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De cómo acabó John Adams en Ferrol

02/10/2023

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Historia

Juan A. Oliveira
John Adams

John Adams (30 de octubre de 1735 - 4 de julio de 1826) fue un abogado, diplomático, teórico político y líder del movimiento por la independencia de los Estados Unidos. En 1779 se encontraba de regreso en EE.UU. tras un año en París en misión diplomática, cuando el 27 de septiembre recibió el encargo del Congreso Continental de desplazarse de nuevo a Francia con la importante misión diplomática de alcanzar un acuerdo de paz con Gran Bretaña que pusiese fin a la guerra de Independencia de EE.UU., que había estallado solo cuatro años antes, tras la rebelión que enfrentó a las Trece Colonias británicas originales en América del Norte contra el Reino de Gran Bretaña. Francia y España habían estado ayudando a la rebelión buscando la revancha contra los británicos tras el desastroso Tratado de París de 1763 con el que se puso fin a la Guerra de los Siete Años. 
Los franceses entraron abiertamente en la guerra de Independencia en febrero de 1778, y España un año después tras la firma con Francia del Tratado de Aranjuez, en el cual los franceses prometían su ayuda en la recuperación de Menorca, la Mobila, Panzacola, la bahía de Honduras y la costa de Campeche y aseguraban que no concluiría paz alguna que no finalizara con la devolución de Gibraltar a España.

13 de noviembre de 1779. Sábado.
Me despedí de mi familia y viajé a Boston con mi hijo Charles, de nueve años de edad. A las cuatro en punto subí a bordo de la fragata francesa La Sensible. El señor Thaxter, mi hijo John, de doce años cumplidos el pasado mes de julio, y mi criado Joseph Stevens habían subido a bordo por la mañana. Encuentro la fragata llena de pasajeros y marineros, 350 hombres. Han reclutado a un gran número de hombres aquí. 
De los diarios de John Adams

A BORDO DE LA SENSIBLE

Así, el 13 de noviembre de 1779 John y sus hijos John Quincy y Charles se embarcaron en el puerto de Boston en la fragata francesa La Sensible, la misma que había traído de vuelta a Adams desde Francia unos meses antes, junto el señor Thaxter, su secretario privado y su criado Joseph Stevens. La Sensible era una fragata de la clase L’Indiscrète, un buque de guerra francés caracterizado por sus cañones de 12 libras. Construida en 1767 en Indret (Nantes, Francia) siguiendo los planos de Jean-Hyacinthe Raffeau, se trataba de un buque de 40 metros de eslora por 10 de manga, al mando del capitán Chevalier De Chavagne y tripulada habitualmente por 250 hombres, y que con los 350 que había a bordo cuando dejaron Boston tenía que encontrarse abarrotada.

5 de diciembre de 1779. Domingo.
Ahora se supone que estamos a 100 leguas de Ferrol o La Coruña, a una de las cuales nos dirigimos. La vía de agua en la fragata, que mantiene dos bombas de achique en marcha constantemente, ha determinado al capitán a poner rumbo a España. Esta decisión es un problema para mí. Ya sea para llegar por tierra hasta París o esperar a la fragata. El Paso de los Pirineos se presenta muy difícil.

Los viajes oceánicos siempre entrañaban peligros, y más si se trataba de hacerlo en invierno. Tan solo dos días después de dejar Boston, una gran tormenta produjo una vía de agua en La Sensible. A pesar de mantener funcionando dos bombas achicando agua las veinticuatro horas del día, el destino de la fragata francesa parecía inevitable. Ante la imposibilidad de alcanzar las costas francesas, el capitán De Chavagne decidió poner rumbo a España y atracar en el primer puerto que se alcanzase.


8 de diciembre de 1779. Miércoles.
Llegamos a Ferrol, en donde encontramos varios buques de línea franceses, desembarcamos, visitamos al general español Don José San Vicente, dimos un paseo por la Ciudad, vimos un gran número de oficiales españoles y franceses. Regresamos a bordo de la fragata. 

DESEMBARCO EN FERROL

La vía de agua de La Sensible acabó con la comitiva de los Adams en Ferrol, a más de 1.500 kilómetros por tierra de París. Treinta años antes, el 9 de abril de 1749, Fernando VI mandó iniciar la construcción del Real Astillero de Esteiro. Finalizado en 1756, para 1779 ya se habían construido más de 65 buques de guerra en el mismo. De la misma época era la construcción del Arsenal militar. Y en 1761 Carlos III había ordenado la construcción del barrio de la Magdalena, convirtiendo una villa de pescadores de 1.000 habitantes a mediados del siglo XVIII en una ciudad ejemplo de la Ilustración de 20.000 habitantes para finales del siglo.

