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OCIO Y ENTRETENIMIENTO A BORDO
Vida más allá del trabajo
28/11/2024
Marina mercante
José María Núñez de Castro Hervás
El ocio a bordo de los barcos permite desempeñar un papel crucial en la salud mental y el bienestar de la tripulación, proporcionando un escape del trabajo y de las condiciones a menudo duras del mar. Disponer de tiempo libre para relajarse y participar en actividades recreativas ayuda a combatir la monotonía y el aislamiento. Las actividades de ocio fomentan la camaradería y crean un ambiente más ameno, lo cual es esencial para mantener un ambiente laboral saludable en un entorno confinado.
Los buques a menudo están equipados con gimnasios básicos que incluyen pesas, cintas de correr, bicicletas estáticas y otros equipos de ejercicio. El deporte no solo es una forma de mantenerse en forma, sino también de liberar tensiones acumuladas durante el trabajo.
Algunos buques disponen de espacios al aire libre para jugar al baloncesto, al voleibol o practicar otros deportes, siempre y cuando las condiciones meteorológicas lo permitan.
Al respecto, David León, jefe de máquinas del buque asistencial Esperanza del Mar, comenta: ”Yo me traigo siempre un libro. Vemos la televisión, sobre todo las noticias y los deportes, lo hacemos en grupo cuando nos gusta a todos el tipo de competición. En la cubierta de botes los marineros de vez en cuando hacen torneos de ajedrez, se juega a las cartas o desarrollan otras actividades a las que yo no suelo ir. Van también allí a jugar los oficiales, ya que no estamos segregados”.
Nuria Florido, marinera del mismo barco nos comenta: “Los que coincidimos en tiempo libre jugamos al chinchón y al cinquillo. También nos gusta hacer competiciones de ajedrez y nos entretienen mucho los puzles y en ocasiones jugamos unos cartoncillos de bingo. Además, yo me programo para poder ir al gimnasio durante la semana y con buen tiempo pasear por el helipuerto escuchando música con mis cascos. Yo que estoy fija tengo televisión en mi camarote y como tenemos wifi veo series de alguna plataforma”.
PANTALLAS DIGITALES
Actualmente es habitual que la tripulación pueda ver películas, series y documentales, incluso organizar noches de cine, lo que permite un momento de desconexión, evasión y diversión en grupo.
Juan Martín, primer oficial del ro-ro/portacontenedores de la naviera Bernhard Schulte Canarias SAU, comenta: ”Entro de guardia de 04:00 a 08:00 y de 16:00 a 20:00 durante la navegación. En tierra tengo que estar trabajando todo el tiempo que dura la operativa en puerto. En mi tiempo libre lo principal es descansar. En mi camarote hago abdominales, veo películas y me comunico con la familia. Los compañeros hacen ejercicio en el gimnasio y cuando la situación lo permite se monta una red de bádminton en la cubierta de coches”.
Es común que las cabinas individuales cuenten con televisores y reproductores de DVD o servicios de streaming, cuando hay conexión a internet disponible. Esto permite a los tripulantes disfrutar de su tiempo libre de manera más personalizada. En la era digital, los videojuegos han ganado popularidad siendo una opción de recreo para aquellos que disfrutan de este tipo de entretenimiento, ya sea en solitario o en partidas de multijugador con otros compañeros.
Álvaro Mediavilla, tripulante del buque tanque Villarreal, dice: “Nos distraemos mucho viendo un interesante partido en la televisión o evento deportivo. A algunos compañeros les gusta jugar torneos de fútbol en la consola. También nos gusta hacer deporte para estar en buena forma física. Yo particularmente me entretengo con las construcciones de Lego“.
ACTIVIDADES SOCIALES
Las celebraciones a bordo de eventos importantes, como el Año Nuevo, cumpleaños o festividades locales, son momentos especiales que ayudan a reforzar los lazos entre la tripulación. Algunos barcos organizan fiestas temáticas o barbacoas en cubierta, siempre que las condiciones climatológicas lo permitan.
Jessica Gil comenta: “Como capitán de buque offshore de asistencia a plataforma petrolífera en el Mar del Norte, pasamos 28 días sin pisar tierra y por ello tenemos varias formas de pasar el tiempo libre. Siempre hay una esperada competición de dardos que dura los días de navegación, y que se anuncia en la pizarra del barco cada viernes, para la partida del sábado. También nos divertimos mucho jugando a la Wii sports, pass the pig, dominó y bingo”.
