La caza de la ballena

01/12/2023

Más Mar

Historia

Manuel Maestro, Presidente del Círculo Letras del Mar
Ballenas nadando en el océano

El 27 de abril de 1980 dos bombas lanzadas contra dos balleneros españoles, fondeados en el puerto de Marín, marcaron el principio del final de la actividad de la caza de la ballena en España. Causante del atentado fue la organización “Sea Sheperd Conservation Society“, capitaneada por Paul Watson, un desertor de Greenpeace que la justificó acusando a la flota ballenera española de violar el cupo de capturas que tenía. Era el final de una historia que comenzó siglos atrás en el País Vasco.

Las ballenas de la especie “Eubalaena glacialis”  fueron las primeras en explotarse comercialmente. Se trata de un tipo de mamíferos que habitaba en verano en el Atlántico norte y nadaba hacia el sur para criar en aguas más calientes, en una zona comprendida entre el Cantábrico y la costa del Sáhara, moviéndose generalmente en aguas cercanas a la costa, lo que no pasó inadvertido para los pescadores cántabros que pronto decidieron su captura dado su alto aprovechamiento. 

De la grasa obtenían aceite para obtener luz en sus lámparas. De las barbas, un material flexible conocido popularmente como “ballenas” utilizadas en la fabricación de fustas y corsés, y la abundante carne se exportaba a Francia, pues en España no era tan apreciada como en el país vecino. 

Las atalayas para divisar los ejemplares en el mar, las chalupas para remar hasta lellos, y el arpón para cazarlos fueron las piezas básicas en su captura. Una tarea que exigía buenos vigías, unos seis remeros y un patrón que hacía las veces de arponero. 

PESCA HISTÓRICA

La primera noticia que tenemos de la caza de ballenas en España data del siglo XI y poco después se conocen informaciones procedentes de puertos vascos, cántabros y asturianos. 

En el siglo XV comenzó a escasear la especie, pues no se respetaba la edad de los cetáceos, por lo que los pescadores debían desplazarse cada vez más lejos, hacia occidente, en busca de sus piezas. A ello se unió un cambio ecológico en las aguas europeas que provocó que las ballenas y bacalaos se desplazaran hacia alta mar, siendo sustituidos por sardinas en abundancia. 

Es en este momento cuando entran en liza los gallegos para hacerse con la industria de la ballena, obligando a los vascos a navegar hacia Irlanda, Terranova e Islandia. 

En general, nuestros pescadores tuvieron una complicada convivencia con los naturales en los lugares donde se asentaron. En Islandia tuvieron reveses personales tan graves que llevaron a la matanza de 32 pescadores vascos. 

A partir del siglo XVIII, los estadounidenses desarrollaron una próspera industria ballenera con campañas que llegaban a durar hasta tres años sin regresar a puerto. Junto a ellos, ingleses y holandeses desplazaron a los españoles dedicados a este negocio, aunque hay que señalar que la pesca de la ballena nunca fue un recurso importante para España.

arpón para cazar ballenas
Arpón para cazar ballenas

FASES DE LA CAPTURA

La caza de la ballena se desarrollaba en cuatro fases.  En primer lugar, la búsqueda de ejemplares. Cuando el vigía avistaba una pieza por el vapor que expelen al salir a la superficie, ordenaba dirigirse a la presa. En segundo lugar, la persecución. Con el barco a toda máquina, los pescadores se situaban a una distancia de tiro de unos 60 u 80 metros. Después, la caza. Con el disparo de un arpón, de unos 80 kilos, desde un cañón especial situado en la proa del barco comenzaba una lucha con el animal hasta rendirlo y rematarlo. Y, finalmente, el arrastre, enganchando la ballena al barco y llevándola a remolque hasta la factoría, donde se introducía por una rampa.  El proceso siguiente consistía en el desguace, reducción de materias, preparación y envasado de las partes del animal.

En los años 20 del siglo pasado, empresarios noruegos fundaron la “Compañía Ballenera Española”, con puertos base en la gaditana Getares y en la gallega Caneliñas, y con dos barcos: Pepita Maura y Condesa del Moral de Calatrava. 

También en Caneliñas se instaló en 1955 la ballenera Massó, que en 1971 se integró en IBSA, dedicada fundamentalmente a la carne de ballena para exportación y, como comentamos al principio del artículo, dos de sus barcos fueron hundidos en el puerto de Marín. 

En 1985, el barco Ibsa Tres de la “Industrial Ballenera” se convirtió en el último en cazar un cetáceo en España que, en 1986 firmó su adhesión a la prohibición mundial  del comercio de ballenas.

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