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Cambio en el presente para un futuro mejor

Habilidades para la vida

01/07/2024

ISM

Sanidad marítima

Purificación Vega
Tripulación de barco trabajando todos juntos tirando de una maroma
Las personas, como seres sociales, se ven obligadas a establecer relaciones con sus semejantes, ya sea en el entorno familiar, educativo, laboral o de ocio. Sin embargo, no siempre es fácil desenvolverse en un determinado contexto social, no por falta de capacidades, sino porque no se han adquirido las habilidades necesarias para hacerlo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1999 definió las habilidades para la vida o competencias psicosociales como “la habilidad de una persona para enfrentarse exitosamente a las exigencias y desafíos de la vida diaria”. Dentro del ámbito de la salud, se ha demostrado que enseñar a desarrollar estas habilidades es la forma más eficaz para establecer comportamientos saludables, tanto de manera individual como colectiva. 
 
Trabajador a bordo mirando una puesta de sol
Trabajador a bordo mirando una puesta de sol.
En general, se reconocen tres clases de habilidades: las sociales o interpersonales (como la comunicación asertiva o la empatía), las cognitivas (como el autoconocimiento, la toma de decisiones o el pensamiento crítico) y las habilidades para el manejo de las emociones (como el estrés).

A continuación, se describen las 10 habilidades identificadas por la OMS:
 
  • Autoconocimiento. Capacidad de conocerse, de saber las propias fortalezas, debilidades, actitudes, valores y recursos personales y sociales con que uno cuenta para la vida y para enfrentarse a la adversidad.
  • Manejo de emociones y sentimientos. La habilidad para explorar las propias emociones (qué nos pone en movimiento y qué nos paraliza) y saber cómo gestionarlas influye en el comportamiento de las personas. Las de más difícil manejo, como la ira y la violencia, pueden tener resultados nocivos para la salud.
  • Manejo de la tensión y el estrés. Es la habilidad de reconocer las circunstancias de la vida que causan estrés para afrontarlas de manera constructiva y eliminarlas o reducirlas de forma saludable, aprendiendo a evitar que el estrés se convierta en crónico o permanente.
  • Comunicación asertiva. Supone la capacidad de expresar con claridad lo que se piensa, siente o necesita, autoafirmando los propios derechos, sin dejarse manipular ni manipular a los demás, respetando a las demás personas y teniendo en cuenta el contexto (revisando la adecuación de las palabras, el momento, el lugar y las circunstancias). 
  • Empatía. La habilidad para imaginar cómo es la vida de otra persona, qué siente y ponerse en su lugar para comprender mejor sus reacciones, emociones y opiniones. Tener empatía ayuda a aceptar la diversidad y mejora las relaciones interpersonales e implica una escucha atenta, apagar el juicio, reconocer que la propia no es la única forma válida de ser persona, y pasar a la acción, colaborando en la superación de situaciones injustas o inequitativas que viven otras personas.
  • Relaciones interpersonales. Capacidad de establecer y mantener relaciones interpersonales basadas en el respeto, la igualdad (sin sentirse menos ni más que nadie) y la autenticidad de las partes (sin fingimientos) para interactuar demodo positivo con las personas de su entorno, y, a la vez, terminar con las relaciones que sean tóxicas, esto es, que bloqueen el propio crecimiento personal.
  • Manejo de conflictos. Aceptando que el conflicto es parte de la condición humana, el reto está en desarrollar estrategias constructivas, es decir, que ayuden a manejarlos de manera que sean un estímulo para el desarrollo y favorezca el cambio y el crecimiento personal. A veces, más que fuerza, los problemas nos piden flexibilidad, levedad, desechar prejuicios, tener la mente abierta.
  • Toma de decisiones. Decidir significa actuar proactivamente para marcar el rumbo de la propia vida, para hacer que las cosas sucedan en vez de limitarse a dejar que ocurran como consecuencia del azar, las costumbres, terceras personas u otros factores externos. 
  • Pensamiento creativo. Supone la capacidad para idear algo nuevo, relacionar algo conocido de forma innovadora o apartarse de esquemas de pensamiento o conducta habituales. La creatividad permite y enseña a llenarse de “primeras veces” para recuperar la curiosidad y el asombro.
  • Pensamiento crítico. Es la habilidad que permite analizar de manera objetiva la información disponible junto con la experiencia para llegar a conclusiones propias. La persona crítica no acepta la realidad de manera pasiva, “porque siempre ha sido así”. Por el contrario, se hace preguntas, se cuestiona rutinas, investiga, obteniendo cada vez mejores argumentos y razones para orientar nuestro comportamiento.
Desarrollar estas capacidades no es un hecho que suceda de la noche a la mañana, pero se pueden mejorar con práctica y constancia. Algunas estrategias para fomentar su desarrollo son: la educación y la formación mediante cursos o talleres, la práctica de la autoconciencia tomando tiempo para reflexionar sobre las emociones, pensamientos y comportamientos propios, la búsqueda de apoyo ya sea de familiares, amigos o profesionales y el aprendizaje de los errores como una oportunidad para aprender y crecer.

En conclusión, el desarrollo de las habilidades para la vida es fundamental porque te ayuda a afrontar los desafíos cotidianos, mejorara tu bienestar emocional y relaciones interpersonales, aumentado la capacidad para adaptarte a diferentes situaciones, te permite ser más resiliente y tener una vida más satisfactoria en general.

Purificación Vega, médico de Sanidad Marítima

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