DESAFÍOS Y BARRERAS
A pesar de los esfuerzos por ofrecer actividades recreativas, los barcos tienen un espacio limitado, por lo que no siempre es posible contar con instalaciones amplias. Los gimnasios suelen ser pequeños y las áreas de esparcimiento son reducidas, lo que puede limitar las opciones de entretenimiento.
Claudio Villar, patrón del pesquero de altura Lalandii 1 de Nueva Pescanova, nos comenta: ”Nosotros faenamos a la merluza en el caladero de Namibia siendo nuestro puerto base Walvis Bay. En este caladero no realizamos navegaciones grandes, de días, como sí que se hacen en otros caladeros lejanos, aquí dependiendo de la zona a donde se vaya a pescar suelen ser navegaciones de 12 horas. La tripulación suele emplear su tiempo en hablar con su familia, jugar a juegos de mesa (cartas o dominó), leer y algunos hasta traen sus pesas para poder hacer algo de ejercicio. El espacio donde se suele jugar a los juegos de mesa es en el propio comedor de marinería del barco, donde se nota bien cuando están jugando debido a que se les escucha y se nota bastante ambiente allí reunido. La zona donde suelen ponerse a hacer ejercicio es en el castillo de proa, aquí suele haber siempre tripulantes, unos hablando de sus cosas y otros haciendo ejercicio”.
La conexión a internet en alta mar es limitada y costosa, lo que puede restringir el acceso a servicios de streaming, redes sociales o juegos en línea. Esto puede ser un inconveniente para la tripulación, especialmente para los marineros más jóvenes, que están acostumbrados a la conectividad constante en las redes sociales.
El mal tiempo puede impedir el acceso a actividades al aire libre, como el deporte en cubierta. En situaciones de tormenta o fuerte oleaje, las opciones de ocio se reducen considerablemente, lo que puede afectar el ánimo de la tripulación.
En algunos barcos, las políticas de la compañía limitan el acceso al uso de dispositivos electrónicos en determinadas áreas. Estas restricciones, aunque se establecen por motivos de seguridad, pueden reducir las opciones de ocio disponibles.
Antonio Toledo, capitán del crucero Azamara Journey comenta al respecto: “El especialista de recursos humanos se encarga sólo y exclusivamente de preparar actividades y de estar incentivando los momentos de ocio de los 390 tripulantes. Generamos un calendario mensual con excursiones para la tripulación en los puertos que visitamos. Disponemos de bar y espacios abiertos, así como un gimnasio. Tenemos mesas de ping-pong, dardos, instrumentos musicales como batería guitarra eléctrica, teclado y karaoke. Realizamos fiestas todos los meses que pueden ser temáticas como Halloween, o para celebrar los días de la independencia de los países que tienen más representación de la dotación”.
Aunque los desafíos persisten, la variedad de actividades disponibles y la creciente inversión en mejores condiciones a bordo están transformando la experiencia de la vida en el mar.
A bordo de un buque, sobre todo en travesías largas, se estructuran rígidamente los tiempos de trabajo, pero también los de ocio. Nos referimos a los momentos entre guardias, al tiempo libre del tripulante. La psicología, en este caso, se enfoca en comprender los procesos mentales, emocionales y sociales que subyacen a las experiencias vinculadas al ocio, más aún en un ambiente tan característico como es el de un buque, una institución total. Un gran porcentaje de los posibles factores negativos relacionados con trabajar a bordo pueden ser subsanados, en parte, por el buen uso de los tiempos de ocio y entretenimiento. Así pues, se contemplan como beneficios directos: reducir el estrés, fortalecer las relaciones sociales entre la tripulación, reducir la soledad, aumentar la creatividad, la imaginación y la generación de nuevas ideas y, entre otras muchas, promover el ejercicio físico y el bienestar emocional del tripulante. Un buque emocionalmente sano es un buque con tripulaciones que aprovechan y disfrutan de su tiempo de entretenimiento. Cualquier experiencia de ocio compartida siempre es mejor que el disfrute en solitario de la actividad. La clave se fundamenta en la buena gestión y aprovechamiento de dicho tiempo por parte del tripulante, así como los medios y facilidades que se le pongan a su disposición. Resulta fundamental potenciar y fomentar la cultura del ocio entre los tripulantes, evitando así conductas de aislamiento o bloqueo social a bordo. Igualmente, cuando sea posible, el atraque en puerto debe ser aprovechado: mejor una experiencia compartida fuera del buque, que agotar el tiempo libre a bordo y en solitario. En el otro extremo, podemos encontrar conductas que, bajo una falsa apariencia de entretenimiento, pueden ocultar otro tipo de conductas contraproducentes.
