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La donación de alimentos no consumidos a bordo en Costa Cruceros surge como una respuesta a los compromisos establecidos en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, que, en uno de sus apartados, insta a reducir en un 50% el desperdicio alimentario. Esta iniciativa reconoce que la comida que habitualmente se desecha podría ser utilizada para alimentar a personas que no tienen acceso a estos recursos. Desde sus inicios, Costa Cruceros ha tomado muy en serio estas recomendaciones, no solo concienciando a la tripulación, sino también a los pasajeros.
En 2018, la compañía implementó un programa piloto a bordo del Costa Diadema, con el objetivo de sensibilizar a los pasajeros sobre el desperdicio de alimentos, especialmente en los bufés. Bajo el eslogan “Pruébalo, pero no lo tires”, se promovió una cultura de consumo responsable. Además, se redujo ligeramente el tamaño de los platos para evitar la sobrecarga de comida. El personal de cocina fue entrenado para reconocer la importancia de evitar el desperdicio. Se instalaron básculas en los cubos de basura para que los cocineros pudieran medir y tomar conciencia de la cantidad de residuos generados. La empresa colaboró con expertos externos para llevar a cabo una reingeniería en la creación de los menús. Más de 500 platos fueron revisados y reformulados para utilizar menos ingredientes, lo que resultó en una disminución significativa de los residuos. En 2023, Costa Cruceros alcanzó una disminución del 38% en el desperdicio alimentario. La compañía se dirige hacia una reducción del 40% para 2025, lo que sugiere que cumplirá su objetivo de reducir los residuos alimentarios en un 50% para 2030.
DONACIÓN DE ALIMENTOS
Costa Cruceros se ha comprometido a donar los alimentos cocinados no consumidos en los puertos donde operan sus barcos. En España, la compañía realiza estas donaciones en los puertos de Barcelona, Valencia y Palma de Mallorca, contribuyendo así a la lucha contra el hambre y al aprovechamiento de los recursos disponibles.
La Fundación Banco de Alimentos de Mallorca es una de las entidades beneficiarias de esta iniciativa. “Estamos muy agradecidos a Costa Cruceros –afirma su presidente Raimundo de Montis- por todas las donaciones recibidas durante el año 2024 con la que hemos podido ayudar a los más necesitados. Nosotros tenemos aproximadamente 100 entidades benéficas que representan a 30.000 personas”.
Rafael Fernández-Álava
Director de Comunicación y R.E. Costa Cruceros España/ Portugal
ECONOMÍA CIRCULAR DE ALIMENTOS
Es posible que un porcentaje de pasajeros no asista a la cena a bordo, ya sea porque han realizado una excursión larga y están fatigados, o simplemente porque no tienen hambre. Por diversas razones, a veces no podemos prever cuántos pasajeros no asistirán. Por ejemplo, 200 personas deciden no cenar. La cocina ha preparado los platos que no serán consumidos, como por ejemplo 200 solomillos, que forman parte de una de las opciones de los 20 platos disponibles en la cena.
Desperdiciar esta comida, especialmente cuando hay tantas personas necesitadas en el mundo, genera un profundo sentimiento de conciencia. Es por eso que, en lugar de tirar los alimentos, decidimos donarlos al banco de alimentos de las ciudades donde atracan nuestros barcos. En el caso de los 200 solomillos, estos son cuidadosamente colocados en contenedores especiales, se toma una muestra para cumplir con las normativas sanitarias, y luego se refrigera a 3 ó 4 grados durante la noche.
La comida va en bandejas de aluminio perfectamente etiquetadas que incluyen información detallada sobre los ingredientes, si contienen alcohol, si tienen cerdo, si son aptos para celíacos o cualquier otra información relevante para garantizar que los beneficiarios puedan consumirlos de forma segura. Las bandejas se colocan en cajas de poliespán diseñadas especialmente para mantener la cadena de frío, y son entregadas al banco de alimentos por la mañana. Es importante destacar que, dado que se trata de gastronomía recién preparada y lista para su consumo, no pasa por el almacén del banco de alimentos.
Para asegurar que la comida llegue en condiciones óptimas, se distribuye directamente a los beneficiarios, sin interrupciones en la cadena de frío.
El personal de cocina se siente enormemente satisfecho al saber que los platos no consumidos a bordo tienen una segunda oportunidad para alimentar a personas que están verdaderamente necesitadas. Este acto de solidaridad no solo reduce el desperdicio, sino que contribuye de manera significativa al bienestar de quienes más lo necesitan. Cuando el barco llega al puerto, el personal desembarca las cajas y las lleva directamente a la furgoneta que se encargará de su distribución, cerrando así el ciclo de solidaridad y generosidad.