Todo el pescado vendido
Pesca
Conocer a pie de barco y de lonja la pesca profesional artesanal de Fuerteventura es toda una experiencia que deja huella. Es una inmersión, no en una forma de trabajar sino en una actitud que sorprende en nuestros días de prisas y materialismo acumulativo. Ya lo decía hace medio siglo el Oso Baloo en El Libro de la Selva: “Si buscas lo más vital, sin nada más ambicionar, Mamá Naturaleza te lo da”. Y es que ése es el mensaje que hay que dar a conocer, los pescadores majoreros pescan para sacar su jornal, en torno a los 1.500 euros mensuales, 2.000 en temporada alta, y no quieren más, de verdad.
Fuerteventura, una isla del archipiélago canario con 210 kilómetros de longitud, es conocida por sus playas de arena blanca y por ser paraíso de los deportes náuticos, incluida la pesca recreativa. Esta isla alberga una joya inmaterial que merece contemplarse en profundidad por ser el círculo casi perfecto de la sostenibilidad pesquera.
La capital, Puerto del Rosario, alberga la dirección local del ISM con dos funcionarios al frente. Por afiliación, los trabajadores del Grupo Primero de buques de pasaje son los más numerosos a los que siguen los que están dados de alta en náutica de recreo y pesca.
Según datos aportados por el Grupo de Acción Costera de Fuerteventura, de 107.000 habitantes solo 120 se dedican actualmente a la pesca extractiva. Ninguna mujer.
Tres cofradías, situadas en las localidades de Corralejo, Gran Tarajal y Morro Jable, agrupan la pesca profesional. Es una pesquería polivalente, menos para el atún rojo que tiene cuota y que es fuente permanente de conflicto. Son muchas las voces que se alzan para pedir que todas las embarcaciones estén también en el censo que les permite obtener cupo de atún rojo. Para todas las Islas Canarias hay solo 248 licencias, lo que este año les permitirá pescar 537,69 toneladas de atún rojo.
Lorenzo Brito, Laura Ojeda y Juan Francisco González
Aquí no hay vedas, salvo para el marisco, las paradas son naturales y las marca el tiempo. Se pesca con caña, aunque de noviembre a febrero con ”mala mar” echan las nasas. Mayo y junio es temporada de viejas, sardinas y longueirones, aunque si hay reboso (mar de fondo) no hay viejas. La sama y el bocinegro quedan para el invierno.
Solo se permiten cuatro meses anuales de marisqueo. Mayo y junio y octubre y noviembre cogen lapa a pie. Esos meses también son de pulpo y cangrejo, que es la carnada para pescar vieja. Desde la embarcación se cogen gambas y quisquillas con nasa. El mejillón está prohibido por sobreexplotación “pero los furtivos sí viven de ello, incluso mucho mejor que antes”, se lamentan.
En el norte de la isla, el puerto de Corralejo se centra a la pesca de bajura con barcos de uno o dos tripulantes, embarcaciones pequeñas de fibra o madera con la caseta en la popa, que solo se alejan hasta 7 millas y trabajan con cañas o nasas. Su pesca objetivo es multiespecie de pequeño tamaño y gamba.
Una jornada pesquera en Corralejo comienza a las 6:30 de la mañana, rumbo al norte. Muchos días regresan a las 10 y una hora más tarde, el pescado que no se queda en la isla, ya está empaquetado listo para viajar “vivo” a Tenerife y Gran Canaria.
RELEVO GENERACIONAL
Pascual Santana, un pescador de 72 años de Corralejo, está encantado de su decisión de mantener una jubilación activa, de seguir pescando y a la vez cobrando la jubilación. Su hijo, que ha heredado oficio y nombre, cree que el futuro es la pesca sostenible, “los pescadores jóvenes somos conscientes de que no podemos esquilmar y por eso hemos rechazado la pesca con trampas. Pescar a anzuelo es nuestra opción. Yo animo a mi propio hijo a dedicarse a la pesca, porque le gusta, pero sin dejar de estudiar”.
Hoy ha sido buena la jornada, nos dicen, sin mar de fondo, sin oleaje y el cielo despejado es ideal para que las viejas se acerquen a la costa y llegar a puerto con unos 90 kilos que se las pagarán a 7 euros el kilo. En otras islas está permitida la pesca de enmalle pero “capturar 700 kilos y que te los paguen 5 euros es malo para el futuro de la pesca y de los pescadores”.
