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Impulso al conocimiento del mar

11/05/2024

Medio Ambiente

Ana Díaz
Inauguración de la Conferencia por las autoridades
La Conferencia de la Década de los Océanos, celebrada en Barcelona del 10 al 12 de abril, terminó con una Declaración que establece como prioridades reducir la contaminación de los mares y fomentar la pesca sostenible y a pequeña escala. Además, llama a los Estados a promover proyectos de economía azul responsables donde las ciencias oceánicas desempeñen un papel esencial.

Bajo el lema “La ciencia que necesitamos para el océano que queremos”, el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB) acogió la Conferencia de la Década de los Océanos 2024. La Ciudad Condal se suma así a New York y Lisboa que organizaron los dos primeros foros mundiales en el marco de la Década que Naciones Unidas promulgó para proteger los mares del planeta con un desarrollo sostenible, profundizando en el conocimiento a través de la ciencia.

Durante toda una semana, más de 1.500 participantes procedentes de 128 países y 3.000 telespectadores por “streaming” siguieron la Conferencia y los 120 eventos satélites que acercaron la ciudad un poco más al mar, convirtiendo así a Barcelona en un gran foro donde representantes gubernamentales y de sectores marítimos, universidades, ONG´s, empresas y público en general han impulsado la colaboración para un rico diálogo entre ciencia, política y sociedad.

El agua de los mares y océanos cubre el 70% de la superficie terrestre. Absorbe cerca del 90% del calor producido por los gases de efecto invernadero y el 30% del CO2 que lanzamos a la atmósfera. La acidificación y las alteraciones en su temperatura y salinidad pueden alterar el flujo de las corrientes marinas, que son vitales para la estabilidad del clima; de ahí el impulso que se quiere dar a las ciencias que promueven su estudio y conocimiento.
 
corrientes termohalineas
Los científicos han detectado una ralentización de las corrientes marinas

En los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, la ONU contempla tanto la conservación y el uso sostenible de los océanos, mares y recursos marinos, como el establecimiento de prioridades para su futuro. Además, ha establecido para la Década 2020-2030 un conjunto de retos como la lucha contra la contaminación; la protección y restauración de ecosistemas; la pesca responsable; el desarrollo de una economía azul sostenible; la lucha contra el cambio climático; garantizar el conocimiento científico o cambiar la relación de la humanidad con el mar.

Tomando estos retos como referencia, la Conferencia se desarrolló en cuatro sesiones temáticas (océanos limpios, sanos y resilientes; economía oceánica sostenible y resiliente; océanos seguros y predecibles y océanos inspiradores y atractivos para todos) donde se destacó la necesidad del desarrollo científico y el intercambio de conocimiento para la solución de problemas.
 
los océanos juegan un papel esencial en el cambio climático
Los océanos son esenciales para entender el cambio climático
DECLARACIÓN FINAL
El encuentro terminó con la Declaración de Barcelona. Una hoja de ruta que identifica las principales áreas donde debe acelerarse la investigación oceanográfica en los próximos años: la cooperación global, la salud humana, los impactos de la contaminación en los ecosistemas, el fortalecimiento de la producción sostenible de alimentos acuáticos y el fomento de proyectos de economía azul sostenibles y resilientes al cambio climático.

Además, hace hincapié en cuestiones transversales como nuevos marcos políticos como la Plataforma Ciudades con el Océano para potenciar el uso de la ciencia en la elaboración de políticas y la toma de decisiones en ciudades costeras; garantizar la inclusión, fomentando los conocimientos indígenas o locales y dando voz a las mujeres y jóvenes para que la alfabetización oceánica llegue a todos los sectores de la sociedad o lograr un equilibrio geográfico, desarrollando la capacidad donde haga más falta diseñando,, por ejemplo, nuevas formas de financiación como el Ocean Matcher Tool o el Foro Belmont para África. 

El Ayuntamiento de Barcelona y el puerto de la ciudad se han comprometido, por su parte, a crear un Centro de Colaboración del Decenio centrado específicamente en la economía azul. 