En resumen, frente a la importancia del ocio, se deben potenciar las acciones que fomenten dicha cultura entre la tripulación. Tanto los agentes clave del transporte marítimo (comenzando por la propia construcción naval), como los propios puertos, tienen que estar receptivos a esta necesidad.
EVOLUCIÓN DEL OCIO A BORDO
Las actividades recreativas fomentan el compañerismo y mejoran la calidad de vida, haciendo que en alta mar sea más llevadera y satisfactoria para todos.
La industria marítima ha empezado a reconocer la importancia de mejorar las condiciones, invirtiendo en mejores instalaciones de ocio y en la modernización de los barcos para ofrecer más opciones de entretenimiento.
Se están implementando programas de bienestar que incluyen actividades de ocio planificadas, talleres y recursos para la salud mental, reconociendo que una tripulación feliz y saludable es fundamental para el buen funcionamiento del barco.
Jesús Manuel Alzola, capitán del buque asistencial Juan de la Cosa nos comenta que “el tiempo de ocio es también una parte muy importante del día a día ya que estamos en un espacio limitado durante mucho tiempo. La manera de disfrutarlo de cada tripulante es muy particular, algunos desarrollan sus aficiones, como tocar algún instrumento musical, en la bodega para no molestar, o la pintura. Nos reunimos en las cámaras al final de la jornada bien para charlar, ver TV satélite, sobre todo disfrutar de los eventos deportivos o incluso organizar partidas de juegos de mesa. Nuestra biblioteca tiene una amplia oferta de volúmenes que va aumentado con donaciones de los propios tripulantes”.
La lectura es una actividad que permite desconectar del entorno de trabajo y sumergirse en otras realidades, siendo una excelente forma de evasión, y entretenimiento a bordo, además de una fuente de conocimiento.
La realización de cursos on line en aquellos momentos que se pueda estar conectado, preparar oposiciones, escribir un diario, entretenerse con libros de pasatiempos, construir maquetas o cuadros de nudos, son actividades también beneficiosas.
Las actividades de ocio y tiempo libre a bordo son muy importantes para el mantenimiento del bienestar mental y físico del marino embarcado, contribuyendo a combatir el aislamiento, la rutina, el estrés y la fatiga. En los últimos años, el uso de dispositivos móviles y tabletas ha experimentado un aumento significativo en diversas áreas laborales, incluidas las industrias marítimas. Si bien estos dispositivos pueden ser herramientas útiles para la comunicación y el entretenimiento a bordo, su uso excesivo puede conllevar consecuencias negativas para la salud, especialmente en aquellos trabajadores previamente expuestos a los riesgos derivados del uso de pantallas de visualización de datos.
Entre las principales alteraciones físicas que ocasiona el abuso de estos dispositivos destacan desde la fatiga ocular y visión borrosa hasta dolores de cabeza o mala focalización, problemas de postura que afectan al cuello, espalda y hombros, dolor en el pulgar o problemas de audición irreversibles por escuchar música a alto volumen con los auriculares y el sedentarismo, que a su vez aumenta el riesgo de desarrollar obesidad, enfermedades cardiovasculares y problemas metabólicos.
Asimismo, la utilización excesiva de estos aparatos puede comprometer la salud mental al incrementar el aislamiento social, la fatiga mental, y la calidad del sueño por la luz azul emitida por estos aparatos que disminuye la segregación de melatonina, hormona que regula el ciclo sueño vigilia, y aumenta los niveles de cortisol, hormona del estrés lo que impide a la persona dormir de forma adecuada.