Juan Francisco González lleva cinco años como patrón mayor de la Cofradía de Corralejo. La media de capturas diarias que llega a la lonja ronda los 1.200 kilos. Hay registradas 45 embarcaciones, todos los propietarios son armadores. Ha habido nuevas incorporaciones gracias al curso de patrón local con el que han formado a 20 personas. Seis de ellos ya se han comprado su primera embarcación y el resto se han enrolado para las prácticas. Paradójicamente si algo bueno trajo el COVID 19 fue un incremento del número de personas que se dedican al oficio.
La clave para que siga llegando el relevo es, según Juan Francisco “que el ayuntamiento siga financiando el curso de patrón local cada dos años, que exista un equilibrio entre lo que se pesca y lo que se paga y que sigan mejorando los servicios en el puerto y en los propios barcos”.
En Fuerteventura “los pescadores llegan a tierra con todo el pescado vendido y por eso sabemos que somos un modelo de pesca sostenible. La comercialización agrupada supone no hacernos competencia y que todos cobremos por igual. Desde las cofradías hacemos del control de calidad un método de trabajo”.
Actualmente, la cofradía de Corralejo gestiona otras dos lonjas más en El Cotillo y Puerto del Rosario. Y las cifras lo dicen todo: en los últimos cinco años han pasado a comercializar de 10 a 42 embarcaciones.
POTENCIA Y CABALLAJE
La mayoría de las embarcaciones majoreras tienen 6’5 metros de eslora. Las más grandes 11. Son pocas las que llegan a 15. El caballaje medio es de 95 CV que, según los patrones, es insuficiente para el oleaje de la zona.
“Para salir de puerto con marejada necesitamos caballajes mínimos de 180, pero en Europa no entienden cómo es la pesquería tradicional en las islas, piensan que con más caballos vamos a pescar más o ir más lejos. Todo lo contrario, iríamos más seguros, gastaríamos menos y contaminaríamos menos aún”, dice el patrón mayor de Corralejo. Se da la paradoja de que Europa no les permite comprar motores nuevos con más caballaje a los pesqueros, pero sí a las embarcaciones recreativas que pescan sin control.
Lorenzo Brito es el patrón mayor de Gran Tarajal, también pescador de tercera generación, oficio al que dan continuidad sus dos hijos que también son pescadores y se preparan para sacar el título de patrón de litoral y en un futuro el de mecánico marinero.
Esta cofradía cuenta con 39 barcos en activo y siete empleados. Todos sus asociados son propietarios y armadores. Brito lleva medio año de patrón “no me presenté, son listas abiertas, me eligieron. Todos podemos ser patrón mayor, sale el que más votos tiene. Las elecciones, más limpias imposible. Lo asumes por cuatro años, pero no más, porque a mí lo que me gusta es estar pescando tranquilo y hay que dejar espacio para gente joven con ideas nuevas”.
Practican la pesca polivalente con caña salvo de noviembre a febrero que el mal tiempo solo les permite calar nasas. De enero a marzo es la época del barrilote (bonito) pescado a caña. También tienen algún tambor para morenas. En temporada de atún hay días que ni duermen “salimos por la noche a por la carnada y durante el día pescamos. De enero a marzo el barrilote y la tuna (patudo). A partir de marzo, el atún rojo. En mayo, bonito y rabil y, en septiembre, que ya no hay túnidos, nos dedicamos a la pesca de fondo”.
Cada embarcación solo tiene licencia para doce nasas y por seis meses porque “con nasas sin control o con el enmalle, la pesca no es sostenible, como tampoco lo es la pesca industrial. Cuando hay poco pescado nosotros mismos nos imponemos un cupo, 300 kg de demersales por semana y embarcación” y lo saben por experiencia. Hace 20 años tenían licencias para cien nasas por barco “y casi se acabó con el recurso, así que nos reunimos las tres cofradías y retiramos tambores, nasas y palangre. Por eso nos duele que se nos machaque y se nos acuse de ser los depredadores del mar”.
