Peces más sanos
Acuicultura
La salud de los animales influye en la de las personas. Por eso, uno de los principales objetivos del equipo de microbiología y parasitología de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) es garantizar que los pescados de cultivo llegan en óptimas condiciones sanitarias a los consumidores. Juan Luis Barja, profesor e investigador del grupo, relata los avances obtenidos en tratamientos aplicados a especies acuícolas como rodaballo, dorada y lubina.
Coordinado por la doctora, Alicia Estévez, el grupo de investigación de microbiología y parasitología desarrolla su labor en el Instituto de Acuicultura del Centro de Investigaciones Biológicas de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) donde se ha especializado en el diagnóstico, la prevención y el control de las principales patologías bacterianas y virales que afectan a especies acuícolas y de moluscos. Otra de las líneas de investigación en las que destaca es la seguridad alimentaria y ambiental.
“Somos un grupo grande, compuesto por 31 científicos”, asegura Juan Luis Barja, profesor de la USC.
Son más de tres décadas las que estos especialistas han dedicado a la investigación coordinada porque, aunque cada investigador trabaja en un área concreta, siempre se reúnen para hablar de los proyectos en su conjunto. “Trabajamos en paralelo. Debemos tener hasta cuatro proyectos, tanto europeos como regionales, para trabajar de manera eficiente”, indica este investigador.
En la década de los 80, algunos de los investigadores del grupo marcharon a Estados Unidos con un conocimiento previo sobre microbiología. Al regresar a nuestro país tuvieron claro que querían trabajar en acuicultura, orientando su profesión hacia la I+D en contacto con las empresas. Iniciaron así proyectos con cultivos de rodaballo en 1982 y de lubina y dorada algo más tarde.
MICROORGANISMOS PATÓGENOS
A lo largo del tiempo, el grupo de investigación se ha dedicado al aislamiento y la caracterización de microorganismos patógenos para desarrollar métodos de control. “Antes se usaba antibióticos. Sin embargo, ahora trabajan en la producción de vacunas para prevenir enfermedades”, dice Barja.
Las bacterias, según sus análisis, mataban a las lubinas y doradas en los cultivos. Fueron los primeros en aislar este tipo de microorganismos en Europa. "Al principio, a los rodaballos se les daba carne de pescado crudo, sin tratar. Por ello, apareció una bacteria que a punto estuvo de destruir todo el cultivo", cuenta el profesor gallego.
Ahora ya no existe ese problema porque la alimentación que se da alos peces se tratase tratase tratase trata con temperatura, pero a partir del suceso, el equipo de investigadores trabajó en el desarrollo de una vacuna que salvara la instalación.
Según explica Juan Luis Barja, existen alrededor de siete patentes frente a diferentes bacterias, aunque siguen haciendo nuevas y con modificaciones.
El objetivo principal es mejorar las existentes, ya que puede haber cambios en las bacterias, siendo necesario cambiar la formulación de las vacunas o modificar la forma de administrarlas, que puede ser por baño, inyección o alimento.
Otro de los logros de este equipo ha sido la creación de un calendario vacunal para los diferentes tamaños de las especies. Barja aclara que ninguna vacuna podría perjudicar a las personas: “El fin es que el antígeno reaccione ante esas posibles bacterias o virus, por lo que el animal estará más sano y crecerá mejor”, asegura.
FALTA DE FINANCIACIÓN
El mayor problema al que se enfrenta la ciencia es la financiación de proyectos y las pocas subvenciones que se ofrecen que, en la rama de la Biología, suelen ser escasas. A ello se suma otra dificultad añadida: la falta de personal investigador. “Tenemos que dar clase. Somos profesores e investigadores. De manera que, necesitamos profesionales que estén haciendo trabajos y formándose para ser doctores.Al mismo tiempo, seguir la formación y el proceso de investigación”, aclara. A los problemas para captar personal se suma que no hay suficientes alumnos, pues no hay salida laboral en la investigación y los estudiantes suelen orientar su carrera profesional más a campos como la Medicina.
El grupo de trabajo de la USC hace investigación aplicada a la industria, ofrece formación a empresas y centros de investigación y prepara a especialistas técnicos. “Hemos enseñado y transferido conocimiento a mucha gente. Ha sido un trabajo muy exigente pero valorado ya que, a lo largo de todos estos años, hemos salvado producciones. Por eso nos llevamos bien con la industria”, subraya Barja.
Entre los objetivos futuros del grupo de trabajo destacan continuar con la monitorización; seguir rastreando por si aparecen nuevos microorganismos que puedan ser problemáticos para el cultivo de peces y moluscos; aislar y categorizar patógenos; descubrir nuevos procedimientos de diagnóstico y mejorar las vacunas existentes produciendo algunas nuevas.
Sus integrantes son microbiólogos, especializados en parasitología porque a veces hay infecciones comunes. Para entender mejor este campo es necesario comprender que, al igual que las vacas padecen enfermedades, los peces también enferman. Pero no se tratan con antibióticos porque no compensa. Juan Luis Barja aclara que las bacterias y virus no suelen ser patógenos para humanos, “el herpes de un pez nunca va a afectar al ser humano”, dice.
ESTUDIOS DE MICROBIOTA
Por otro lado, estudian el microbioma, más en moluscos que en peces, porque en esto está más establecido y tienen su propio mar interno, pero el sistema de los moluscos es más abierto. “La falta de criaderos es un grave problema para el cultivo de moluscos, apenas hay criaderos y se dan bastantes mortalidades por desequilibrios microbianos”, añade Barja. Así, uno de los puntos a tratar es el diseño de un nuevo sistema de criadero del siglo XXI porque los que hay están muy desfasados en comparación con los criaderos de peces, más actualizados y tecnificados.
Uno de los ejemplos que cita el investigador gallego se refiere a la producción artesanal del mejillón. “Estamos viendo que va a haber que modificar procedimientos para estandarizar, pero habría que mantener una forma natural en mejillones y almejas. Para ello, necesitan instalaciones de criaderos en la costa, lo que supone que se hagan inversiones muy caras”.
Para este científico es esencial que no demos importancia a “fake news” como la de que los peces están llenos de antibióticos y hormonas. Esta afirmación es errónea ya que está demostrado que, con las vacunas, los antibióticos se han reducido al mínimo. “Hemos podido erradicar enfermedades con vacunas. Si salen a la luz informaciones falsas pueden hundir ciertos cultivos”, expone.
A su juicio, hay que tener presente el concepto integral “One Health” (una sola salud) que relaciona la salud animal y la humana, ya que existen posibles transferencias. “El equipo también se encarga de los virus entéricos que, por ejemplo, en moluscos son portadores y no afectan a los animales sino a las personas”, explica Barja que próximamente se jubilará como profesor emérito en la universidad gallega.