un gaje del oficio de pescador”, señala Fernández. Estos profesionales pasan largas temporadas fuera de casa sin salir de un buque, “en ocasiones sin que exista una separación clara entre tiempo de trabajo, descanso y ocio; expuestos a condiciones meteorológicas; a ruidos y vibraciones de las máquinas; al propio movimiento del buque, con un horario muy irregular, con una calidad deficiente del descanso debido entre otras cosas a las pocas horas de sueño seguidas, relaciones interpersonales, etcétera”.
De acuerdo con la reciente publicación del INSST “Causas de los accidentes marítimos muy graves en la pesca 2014-2021”, la no utilización o utilización inadecuada del chaleco salvavidas autoinflable durante la estancia o el trabajo en cubierta, es un factor causal de la alta mortalidad de estos siniestros que aparece en uno de cada cuatro accidentes investigados por la CIAIM. Es decir, hoy hay muchas personas que trabajan en cubierta al aire libre de los buques y embarcaciones de pesca sin usar el chaleco de inflado automático, recordar que el chaleco aporta una serie de beneficios como:
Flotabilidad: Un chaleco proporciona flotabilidad, ayudando a mantener las vías respiratorias por encima del agua, reduciendo el riesgo de ahogamiento, en particular cuando la persona que lo lleva puesto se encuentra inconsciente o incapacitada, y sin la necesidad de realizar esfuerzos intensos para mantenerse a flote.
Conservación del calor: al prevenir la pérdida de calor a través de la cabeza y el cuello, zonas donde se pierde rápidamente. El descenso de la temperatura corporal será menor si el cuerpo se mantiene inmóvil, esto resultará mucho más fácil si se lleva puesto un chaleco.
Visibilidad y localización: Los chalecos tienen color naranja rojizo intenso, bandas reflectantes, silbato y luz, lo que facilita la localización durante un rescate.
Sujeción y soporte: Los chalecos disponen de la anilla de izado y la rabiza flotante que facilitan el rescate.
Disminución del estrés: La sensación de seguridad que brinda el chaleco puede reducir el estrés y la ansiedad, lo que también puede influir positivamente en la respuesta fisiológica del cuerpo frente al frío.
LA SEGURIDAD DE UN BARCO EN 5 PASOS
PREPARACIÓN PARA EMERGENCIAS: Es esencial realizar los ejercicios contra incencios (CI) y salvamento de manera regular y reforzar la formación de la tripulación en estos aspectos en el buque en concreto donde van a trabajar.
MEDIDAS PREVENTIVAS: Establecer medidas preventivas y procedimientos de trabajo seguros en cubierta, para evitar accidentes operacionales como los golpes o aplastamientos con elementos en tensión o las caídas al agua, y siempre utilizar el chaleco salvavidas de inflado automático.
PREVENIR LA ZOZOBRA: Asegurarse que los medios de achique sean los adecuados y las alarmas de sentina funcionen correctamente; el patrón debe conocer los límites de carga del buque, y cómo y dónde se estiba la carga; vigilar regularmente el estado de carga a través de la marca de francobordo; mantener la integridad de la estanqueidad; establecer procedimientos de trabajo seguro cuando la estabilidad se vea comprometida; controlar el buen estado de las panas de división del pescado; vigilar y mantener en buen estado zonas donde se pueda originar una vía de agua, en particular en embarcaciones de madera; consultar y valorar adecuadamente las condiciones meteorológicas y de la mar; comprobar que los medios de desagüe de la cubierta no están obstruidos, y que no se realizan reformas sin autorización.
EVITAR ABORDAJE, VARADA O COLISIÓN: El personal de guardia debe estar familiarizado con el Reglamento internacional de prevención de abordajes en la mar (RIPA) y, si es necesario, reforzar su formación; disponer una vigilancia efectiva en la navegación, nunca dejar el puente sin dotación o simultanear esta vigilancia con otras tareas incompatibles; planificar el viaje y hacer las comprobaciones pertinentes durante el mismo, tener las cartas náuticas actualizadas, usar adecuadamente todos los dispositivos electrónicos de navegación, se recomienda usar adecuadamente el piloto automático e instalar un sistema de Alarma de Guardia de Navegación en el Puente (BNWAS).
CONTRA INCENDIOS: mantener orden y limpieza en los espacios de máquinas; buen mantenimiento e inspecciones periódicas de los sistemas que contienen líquidos inflamables, asegurándose de que no haya fugas. Asegurar, asimismo, una buena ventilación en la máquina que impida la acumulación de gases inflamables; mantener en buen estado la instalación eléctrica.
Leer más en la revista Mar número 647.
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