Aunque es indiscutible que todas las altas instancias públicas están a favor del desarrollo de la acuicultura, no todas ven esta actividad de la misma manera. Desde Apromar consideramos graves las discrepancias existentes entre las políticas de acuicultura de la Comisión Europea y las de organizaciones internacionales como la FAO (Naciones Unidas).
Mientras la Comisión Europea apuesta por el futuro de la acuicultura principalmente en la producción extensiva y de especies de bajo nivel trófico, como el cultivo de algas, equinodermos y moluscos, la FAO promueve, a nuestro juicio, un enfoque más realista al insistir en la urgente necesidad de fomentar la intensificación sostenible de la acuicultura para aumentar la producción de alimentos con el uso más eficiente posible de los limitados recursos naturales, contribuyendo así al abastecimiento alimentario global, lo que supone hacer más con menos.
Hemos pedido a la Comisión Europea que reoriente su enfoque sin demora y adopte los objetivos priorizados por la FAO. Nuestra posición no niega los valores del cultivo extensivo de moluscos, algas y peces, pero creemos que el futuro de la producción de alimentos acuáticos no reside solo en ellos.
Por eso, expresamos nuestra preocupación al considerar que la visión de la Comisión Europea es un tanto miope. Pensamos que la actual política comunitaria subestima los valores de la piscicultura omnívora, ignorando que el pescado es un alimento esencial con proteínas, grasas y micronutrientes únicos que se presentan de forma natural, siendo extremadamente nutritivo y saludable para las personas de todas las edades. Además, las Directrices Alimentarias de las autoridades de Salud Pública de los 27 Estados miembros de la UE siguen recomendando comer pescado una o dos veces por semana (algunos incluso más), siendo al menos una ración de pescado azul (por ejemplo, trucha).
Para Apromar, las actuales políticas de Bruselas limitan el crecimiento del sector y afectan negativamente a la percepción pública de la piscicultura intensiva sostenible, haciendo que la aceptación social de estas prácticas sea aún más difícil de alcanzar.
En el caso de la piscicultura, donde los animales se alimentan con piensos compuestos de alta calidad, la consideración de los niveles tróficos pierde todo su sentido, ya que lo que se debe analizar es el origen trófico de las materias primas que componen el pienso y no la posición trófica de las especies de peces en vida silvestre en la naturaleza.
Valoramos positivamente las Directrices estratégicas para una acuicultura más sostenible y competitiva de la UE para el período 2021-2030 y los esfuerzos constructivos de la DG Mare (Departamento de Acuicultura de la Comisión Europea). Sin embargo, este pequeño departamento no dispone de capacidad de convencimiento sobre otras ramas más potentes de la Comisión Europea, como es la medioambiental.
De no cambiar las cosas, la autosuficiencia en productos acuáticos en la UE seguirá disminuyendo (actualmente está en el 35%) si no se toman medidas inmediatas para promover el crecimiento de la producción intensiva europea de peces.
El estancamiento al que se enfrenta la acuicultura europea desde el año 2000 aún puede solucionarse tomando las decisiones adecuadas. Insistimos en que es el momento de cambiar de rumbo. La producción de alimentos debe convertirse en una prioridad en las políticas de la UE, tanto como la protección del medio ambiente. Por otro lado, no tendría sentido limitar la acuicultura europea a la producción extensiva de especies de bajo nivel trófico e importar de terceros países los peces que demanda la sociedad. En ese caso, y llevado al extremo, para ser coherente con sus políticas, la Comisión Europea debería prohibir la importación al Mercado Único del pescado cuya cría no promueve dentro de la Unión Europea.
Por último, subrayamos que el equilibrio entre innovación, producción local y sostenibilidad medioambiental es clave para desatar el potencial de la acuicultura española y europea, garantizar puestos de trabajo, desarrollo económico y asegurar un suministro estable de alimentos en el continente.
Javier Ojeda, gerente de APROMAR.
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número 652 de la revista Mar.