En la medida de lo posible, es recomendable promover a bordo la realización de actividades de ocio en grupo, que permiten a los marinos compartir intereses comunes y fortalecer los lazos de compañerismo, creando espacios de interacción donde la tripulación pueda socializar, con actividades grupales como noches de cine, juegos de mesa o incluso competiciones deportivas, talleres de arte, música, cocina, lectura o escritura.
Ver número 650 Revista MAR
Los buques a menudo están equipados con gimnasios básicos que incluyen pesas, cintas de correr, bicicletas estáticas y otros equipos de ejercicio. El deporte no solo es una forma de mantenerse en forma, sino también de liberar tensiones acumuladas durante el trabajo.
Algunos buques disponen de espacios al aire libre para jugar al baloncesto, al voleibol o practicar otros deportes, siempre y cuando las condiciones meteorológicas lo permitan.
Al respecto, David León, jefe de máquinas del buque asistencial Esperanza del Mar, comenta: ”Yo me traigo siempre un libro. Vemos la televisión, sobre todo las noticias y los deportes, lo hacemos en grupo cuando nos gusta a todos el tipo de competición. En la cubierta de botes los marineros de vez en cuando hacen torneos de ajedrez, se juega a las cartas o desarrollan otras actividades a las que yo no suelo ir. Van también allí a jugar los oficiales, ya que no estamos segregados”.
Nuria Florido, marinera del mismo barco nos comenta: “Los que coincidimos en tiempo libre jugamos al chinchón y al cinquillo. También nos gusta hacer competiciones de ajedrez y nos entretienen mucho los puzles y en ocasiones jugamos unos cartoncillos de bingo. Además, yo me programo para poder ir al gimnasio durante la semana y con buen tiempo pasear por el helipuerto escuchando música con mis cascos. Yo que estoy fija tengo televisión en mi camarote y como tenemos wifi veo series de alguna plataforma”.
PANTALLAS DIGITALES
Actualmente es habitual que la tripulación pueda ver películas, series y documentales, incluso organizar noches de cine, lo que permite un momento de desconexión, evasión y diversión en grupo.
Juan Martín, primer oficial del ro-ro/portacontenedores de la naviera Bernhard Schulte Canarias SAU, comenta: ”Entro de guardia de 04:00 a 08:00 y de 16:00 a 20:00 durante la navegación. En tierra tengo que estar trabajando todo el tiempo que dura la operativa en puerto. En mi tiempo libre lo principal es descansar. En mi camarote hago abdominales, veo películas y me comunico con la familia. Los compañeros hacen ejercicio en el gimnasio y cuando la situación lo permite se monta una red de bádminton en la cubierta de coches”.
Es común que las cabinas individuales cuenten con televisores y reproductores de DVD o servicios de streaming, cuando hay conexión a internet disponible. Esto permite a los tripulantes disfrutar de su tiempo libre de manera más personalizada. En la era digital, los videojuegos han ganado popularidad siendo una opción de recreo para aquellos que disfrutan de este tipo de entretenimiento, ya sea en solitario o en partidas de multijugador con otros compañeros.
Álvaro Mediavilla, tripulante del buque tanque Villarreal, dice: “Nos distraemos mucho viendo un interesante partido en la televisión o evento deportivo. A algunos compañeros les gusta jugar torneos de fútbol en la consola. También nos gusta hacer deporte para estar en buena forma física. Yo particularmente me entretengo con las construcciones de Lego“.
ACTIVIDADES SOCIALES
Las celebraciones a bordo de eventos importantes, como el Año Nuevo, cumpleaños o festividades locales, son momentos especiales que ayudan a reforzar los lazos entre la tripulación. Algunos barcos organizan fiestas temáticas o barbacoas en cubierta, siempre que las condiciones climatológicas lo permitan.
Jessica Gil comenta: “Como capitán de buque offshore de asistencia a plataforma petrolífera en el Mar del Norte, pasamos 28 días sin pisar tierra y por ello tenemos varias formas de pasar el tiempo libre. Siempre hay una esperada competición de dardos que dura los días de navegación, y que se anuncia en la pizarra del barco cada viernes, para la partida del sábado. También nos divertimos mucho jugando a la Wii sports, pass the pig, dominó y bingo”.