Los aerogeneradores es otra de sus luchas. Fuerteventura ha sido designada como la isla del archipiélago con más superficie marina apta para albergar parques eólicos flotantes. Su argumento es contundente: “En Portugal se ha demostrado que estos molinos marinos han acabado con toda la vida en dos millas a la redonda. A nosotros nos ponen 100.000 euros de multa si una pardela se engancha en la red y los aerogeneradores las matan a centenares”.
También pelean para que los pesqueros puedan superar las 10 millas de limitación (20 en la temporada de atún) y circular libremente entre islas. ¿Cómo es posible que un velero pueda recorrer el mundo y nosotros no podamos ir de una isla a otra?, se preguntan.
En el ámbito de las propuestas consideran fundamental que se permita embarcar a los jóvenes que muestran interés por el mundo de la pesca profesional: “No se puede fomentar el interés de las nuevas generaciones si todo son prohibiciones. Necesitamos que se regule un permiso para embarcar a personas que quieran conocer la pesca profesional. Desde la cofradía visitamos los colegios y les mostramos los diferentes tipos de especies y artes, pero necesitamos ir más allá. Ya nos ha ocurrido que después de cuatro meses de formación cuando embarcan para las prácticas se dan cuenta de que no les gusta”, insiste Brito, que no puede evitar volver a comparar con la pesca recreativa: “Con un titulín pueden pilotar veleros de más caballaje, embarcar hasta cinco personas para llevarlos a pescar e incluso viajar por todo el mundo sin control”.
PESQUERÍA DE TÚNIDOS
Al sur de la isla, en Morro Jable, Laura Mendoza después de 17 años como secretaria de la cofradía, se emociona al hablar de la implicación y dedicación de los pescadores: “No tienen ni horarios ni días, incluso sus ratos libres son para el mar, recogiendo basura, y por eso me duele el trato injusto que se les da y las escasas cuotas a las que tienen derecho. Están asfixiados por los impuestos, los seguros, sin ayudas y con normativas que les limitan”.
En 2022 en Morro Jable se pescaron 219.550T, de las que 172.595 fueron de atún rojo, según nos comenta el patrón mayor, Juan F. Placeres.
En Morro Jable, la pesquería objetivo son los túnidos, bonito en invierno y atún rojo en verano. Parte viaja a Lanzarote donde lo procesan y otra parte directamente a la península.
El clima y las mareas determinan la pesca y no la demanda. Tienen registradas 14 embarcaciones de entre 7 y 9 metros de eslora y un atunero de 15 metros. La mayoría llevan dos o tres tripulantes a bordo. Ceban con majuga, caballa o sardina que capturan previamente y pescan el atún con caña ¿existe pesca más sostenible?
"Hay que proteger ciertas zonas y especies -afirma Laura Mendoza- pero también hay que proteger al pescador. En Fuerteventura somos modélicos porque nos autorregulamos. Esta semana, por ejemplo, ha llegado una bomba de jureles, pero la venta está floja, solo vendimos 400 kilos, así que frenamos al armador para el día siguiente. Lo que no queremos es regalar el pescado ni coger toda la cuota de atún rojo en un día para tirar los precios”.
En el sur el relevo generacional es más complicado: “¿En qué fallamos en este gremio para que los jóvenes no valoren la pesca como una forma muy digna y sostenible de vida? Fácilmente pueden ganar salarios de 2.000 euros al mes, pero nos cuesta llegar a ellos”, reconoce Laura.
“Necesitamos cursos de formación para patrón de litoral y ayudas para adquirir embarcaciones” y lo dice mirando a una esquina del pantalán donde un atunero lleva dos años amarrado porque no hay patrón de litoral que se ponga al mando.
Pero por otro lado aseguran que tener un barco pesquero “es como tener un artículo de lujo, tenemos cuatro patrones que han vendido sus barcos porque no pueden mantenerlos y ahora pescan como empleados”.
A veces se sienten como los "quijotes" del mar. Su lucha diaria no solamente es contra las inclemencias, los molinos o los costes que les ahogan sino también contra la normativa europea, la mala prensa, los recreativos, los furtivos y los armadores de sofá que “son los que teniendo cuotas de atún rojo. No las pescan sino que las venden sin entender que el mar no es para hacer negocio”.