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GREENPEACE APORTA SU GRANO DE ARENA PARA PRESERVAR LA COSTA
SOS Costa
30/09/2024
Medio Ambiente
Lorena Gándara
El último informe sobre la situación del litoral de Greenpeace previene de que España comenzará a perder playas en los próximos diez años. Soluciones como la reducción de las emisiones o un turismo más sostenible son posibles y pueden frenar la erosión.
María José Caballero es miembro de Greenpeace España donde ejerce de responsable de campañas y respuesta rápida. Actualmente está al frente del área de Costas. Su trayectoria profesional y conocimientos sobre el estado del litoral son fundamentales para profundizar en las claves y resultados que ofrece el informe Crisis a Toda Costa 2024.
La bióloga, especializada en Zoología, explica que “la principal intención del informe es recopilar la información que hay sobre las amenazas que ya conocíamos en el litoral”. Greenpeace cumple su propósito en este proyecto que radiografía la situación de 8.000 kilómetros de playas españolas y compila otros trabajos científicos que abordan el tema.
La organización alerta de la rápida degradación que está experimentando este espacio que, de no detenerse, acabará cristalizando en la pérdida de algunas playas para el año 2030. Caballero cuenta que los principales agentes erosionadores del litoral español son amenazas que ya conocíamos como la urbanización, construcción de infraestructuras o barreras artificiales y problemas medioambientales como la contaminación o la excesiva explotación de recursos naturales. El cambio climático afecta a todo el planeta y “tiene un impacto muy grave tanto en la biodiversidad como en las costas españolas.”
Esta crisis no viene sola, la acompañan problemas como la subida del nivel del mar, el incremento de la temperatura de los océanos o el aumento tanto en la frecuencia como en la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos como las olas de calor, tormentas, ciclones, gotas frías (DANA) o inundaciones. La investigadora alerta de que “van a afectar tanto al medioambiente como a sectores económicos como el de la pesca o el turismo”.
PESCADORES AFECTADOS
En el caso del sector pesquero, este se ve perjudicado por el llamado trío letal (el aumento de la temperatura, acidificación y pérdida de oxígeno en el agua), que ha producido una disminución de la pesca y de la producción acuícola en el Mediterráneo y en el Atlántico. Al problema de la escasez de peces se une la proliferación de algas. Los pescadores ven impotentes como, tras horas faenando, al levantar sus redes las encuentran invadidas por algas marinas que aparecen como consecuencia de las altas temperaturas del agua. La bióloga es clara cuando se le pregunta si es posible combinar el trabajo en el mar con la protección del medioambiente “no podemos hablar del futuro del sector del mar si no se conjuga con la defensa del medioambiente. Es la mejor garantía de futuro.”
Recuerda también que no podemos seguir fijándonos solo en los efectos nocivos a corto plazo como se ha hecho históricamente. La pesca y el marisqueo deben ir de la mano de la defensa de los derechos medioambientales “porque la realidad es que no defienden intereses diferentes.”
La subida del nivel del mar preocupa especialmente a los ecologistas, porque, según los expertos, desde 2019 ha doblado la velocidad de 1,6 milímetros por año a 2,8 milímetros. Unas cifras que hay que tener en cuenta porque la regla de Bruun, que calcula el retroceso de las playas, estima que por cada centímetro de subida del nivel del mar se perderá un metro de costa.
Caballero sostiene que hay zonas sensibles que les preocupan especialmente como “la costa que baña las aguas del Golfo de Vizcaya, el Mediterráneo y el Golfo de Valencia”, porque son algunos puntos que están empeorando mucho más de lo esperado.
La pérdida significativa de arena de playa y el retroceso de la línea costera ponen en riesgo a las personas que residen en este entorno porque la ausencia de esta barrera protectora hace que los temporales tengan una mayor incidencia sobre las construcciones e infraestructuras de la zona.
La masificación turística también está dejando huella en las playas de ciudades como Barcelona, Valencia o Palma. Algunas actividades vinculadas al sector turístico como la construcción de paseos marítimos, campos de golf, espigones o escolleras provocan una inmovilización de la arena que agrava aún más la situación. La bióloga cuenta que “la turistificación es un problema que cada vez se está extendiendo a más velocidad y que supone un deterioro grave de las condiciones de vida, de las condiciones sociales y también de las ambientales de los sitios en los que se sufre, causando serias dificultades para la población residente”.
