El portal de ciencia ciudadana para la investigación marina

Observadores del Mar

01/07/2022

Medio Ambiente

Anabel Gutiérrez
Submarinista fondo marino

La plataforma Observadores del Mar, promovida por el Institut de Ciències del Mar (ICM) de Barcelona, es ya la plataforma de ciencia ciudadana marina de referencia en España. Colabora con otros centros marinos del CSIC que busca dinamizar una red de investigación integrada por la ciudadanía y la comunidad científica a través del desarrollo de actividades destinadas a la conservación del medio marino. Entre ellos se encuentran el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB), el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA), el Sistema de Observación y Predicción Costero de las Islas Baleares (SOCIB) y el Instituto Español de Oceanografía (IEO).

En la actualidad, cuenta con 3.796 observadores y 384 entidades que han realizado 16.875 observaciones distribuidas en 16 proyectos: corales, peces exóticos, medusas, crustáceos decápodos, peces mediterráneos,aves marinas, algas invasoras, praderas marinas en reproducción,caballitos y pipas de mar, nacras, desiertos submarinos,micro plásticos, basura marina,peces y calentamiento, tiburones y rayas y artefactos de pesca perdidoso abandonados.

CÓMO FUNCIONA

Fiona Tomas Nash, científica titular del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA) y coordinadora de dos de los proyectos (algas invasoras y praderas marinas), invita a cualquier persona que se encuentre en alguna zona concreta del litoral o que le interese alguno de estos proyectos, a entrar en la página www.observadoresdelmar.es:“Allí encontrará toda la información, podrá ponerse en contacto con el responsable de alguno de los proyectos, consultar cualquier duda y recabar datos. Hacerse observador es facilísimo, solo se necesita registrar una dirección de correo electrónico y ya está”, dice. Una vez realizado este registro, el ciudadano puede subir fotos, consultar un mapa con todas las observaciones que se han hecho y filtrar esta información por zona y por especie o proyecto de investigación. Fiona Tomas explica que “una vez subida la foto, el responsable del proyecto tiene que validar la observación antes de publicarse, para comprobar que no hay errores”.

Foto aportada por Javier Atero para el proyecto coral​​​​

Gracias a la participación ciudadana, se ha detectado, por ejemplo, la ampliación de la distribución de especies invasoras como el alga Caulerpa cylindracea, hacia el norte del Mediterráneo, o la llegada del pez globo tóxico Lagocephalus sceleratus al Estrecho de Gibraltar, el punto más occidental del Mediterráneo en el que ha sido avistado. También se ha alertado de forma temprana de impactos sobre la biodiversidad, como la mortalidad masiva desencadenada por un patógeno en las poblaciones de nacra Pinna nobilis, molusco emblemático del Mediterráneo, o el impacto de las olas de calor marinas en los corales mediterráneos.

“Para mí es fundamental la comunicación entre la ciencia y la sociedad -asegura Fiona Nash-, primero porque la ciencia se nutre de dinero público es deber de la ciencia intentar transmitir qué es lo que estamos haciendo. Pero además, en este proyecto, se enseña cómo se hace ciencia. No solo explicamos la problemática, sino que ayudamos a generar un pensamiento crítico, a distinguir buena de mala información”.

Foto aportada por Iván Ruiz al proyecto algas invasoras

Para entender esto hay que explicar que la plataforma Observado­res del Mar se organiza en base a un grupo coordinador central y 16 proyectos liderados por científicos que, además de coordinar la información de su competencia y validar las fotografías de los observadores, ofrece formación, asesoramiento y charlas a los que llaman “observadores centinela”. “Son, por ejemplo, los clubes de buceo, escuelas que están interesados en hacer una observación más constante”, aclara Fiona Nash. A estos observadores se les ofrece una formación específica a cambio de que se comprometan a realizar observaciones constantes, una o dos veces al año.

DE GRAN IMPORTANCIA

Fiona Nash lidera dos de los 16 proyectos en los que trabaja: algas invasoras y praderas marinas. "La observación ciudadana, por ejemplo, de algas invasoras, es muy importante porque tiene impactos muy negativos en los ecosistemas nativos, especialmente en el Mediterráneo”, asegura.

No solo los ciu­dadanos colaboran en la detección de especies, sino que ayudan a es­tablecer cómo se están expandiendo. Por ejemplo, “si se alerta sobre determinadas algas invasoras en un sitio concreto, luego desaparecen y reaparecen de nuevo en un puerto, podemos deducir que el traslado se ha realizado a través de barcos”.

El otro proyecto que lidera Fiona Tomas Nash, el de praderas marinas, necesita la colaboración ciudadana para identificar los periodos de reproducción de estas plantas. Por eso propone a los ciudadanos que envíen fotos de frutos marinos cuando los vean. “Sabemos que son muy importantes a nivel de generar hábitats para muchos peces, de incorporar carbono y por lo tanto muy beneficiosas para el cambio climático, pero desconocemos muchos datos sobre su reproducción”.

Foto aportada por Teresa para el proyecto medusas

La ciencia está limitada en recursos y personal. Por eso para Fiona “la ciencia ciudadana es muy válida y cuanto más se extienda, mejor”.

QUÉ ES LA CIENCIA CIUDADANA

La ciencia ciudadana es una actividad en la que científicos no profesionales participan voluntariamente en la recolección, el análisis y la diseminación de datos de proyectos científicos. A estos voluntarios, que pueden llegar a ser cientos de miles, se les denomina “ciudadanos científicos”. Son perso­nas, diseminadas por todo el planeta, que no poseen (necesariamente) una formación específica en ciencia y que donan voluntariamente parte de su tiempo para participar en el proceso científico.

La ciencia ciudadana, como fenómeno, se desarrolló por primera vez en observación meteorológica y en el campo de la biología. Proyectos como el “Christmas Bird Counting”, por ejemplo, para el seguimiento de la migra­ción de especies, se remonta a 1900.

La crisis climática, la sobrepesca y la contaminación marina, entre muchas otras amenazas antropogénicas, están poniendo en jaque el futuro del océano. Ante este escenario, es urgente mejorar y consolidar los esfuerzos de conservación marina. Por ello, las Naciones Unidas han declarado esta década como la Década de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, cuyo objetivo es abordar las lagunas de conocimiento para aumentar las acciones de conservación de los océanos por parte de Gobiernos y comunidades. La ciencia ciudadana marina se erige como una herramienta prometedora para alcanzar estos objetivos relacionados con la conservación marina en todo el mundo. Además, puede mejorar la alfabe­tización científica del público, ya que permite a las comunidades compro­meterse con el océano. A su vez, el hecho de basar la ciencia ciudadana marina en las comunidades hace que los resultados se puedan aplicar más rápidamente en las políticas y en la gestión.

 

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