El
Centro de Arqueología Subacuática (CAS), que depende de la consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, y el
Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) se están encargando de analizar los restos de un pecio, denominado Delta I, hallado en el Puerto de Cádiz durante las obras de la Nueva Terminal de Contenedores iniciadas en 2011. La extracción de un material tan delicado comenzó hace apenas tres meses. Milagros Alzaga, directora del CAS y la directora de intervención arqueológica, Nuria Rodríguez, nos aseguran que se trata de la primera vez, en España, que se extrae un navío de estas características del fondo marino para ser estudiado en tierra. “
Esta investigación es una oportunidad excepcional para conocer cómo se construían los barcos a mediados del siglo XVII pues, hasta el momento, solo existen documentos que hacen alusión a proporciones o aspectos muy concretos de las técnicas de construcción naval de la época, como los elementos de unión, el tonelaje máximo, el calado que debían tener los navíos, etc.”, dice Milagros Alzaga.
Intentar identificar el buque es otro de los objetivos. Sin embargo, de momento, lo que se ha descubierto es que los restos se corresponden con el “
plan del barco, es decir, la parte baja. Presenta un tipo de arquitectura naval atlántica de mediados del siglo XVII, esto significa que los restos debían de pertenecer a un barco robusto, preparado para llevar a cabo una navegación atlántica”, explica Nuria Rodríguez.
DATOS QUE SE CONOCEN
Se ha averiguado también que estaba construido principalmente de roble, aunque se han identificado algunas piezas construidas con otro tipo de madera, aún sin determinar. “
Estas maderas están unidas tanto con cabillas de madera (son cilindros de madera), como por clavazón de hierro de sección cuadrangular, cuya fabricación era más costosa que la de sección circular. Esto sugiere que no se escatimaron gastos en la construcción del navío”, asegura la directora de intervención arqueológica Nuria Rodríguez. “
Hasta el momento, hemos constatado que se conservan 20,32 metros de eslora y 6,80 metros de manga, pero nos faltan elementos de la proa (roda) y gran parte del navío hacia la popa”, añade Milagros Alzaga. Ambas investigadoras confían en que será posible calcular el tamaño real del barco y su tonelaje. Un detalle curioso ha sido el hallazgo de presencia de “
marcas de juegos grabadas en una de las maderas del suelo de la bodega”, desvela Milagros Alzaga, entre las que parece que se encuentra representado un tablero de tres en raya. También se han localizado semillas y pequeñas piedras de añil, “
lo que nos estaría hablando de los productos que fueron transportados en la bodega del navío”.
EN AGUA MARINA
Cada detalle es importante para intentar esclarecer qué tipo de navío era, cómo estaba construido, qué hacía, por dónde navegaba, qué le pasó, cómo era la vida a bordo, etc. Toda esta fase de investigación durará más de año y medio. Después, los restos del barco volverán al mar. En un primer momento serán mantenidos en piscinas de agua marina. Luego se colocarán en estructuras de acero galvanizado. Todo el conjunto será fondeado en las inmediaciones de la Punta de San Felipe, en Cádiz, “
cubierto con sedimento-geotextil-sedimento, de esta forma se preservará tal como nos ha llegado en la actualidad”, concluye Nuria Rodríguez.
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número 649 de la revista Mar del mes de noviembre.