ACCIÓN COLECTIVA
La ciudadanía también tiene mucho que decir y hacer ante esta realidad. Prueba de ello fue la cadena humana que se formó el pasado mes de julio en las playas valencianas de Almardá, Corinto y Malvarrosa, que se han visto seriamente deterioradas en estos últimos años. La concentración contó con la participación de decenas de personas de las localidades afectadas que pedían “soluciones duraderas y sostenibles” para frenar la erosión y con la presencia de representantes políticos del Ayuntamiento de Sagunt, que acudieron para mostrar su apoyo a los asistentes. Esta y otras iniciativas las organiza la plataforma SOMOS Mediterrania, un movimiento cívico que opera a nivel nacional y representa a 53 asociaciones que demandan la defensa y regeneración de la costa española.
La responsable de Costas de Greenpeace recuerda que desde 2001, año en el que la organización ecologísta comenzó a observar y estudiar el litoral, se ha visto una “evolución muy grande en cuanto al número de personas y de colectivos involucrados en la protección de la costa”. Pero esto no es suficiente.
ESPERANZA Y SOLUCIONES
Pese a que en España los pronósticos apuntan a un retroceso medio de las playas de 60 metros y aunque la crisis medioambiental en la que estamos inmersos parezca implacable, hay personas que conservan la esperanza, María José Caballero es una de ellas, se niega a no ser optimista y asegura que van a seguir trabajando hasta que se apliquen las soluciones que necesita la costa. Nunca lo han tenido fácil, los activistas medioambientales están acostumbrados a desempeñar un trabajo complicado, en el que deben sortear muchos obstáculos y en el que recibir una negativa siempre es más fácil que escuchar un “adelante”, pero siente que cada vez hay más personas y colectivos dispuestos a comprometerse con la defensa del medioambiente. Con este informe quieren alentar a la población a luchar por uno de nuestros mayores tesoros naturales y transmitir que aún estamos a tiempo de frenar el deterioro y de minimizar los futuros daños.
María José Caballero de la Vega
Responsable del área de Costas (Greenpeace España)
"El informe recopila los últimos datos que existen sobre los impactos a los que se enfrenta el litoral español y quizás la suma de todo sea un poco abrumadora, pero hay que quedarse con la parte de que hay muchas soluciones posibles tanto a nivel local como global y, lo fundamental, es que yo como ciudadana quiero que sigan existiendo playas y costas en buen estado.
Veo que hay muchas soluciones y que no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando a que sea demasiado tarde, así que me quedo con el mensaje de esperanza y de acción antes de que el mar nos engulla, de que el cambio climático nos devore y antes de que dejemos que los gestores de nuestros recursos, es decir, la clase política a la que elegimos cada cuatro años siga mirando para otro lado".
Leer más artículos en el número 648 de la revista Mar del mes de octubre
María José Caballero es miembro de Greenpeace España donde ejerce de responsable de campañas y respuesta rápida. Actualmente está al frente del área de Costas. Su trayectoria profesional y conocimientos sobre el estado del litoral son fundamentales para profundizar en las claves y resultados que ofrece el informe Crisis a Toda Costa 2024.
La bióloga, especializada en Zoología, explica que “la principal intención del informe es recopilar la información que hay sobre las amenazas que ya conocíamos en el litoral”. Greenpeace cumple su propósito en este proyecto que radiografía la situación de 8.000 kilómetros de playas españolas y compila otros trabajos científicos que abordan el tema.
La organización alerta de la rápida degradación que está experimentando este espacio que, de no detenerse, acabará cristalizando en la pérdida de algunas playas para el año 2030. Caballero cuenta que los principales agentes erosionadores del litoral español son amenazas que ya conocíamos como la urbanización, construcción de infraestructuras o barreras artificiales y problemas medioambientales como la contaminación o la excesiva explotación de recursos naturales. El cambio climático afecta a todo el planeta y “tiene un impacto muy grave tanto en la biodiversidad como en las costas españolas.”
Esta crisis no viene sola, la acompañan problemas como la subida del nivel del mar, el incremento de la temperatura de los océanos o el aumento tanto en la frecuencia como en la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos como las olas de calor, tormentas, ciclones, gotas frías (DANA) o inundaciones. La investigadora alerta de que “van a afectar tanto al medioambiente como a sectores económicos como el de la pesca o el turismo”.
PESCADORES AFECTADOS
En el caso del sector pesquero, este se ve perjudicado por el llamado trío letal (el aumento de la temperatura, acidificación y pérdida de oxígeno en el agua), que ha producido una disminución de la pesca y de la producción acuícola en el Mediterráneo y en el Atlántico. Al problema de la escasez de peces se une la proliferación de algas. Los pescadores ven impotentes como, tras horas faenando, al levantar sus redes las encuentran invadidas por algas marinas que aparecen como consecuencia de las altas temperaturas del agua. La bióloga es clara cuando se le pregunta si es posible combinar el trabajo en el mar con la protección del medioambiente “no podemos hablar del futuro del sector del mar si no se conjuga con la defensa del medioambiente. Es la mejor garantía de futuro.”