DESAFÍOS Y BARRERAS
A pesar de los esfuerzos por ofrecer actividades recreativas, los barcos tienen un espacio limitado, por lo que no siempre es posible contar con instalaciones amplias. Los gimnasios suelen ser pequeños y las áreas de esparcimiento son reducidas, lo que puede limitar las opciones de entretenimiento.
Claudio Villar, patrón del pesquero de altura Lalandii 1 de Nueva Pescanova, nos comenta: ”Nosotros faenamos a la merluza en el caladero de Namibia siendo nuestro puerto base Walvis Bay. En este caladero no realizamos navegaciones grandes, de días, como sí que se hacen en otros caladeros lejanos, aquí dependiendo de la zona a donde se vaya a pescar suelen ser navegaciones de 12 horas. La tripulación suele emplear su tiempo en hablar con su familia, jugar a juegos de mesa (cartas o dominó), leer y algunos hasta traen sus pesas para poder hacer algo de ejercicio. El espacio donde se suele jugar a los juegos de mesa es en el propio comedor de marinería del barco, donde se nota bien cuando están jugando debido a que se les escucha y se nota bastante ambiente allí reunido. La zona donde suelen ponerse a hacer ejercicio es en el castillo de proa, aquí suele haber siempre tripulantes, unos hablando de sus cosas y otros haciendo ejercicio”.
La conexión a internet en alta mar es limitada y costosa, lo que puede restringir el acceso a servicios de streaming, redes sociales o juegos en línea. Esto puede ser un inconveniente para la tripulación, especialmente para los marineros más jóvenes, que están acostumbrados a la conectividad constante en las redes sociales.
El mal tiempo puede impedir el acceso a actividades al aire libre, como el deporte en cubierta. En situaciones de tormenta o fuerte oleaje, las opciones de ocio se reducen considerablemente, lo que puede afectar el ánimo de la tripulación.
En algunos barcos, las políticas de la compañía limitan el acceso al uso de dispositivos electrónicos en determinadas áreas. Estas restricciones, aunque se establecen por motivos de seguridad, pueden reducir las opciones de ocio disponibles.
Antonio Toledo, capitán del crucero Azamara Journey comenta al respecto: “El especialista de recursos humanos se encarga sólo y exclusivamente de preparar actividades y de estar incentivando los momentos de ocio de los 390 tripulantes. Generamos un calendario mensual con excursiones para la tripulación en los puertos que visitamos. Disponemos de bar y espacios abiertos, así como un gimnasio. Tenemos mesas de ping-pong, dardos, instrumentos musicales como batería guitarra eléctrica, teclado y karaoke. Realizamos fiestas todos los meses que pueden ser temáticas como Halloween, o para celebrar los días de la independencia de los países que tienen más representación de la dotación”.
Aunque los desafíos persisten, la variedad de actividades disponibles y la creciente inversión en mejores condiciones a bordo están transformando la experiencia de la vida en el mar.
A bordo de un buque, sobre todo en travesías largas, se estructuran rígidamente los tiempos de trabajo, pero también los de ocio. Nos referimos a los momentos entre guardias, al tiempo libre del tripulante. La psicología, en este caso, se enfoca en comprender los procesos mentales, emocionales y sociales que subyacen a las experiencias vinculadas al ocio, más aún en un ambiente tan característico como es el de un buque, una institución total. Un gran porcentaje de los posibles factores negativos relacionados con trabajar a bordo pueden ser subsanados, en parte, por el buen uso de los tiempos de ocio y entretenimiento. Así pues, se contemplan como beneficios directos: reducir el estrés, fortalecer las relaciones sociales entre la tripulación, reducir la soledad, aumentar la creatividad, la imaginación y la generación de nuevas ideas y, entre otras muchas, promover el ejercicio físico y el bienestar emocional del tripulante. Un buque emocionalmente sano es un buque con tripulaciones que aprovechan y disfrutan de su tiempo de entretenimiento. Cualquier experiencia de ocio compartida siempre es mejor que el disfrute en solitario de la actividad. La clave se fundamenta en la buena gestión y aprovechamiento de dicho tiempo por parte del tripulante, así como los medios y facilidades que se le pongan a su disposición. Resulta fundamental potenciar y fomentar la cultura del ocio entre los tripulantes, evitando así conductas de aislamiento o bloqueo social a bordo. Igualmente, cuando sea posible, el atraque en puerto debe ser aprovechado: mejor una experiencia compartida fuera del buque, que agotar el tiempo libre a bordo y en solitario. En el otro extremo, podemos encontrar conductas que, bajo una falsa apariencia de entretenimiento, pueden ocultar otro tipo de conductas contraproducentes.
