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Tres generaciones que hablan de la memoria de un territorio

Geu be bagara itsasoa (Mujeres de la mar)

01/03/2023

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Plantilla del libro

Akaitze Kamiruaga, es la vicedirectora de Labayru Fundazioa y autora de la obra “Geu be bagara itsasoa (Mujeres de la mar)” donde se abordan los oficios propios de estas trabajadoras a través de sus testimonios. Entre ellas hay rederas, neskatillas, empacadoras, pescadoras, trabajadoras de fábricas de pescado, armadoras, administrativas y mujeres de empresa de Bermeo, Lekeitio, Ondarroa y Santurtzi.

“En los mejores tiempos trabajábamos cuatro o cinco grupos de quince mujeres cada una, luego ha ido disminuyendo al desaparecer los barcos y al no salir a pescar todos los días. Junto a mí se retiraron el resto de rederas que quedaban en Ondarroa. Es una pena que este oficio desaparezca, es duro, pero muy bonito”, comienza diciendo Guruzne Badiola, una de las portavoces del sector pesquero.

Algunas mujeres conocieron las labores del puerto en pleno auge, el declive de este sector y están a punto de retirarse. Y otras, han tenido la valentía de incorporarse a este mundo laboral. Son tres generaciones que hablan de la memoria de un territorio y de la importancia de hacer perdurar tantas historias.

Así, se busca desvelar el protagonismo que han tenido en la sociedad costera vizcaína. Se recogen historias como la de María Uriondo, que con 89 años sigue siendo una de las referentes del puerto de Bermeo. O Jone Goitia, quien ha trabajado toda su vida en fábricas de pescado.

En el caso de Ane Miren Sustateta, se casó con 18 años con un patrón de barco y desde entonces ha trabajado como neskatilla. Al igual que Nieves Mendazona, que compaginó estas labores con las de redera. “Es un oficio duro, pero para mí ha sido un honor. Es una pena que ha desaparecido. He trabajado en él 55 años, no libraba ni sábados ni domingos. Los fines de semana hacíamos las parrandas con los maridos. Mi marido era de tierra (gestor administrativo). No me hubiera gustado casarme con un arrantzale, es muy duro, ellas han tenido que trabajar fuera y luego criar a los hijos”, termina diciendo Badiola.

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