Recuerda también que no podemos seguir fijándonos solo en los efectos nocivos a corto plazo como se ha hecho históricamente. La pesca y el marisqueo deben ir de la mano de la defensa de los derechos medioambientales “porque la realidad es que no defienden intereses diferentes.”
La subida del nivel del mar preocupa especialmente a los ecologistas, porque, según los expertos, desde 2019 ha doblado la velocidad de 1,6 milímetros por año a 2,8 milímetros. Unas cifras que hay que tener en cuenta porque la regla de Bruun, que calcula el retroceso de las playas, estima que por cada centímetro de subida del nivel del mar se perderá un metro de costa.
Caballero sostiene que hay zonas sensibles que les preocupan especialmente como “la costa que baña las aguas del Golfo de Vizcaya, el Mediterráneo y el Golfo de Valencia”, porque son algunos puntos que están empeorando mucho más de lo esperado.
La pérdida significativa de arena de playa y el retroceso de la línea costera ponen en riesgo a las personas que residen en este entorno porque la ausencia de esta barrera protectora hace que los temporales tengan una mayor incidencia sobre las construcciones e infraestructuras de la zona.
La masificación turística también está dejando huella en las playas de ciudades como Barcelona, Valencia o Palma. Algunas actividades vinculadas al sector turístico como la construcción de paseos marítimos, campos de golf, espigones o escolleras provocan una inmovilización de la arena que agrava aún más la situación. La bióloga cuenta que “la turistificación es un problema que cada vez se está extendiendo a más velocidad y que supone un deterioro grave de las condiciones de vida, de las condiciones sociales y también de las ambientales de los sitios en los que se sufre, causando serias dificultades para la población residente”.
ACCIÓN COLECTIVA
La ciudadanía también tiene mucho que decir y hacer ante esta realidad. Prueba de ello fue la cadena humana que se formó el pasado mes de julio en las playas valencianas de Almardá, Corinto y Malvarrosa, que se han visto seriamente deterioradas en estos últimos años. La concentración contó con la participación de decenas de personas de las localidades afectadas que pedían “soluciones duraderas y sostenibles” para frenar la erosión y con la presencia de representantes políticos del Ayuntamiento de Sagunt, que acudieron para mostrar su apoyo a los asistentes. Esta y otras iniciativas las organiza la plataforma SOMOS Mediterrania, un movimiento cívico que opera a nivel nacional y representa a 53 asociaciones que demandan la defensa y regeneración de la costa española.
La responsable de Costas de Greenpeace recuerda que desde 2001, año en el que la organización ecologísta comenzó a observar y estudiar el litoral, se ha visto una “evolución muy grande en cuanto al número de personas y de colectivos involucrados en la protección de la costa”. Pero esto no es suficiente.
ESPERANZA Y SOLUCIONES
Pese a que en España los pronósticos apuntan a un retroceso medio de las playas de 60 metros y aunque la crisis medioambiental en la que estamos inmersos parezca implacable, hay personas que conservan la esperanza, María José Caballero es una de ellas, se niega a no ser optimista y asegura que van a seguir trabajando hasta que se apliquen las soluciones que necesita la costa. Nunca lo han tenido fácil, los activistas medioambientales están acostumbrados a desempeñar un trabajo complicado, en el que deben sortear muchos obstáculos y en el que recibir una negativa siempre es más fácil que escuchar un “adelante”, pero siente que cada vez hay más personas y colectivos dispuestos a comprometerse con la defensa del medioambiente. Con este informe quieren alentar a la población a luchar por uno de nuestros mayores tesoros naturales y transmitir que aún estamos a tiempo de frenar el deterioro y de minimizar los futuros daños.
María José Caballero de la Vega
Responsable del área de Costas (Greenpeace España)
"El informe recopila los últimos datos que existen sobre los impactos a los que se enfrenta el litoral español y quizás la suma de todo sea un poco abrumadora, pero hay que quedarse con la parte de que hay muchas soluciones posibles tanto a nivel local como global y, lo fundamental, es que yo como ciudadana quiero que sigan existiendo playas y costas en buen estado.
Veo que hay muchas soluciones y que no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando a que sea demasiado tarde, así que me quedo con el mensaje de esperanza y de acción antes de que el mar nos engulla, de que el cambio climático nos devore y antes de que dejemos que los gestores de nuestros recursos, es decir, la clase política a la que elegimos cada cuatro años siga mirando para otro lado".
Leer más artículos en el número 648 de la revista Mar del mes de octubre