ENTREVISTA
RAFAEL GONZÁLEZ QUIRÓS

Investigador del IEO en Gijón. Representante de España en la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO
 
Científicos del IEO en la Conferencia de Barcelona
González Quirós (primero a la izquierda) con los científicos del IEO en Barcelona
¿Qué balance hace del desarrollo de la Conferencia de Barcelona?
Se han hecho muchas cosas. Básicamente se pretendía analizar las actividades implementadas desde la declaración de la Década de los Océanos y, a través de 10 libros blancos relacionados con cada uno de los objetivos fijados entonces, establecer los retos que quedan hasta 2030 y más allá, porque se entiende que los objetivos establecidos son perfectamente útiles para el futuro.

¿Por qué Naciones Unidas vio la necesidad de proclamar una Década de los Océanos e impulsar el conocimiento oceanográfico?
La salud y el estado de los océanos viven un momento crítico. El cambio climático afecta a los mares y a todo el planeta. Los océanos juegan un papel fundamental en la evolución del clima, por lo que es necesario entender su dinámica. Por otra parte, la economía azul está en auge. Curiosamente, cuando las tasas de crecimiento económico globales permanecen estancadas o se ralentizan, las previsiones de la OCDE apuntan a que las actividades relacionadas con la economía azul duplicarán su volumen en los próximos años. Esto se debe a que el océano ofrece numerosas oportunidades de negocio, lo que añade presión a la salud de los ecosistemas.

Esta situación crítica, tanto de oportunidades como de amenazas, junto al cambio climático hacen necesaria la investigación y el conocimiento científico para que las decisiones políticas que se adopten sean las adecuadas, pero también para que la sociedad entienda la importancia que tiene el océano. Sin apoyo social, las decisiones políticas no van a ser tan fluidas.

Insiste en la necesidad de la transferencia del conocimiento científico
Sí, de lo contrario sería solo la Década de las Ciencias Oceánicas y estamos hablando de Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, lo que implica que el conocimiento científico debe trasladarse a la toma de decisiones. Esto, que en teoría es fácil, no lo es tanto, ya que lo que los científicos publicamos muchas veces no lo entiende todo el mundo. En España, la transferencia de conocimiento que hacemos desde el IEO al Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico o a la Secretaría General de Pesca es muy ágil pero no ocurre igual en otros países.

¿A nivel global hemos avanzado en los objetivos fijados a comienzos de la Década?
No tenemos datos para cuantificar cuánto se ha avanzado en cada uno de ellos. Pero sí es importante que se valore la transferencia de conocimiento. La clave está en abordar todos los retos teniendo en cuenta que el cambio climático es el elemento transversal a todos ellos.

¿Cuál es el compromiso y aportación de España en esta Década?
Quizás la organización de esta Conferencia en Barcelona, con 1.500 participantes. Muchos se quedaron fuera, pues recibimos hasta 6.000 solicitudes de personas que querían venir. Además de las actividades organizadas en el CCIB ha habido hasta 120 eventos satélites por toda la ciudad, lo que ha facilitado los contactos entre grupos de investigación y organizaciones y llegar a la sociedad con exposiciones fotográficas o exhibiciones de películas. Lo que ha sucedido aquí tendrá sin duda repercusiones en el futuro.

¿Somos conscientes de la importancia de los océanos para el planeta? 
Hay que comunicar e investigar más. Los océanos no tienen, incluso a nivel científico, el peso que deberían tener al ser fundamentales para regular el clima. Por citar un ejemplo, tan solo conocemos con claridad el 25% del fondo marino. Los océanos absorben el 90% del exceso de calor generado a través de los gases de efecto invernadero, por lo que el cambio climático es el mayor reto al que nos enfrentamos. Se están haciendo cosas para mitigarlo, pero no tantas como querríamos. Hay que dejar claro que, si somos capaces de trabajar juntos, encontraremos fórmulas para transformar las cosas y corregir situaciones. No debemos olvidar que el planeta no nos pertenece a nosotros sino también a las generaciones venideras.

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