RECUPERACIÓN DE ESPECIES EN LA PALMA

El renacer de las cenizas

01/01/2025

Medio Ambiente

Lorena Gándara / Fotos: Fernando Espino
Vista panorámica del delta lávico, isla de La Palma
Una investigación del grupo de Biodiversidad y Conservación (BIOCON) del Instituto Universitario ECOAQUA tras la erupción de La Palma, revela que, después de un desastre natural, es posible introducir mejoras significativas en la gestión y conservación de las comunidades marinas locales.

Algas, esponjas, corales y peces de colores donde antes solo había un fondo arenoso. La vida marina resurge de las cenizas tras la erupción volcánica de La Palma en septiembre de 2021.

Los investigadores del grupo de Biodiversidad y Conservación (BIOCON) del Instituto ECOAQUA de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria han estudiado la formación de un nuevo y valioso ecosistema en La Palma en el informe “Indicadores Ecológicos Dinámicos Informan sobre la Gestión Marina Sostenible tras un Evento Natural Catastrófico”. El estudio se llevó a cabo en las coladas submarinas del volcán Tajogaite y no solo facilita la comprensión del proceso de aparición y colonización de los organismos marinos tras un evento natural catastrófico, también sienta unas bases teóricas con las que diseñar futuras estrategias que mejoren la gestión y conservación del medio marino y de aquellos recursos oceánicos que permitan proteger a las especies regionales.

Para crear un marco de referencia sobre el que actuar de forma más sostenible han realizado un censo de biodiversidad de peces y hábitats bentónicos, comunidades de organismos del fondo acuático, a través de técnicas de buceo científico, un trabajo que han realizado de forma trimestral por un período de 14 meses.
 
Lava del volcán Tajogaite de La Palma, imagen aérea tomada con drones.
Lava del volcán Tajogaite de La Palma, imagen aérea tomada con drones.

RESULTADOS

Los resultados sorprendieron a los científicos por el dinamismo que presentaban las comunidades bentónicas, aquellas que viven fijas al sustrato como es el caso de las algas o los corales. Néstor Echedey Bosch, investigador que ha liderado el proyecto del BIOCON, explica que la geografía que han podido observar bajo el agua les ha dejado fascinados: “la mayor parte de las formaciones rocosas todavía están en proceso de estabilización. Tras los temporales de invierno, que en la costa oeste de La Palma son muy energéticos, estas se derrumban. Al derrumbarse, es como si el proceso de colonización de los organismos bentónicos se reiniciara, ya que se pierde el sustrato sobre el que se habían establecido a lo largo del tiempo”.

En este análisis, que tiene en cuenta cómo se generan y evolucionan las especies marinas desde un estado primario, han resultado fundamentales los datos obtenidos en relación con la cantidad de biomasa, es decir, el peso de los peces en el medio producido por unidad de tiempo y su tasa de reposición. Bosch explica la importancia de prestar atención a los cambios en la biomasa de los peces a través de un ejemplo: “Imaginen que voy un día a pescar y encuentro que hay una gran cantidad de peso de meros, sargos, etc. podría pensar que el sistema se encuentra en un estado óptimo y que puedo pescar sin problemas la cantidad que me parezca. Sin embargo, si el peso de peces en el sistema no se está regenerando constantemente lo más probable es que, al poco tiempo, nos quedemos sin nada que pescar”.

Estos datos indican que no debemos fijarnos solo en criterios como la diversidad y el número de especies, ya que esto no implica que el ecosistema se haya recuperado por completo. La apertura de la zona a la actividad pesquera todavía queda lejos porque hay que esperar el momento adecuado para asegurar la sostenibilidad tanto a medio como a largo plazo. Es innegable que este hecho afecta profundamente a los profesionales que viven del mar y a las personas que practican actividades como el buceo. Desde el momento en el que se formaron las coladas se han limitado todas las actividades que no responden a fines estrictamente científicos y esto afecta de lleno a las zonas en las que los pescadores tenían permitido faenar. El investigador del BIOCON es consciente de que estas aguas tienen un “gran potencial para actividades de buceo y para fomentar la economía azul, dada la atracción que conlleva bucear en un arrecife recién formado”.
 
Sepia común (Sepia officinalis), Abade (Mycteroperca fusca) y Mero (Epinephelus marginatus).
De izquierda a derecha: Sepia común (Sepia officinalis), Abade (Mycteroperca fusca) y Mero (Epinephelus marginatus).

LOGRAR EL EQUILIBRIO

El científico recuerda con emoción cómo fue la experiencia de sumergirse en el área, “para nosotros fue increíble, ya que es un paisaje lunar. Sin embargo, hay que llegar a un equilibrio entre poder desarrollar estas actividades socioeconómicas y los objetivos de conservación”. El estudio asegura que ambas actividades pueden ir de la mano si se realiza un seguimiento íntegro con rigurosos criterios científicos que prueben la buena evolución a lo largo de los años.

El impacto en el medio ha ocasionado cambios en la forma, talla y peso de los peces. Según Bosch, ahora “dominan especies de larga talla y crecimiento lento que nos indican el buen estado del ecosistema”. También han aparecido especies que se conocen como “oportunistas”, que crecen rápidamente y aprovechan los escasos recursos que hay en el sistema.

En lo que respecta a las especies que aparecieron por primera vez en aguas canarias tras la erupción, a medida que otras especies más grandes y de crecimiento lento se van asentando, las pioneras acaban desapareciendo, en un fenómeno que la comunidad científica denomina “sucesión ecológica”. Estas especies de gran tamaño tienen ciclos de vida largos, por lo que pueden tardar varios años en recuperar por completo sus poblaciones en islas como La Palma, donde la acción humana está muy presente.

El suceso de La Palma pone de relieve la capacidad que tiene el medio marino para recuperarse del impacto si se le deja seguir su curso natural. Bosch cuenta que “transcurridos tres meses desde la formación de los deltas lávicos, la diversidad se había recuperado prácticamente a los niveles de las zonas circundantes que no fueron afectadas por las coladas del Tajogaite”.



Sobre el tiempo de recuperación del entorno, aclara que se ha producido “una recuperación muy rápida de la diversidad a valores que son normales en otras zonas de la isla que no fueron afectadas”.

Númerosas evidencias científicas demuestran la asombrosa capacidad que tienen los sistemas marinos para recuperarse de desastres naturales como olas de calor marino, ciclones o afluentes terrestres que llevan un exceso de nutrientes y contaminantes, por lo que este estudio contribuye aún más a reforzar la idea de que, si se manejan estos sistemas adecuadamente, su recuperación puede ser relativamente rápida.

MÁS INFORMACIÓN

La investigación completa y los resultados obtenidos tras meses de análisis se encuentran disponibles en la revista de divulgación científica “Ecological Indicators”, una publicación internacional que contribuye al seguimiento y evaluación de las comunidades ecológicas con implicaciones directas en la gestión y conservación.

OPINIÓN: Néstor E. Bosch, investigador del grupo BIOCON

La creación de nuevos arrecifes en la zona, la cual eran mayoritariamente fondos arenosos antes de la erupción, puede favorecer a las pesquerías locales, ya que hay nuevos sustratos en los cuales las especies pueden asentarse. Es importante resaltar también que, al ser una reserva marina “de facto”, es decir, el hecho de que se haya restringido cualquier actividad de extracción de recursos puede favorecer, a largo plazo, a las pesquerías en las áreas circundantes a través del movimiento de peces adultos y la exportación de larvas que se asientan en zonas donde sí se puede pescar.

Ver número 651 de Revista MAR

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