En resumen, frente a la importancia del ocio, se deben potenciar las acciones que fomenten dicha cultura entre la tripulación. Tanto los agentes clave del transporte marítimo (comenzando por la propia construcción naval), como los propios puertos, tienen que estar receptivos a esta necesidad.
EVOLUCIÓN DEL OCIO A BORDO
Las actividades recreativas fomentan el compañerismo y mejoran la calidad de vida, haciendo que en alta mar sea más llevadera y satisfactoria para todos.
La industria marítima ha empezado a reconocer la importancia de mejorar las condiciones, invirtiendo en mejores instalaciones de ocio y en la modernización de los barcos para ofrecer más opciones de entretenimiento.
Se están implementando programas de bienestar que incluyen actividades de ocio planificadas, talleres y recursos para la salud mental, reconociendo que una tripulación feliz y saludable es fundamental para el buen funcionamiento del barco.
Jesús Manuel Alzola, capitán del buque asistencial Juan de la Cosa nos comenta que “el tiempo de ocio es también una parte muy importante del día a día ya que estamos en un espacio limitado durante mucho tiempo. La manera de disfrutarlo de cada tripulante es muy particular, algunos desarrollan sus aficiones, como tocar algún instrumento musical, en la bodega para no molestar, o la pintura. Nos reunimos en las cámaras al final de la jornada bien para charlar, ver TV satélite, sobre todo disfrutar de los eventos deportivos o incluso organizar partidas de juegos de mesa. Nuestra biblioteca tiene una amplia oferta de volúmenes que va aumentado con donaciones de los propios tripulantes”.
La lectura es una actividad que permite desconectar del entorno de trabajo y sumergirse en otras realidades, siendo una excelente forma de evasión, y entretenimiento a bordo, además de una fuente de conocimiento.
La realización de cursos on line en aquellos momentos que se pueda estar conectado, preparar oposiciones, escribir un diario, entretenerse con libros de pasatiempos, construir maquetas o cuadros de nudos, son actividades también beneficiosas.
Las actividades de ocio y tiempo libre a bordo son muy importantes para el mantenimiento del bienestar mental y físico del marino embarcado, contribuyendo a combatir el aislamiento, la rutina, el estrés y la fatiga. En los últimos años, el uso de dispositivos móviles y tabletas ha experimentado un aumento significativo en diversas áreas laborales, incluidas las industrias marítimas. Si bien estos dispositivos pueden ser herramientas útiles para la comunicación y el entretenimiento a bordo, su uso excesivo puede conllevar consecuencias negativas para la salud, especialmente en aquellos trabajadores previamente expuestos a los riesgos derivados del uso de pantallas de visualización de datos.
Entre las principales alteraciones físicas que ocasiona el abuso de estos dispositivos destacan desde la fatiga ocular y visión borrosa hasta dolores de cabeza o mala focalización, problemas de postura que afectan al cuello, espalda y hombros, dolor en el pulgar o problemas de audición irreversibles por escuchar música a alto volumen con los auriculares y el sedentarismo, que a su vez aumenta el riesgo de desarrollar obesidad, enfermedades cardiovasculares y problemas metabólicos.
Asimismo, la utilización excesiva de estos aparatos puede comprometer la salud mental al incrementar el aislamiento social, la fatiga mental, y la calidad del sueño por la luz azul emitida por estos aparatos que disminuye la segregación de melatonina, hormona que regula el ciclo sueño vigilia, y aumenta los niveles de cortisol, hormona del estrés lo que impide a la persona dormir de forma adecuada.
En la medida de lo posible, es recomendable promover a bordo la realización de actividades de ocio en grupo, que permiten a los marinos compartir intereses comunes y fortalecer los lazos de compañerismo, creando espacios de interacción donde la tripulación pueda socializar, con actividades grupales como noches de cine, juegos de mesa o incluso competiciones deportivas, talleres de arte, música, cocina, lectura o escritura.
Ver número 650 Revista MAR