9 de diciembre de 1779. Jueves.
Desembarco con toda mi familia. Buscamos alojamiento. Ceno con el Teniente General de la Marina Española, junto con 24 oficiales franceses y españoles. Asistimos a una comedia u ópera italiana. Muchos oficiales, pocas damas. Música y baile tolerables. El idioma, italiano, no entendido. Un entretenimiento aburrido para mí. 

10 de diciembre de 1779. Viernes.
Cenamos y dormimos en nuestros alojamientos. Desayunamos chocolate español que responde a la fama que ha adquirido en el mundo. La vía de agua en la Sensible aumenta desde que llegamos, y todos piensan que hemos estado en grave peligro.

13 de diciembre de 1779. Lunes.
Ayer paseé por la ciudad, pero no hay nada que ver, salvo dos Iglesias y los Arsenales, diques secos, fortificaciones y buques de guerra. El inconveniente de este puerto es que la entrada es tan estrecha, que no hay posibilidad de salir excepto cuando el viento es de una sola dirección, es decir, sudeste, o por ahí. Hay aquí tres buques de línea franceses.

14 de diciembre de 1779. Martes.
Caminamos hasta los cuarteles y los diques secos, para mostrárselos a Cha [Charles]. Entramos en la iglesia de San Julián, que es magnífica. Esta tarde cruzaremos la ría para dirigirnos a Coruña. Nos hemos alojado en la calle de la Magdalena, en la casa de Pepa la Botonera. Todavía no ha habido heladas. El clima es tan cálido que los habitantes no tienen fogatas ni chimeneas en sus cocinas. Hombres, mujeres y niños se ven en las calles, con las piernas al aire y descalzos sobre las frías piedras y el barro. Los habitantes de ambos sexos tienen el cabello negro y complexión oscura con finos ojos negros. Los hombres y las mujeres tienen el pelo largo hasta la cintura e incluso algunas veces hasta las rodillas. Hay poca apariencia de comercio o industria, excepto en los muelles, talleres y arsenales reales. Sin embargo, la ciudad tiene algunos síntomas de crecimiento y prosperidad. Se están construyendo muchas casas nuevas de piedra, que provienen de las montañas rocosas de los alrededores. Hay pocos productos en las tiendas. Sólo hay dos tabernas en esta ciudad.

15 de diciembre de 1779. Miércoles.
Esta mañana nos levantamos a las 5 o 6 en punto, cruzamos la ría en un bote y montamos en nuestras mulas. Cabalgamos por caminos muy malos y montañas muy altas, por lo que parecía ser un suelo rico y bien cultivado, pero con muy pocas plantaciones de árboles. Cenamos en la Ponte do Porco, a mitad de camino, por disposición del cónsul francés, cuya atención y cortesía ha sido muy notoria, al igual que la del vicecónsul en Ferrol. Llegamos a Coruña alrededor de las siete y nos hospedamos en una taberna mantenida por personas que hablan francés.

EN MULA HACIA A CORUÑA

Ilustraciones de La Sensible, obra de Roberto Hernandez, El Ilustrador de Barcos.
Ilustraciones de La Sensible, obra de Roberto Hernandez, El Ilustrador de Barcos.

Adams y su comitiva abandonaron Ferrol la mañana del 15 de diciembre. Tras cruzar la ría y hacer el resto del viaje hasta Coruña en mula, con parada a comer en el antiguo mesón de la Ponte do Porco de Miño, alcanzaron la ciudad herculina esa misma noche. Allí se avituallaron con lo necesario para realizar el resto del viaje: guías, carruajes, caballos y mulas. Diez días después de llegar a Coruña, los viajeros emprendieron rumbo a París.

Aunque Adams, tras analizar el mapa de España, quería hacer el viaje en línea recta hasta la frontera francesa recorriendo la cornisa Cantábrica, los guías contratados le explicaron la dificultad que conllevaría esa ruta, recomendándole dirigirse primero al sur hacia Betanzos para luego recorrer la ruta de peregrinaje del Camino de Santiago a la inversa hasta desviarse para alcanzar Bilbao y cruzar la frontera hasta San Juan de Luz, pasando por Villafranca, Ponferrada, Astorga, León, Burgos, alcanzando finalmente su meta de París el  9 de febrero de 1780. 

Juan A Oliveira, 
director técnico del Centro de Excelencia del Sector Naval (CESENA)

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