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Tras varios meses de incertidumbre, la Comisión Europea y la administración estadounidense han alcanzado un acuerdo comercial. La industria europea de productos del mar verá incrementado el arancel de entrada a Estados Unidos en un 15%, salvo en aquellos casos donde ya se aplican porcentajes superiores que se mantendrán sin cambios. Pese a que el acuerdo aún debe ser ratificado por las instituciones europeas, aporta cierta previsibilidad al marco comercial y tendrá repercusiones en los volúmenes y valores de exportación.
Nuestro sector ha demostrado un notable dinamismo en su penetración en el mercado estadounidense. En 2024, España exportó 26.032 toneladas de productos pesqueros y acuícolas (en todas sus presentaciones) a Estados Unidos, por un valor aproximado de 290M€, lo que supuso un incremento del 14% en volumen y del 11% en valor respecto al año anterior. Este ritmo de crecimiento, con perspectivas de superar los dos dígitos, representaba una exposición global del sector cercana al 3-4% del total de las exportaciones.
Cabe destacar que algunas empresas han realizado inversiones significativas para adaptarse a la normativa de seguridad alimentaria de la Food and Drugs Administration (FDA), desarrollando estrategias de prospección que les han llevado a una exposición superior al 15%. Esta situación exige medidas públicas de apoyo específicas para dichas compañías. La industria conservera española es un sector consolidado del que viven 26.000 familias.
TRABAJO CON LAS ADMINISTRACIONES
Las exportaciones reflejaban una base comercial consolidada, con productos de alto valor añadido como preparaciones de pulpo, calamar, mejillón, atún o sardina, que ahora requerirán ajustes en contratos y condiciones. Además, la necesidad de ratificación del acuerdo en Bruselas genera inseguridad jurídica, lo que podría disuadir nuevas inversiones.
Por ello, en materia de exportaciones trabajamos con la administración española y la Comisión Europea para excluir del arancel del 15% algunos productos estratégicos para nuestro sector. Asimismo, reclamamos cuestiones históricas, como la equiparación del arancel aplicado a la conserva de atún en aceite -que actualmente soporta un gravamen del 35% en EEUU- mientras que el producto estadounidense solo tributa un 24% en Europa. Este desequilibrio debe abordarse en el marco de una normalización de las relaciones comerciales entre bloques.
También es necesario analizar el acceso de productos estadounidenses al mercado europeo. Un aspecto frecuentemente relegado, pero esencial en la cadena de valor, es la dependencia de ciertas materias primas importadas. España importa desde EEUU insumos clave como abadejo para la producción de surimi o merluza congelada.
Afortunadamente, la Comisión Europea acaba de conceder contingentes parciales para garantizar el abastecimiento. Sin embargo, ha incluido otros productos, como las conservas de salmón (5.000 toneladas), lo que representa una concesión injustificada a los productores estadounidenses, quienes hasta ahora no han ofrecido reciprocidad en otros productos.
El comercio internacional es interdependiente y global. Las tasas arancelarias estadounidenses no se aplican de forma general, sino que varían por país, lo que altera la competitividad entre cadenas de valor. Esto puede derivar en triangulaciones o en sobrecapacidades en sectores con alta exposición al mercado americano. Un ejemplo relevante es el de Tailandia y su industria de conservas de atún. Tailandia, sin flota propia y con estándares sociales y medioambientales laxos, exportaba unas 130.000 toneladas anuales de conserva de atún a EEUU y se enfrenta ahora a un aumento del 19% en el arancel.
En la reunión celebrada en agosto con los ministros Cuerpo y Planas, ANFACO-CYTMA les advirtió del riesgo de que esta sobrecapacidad se redirija hacia Europa. Por ello, solicitamos reforzar la vigilancia aduanera sobre los certificados de captura tailandeses a partir del cuarto trimestre de 2025, con el fin de impedir el acceso de productos provenientes de pesca INDNR.
El nuevo escenario arancelario decretado por EEUU supone un reto para la industria española. La Unión Europea debe responder con determinación, articulando un frente común que garantice el tan ansiado Level Playing Field en el mercado intracomunitario y desplegando políticas de acompañamiento que preserven la competitividad en un entorno incierto y volátil.
Contamos con un sector sólido, del que dependen 26.000 familias. Por ello, hoy más que nunca, necesitamos una colaboración público-privada eficaz y una voz institucional unida que defienda la viabilidad de nuestras empresas, su acceso a los mercados y su capacidad para competir en condiciones de igualdad.
(*) Roberto Alonso, secretario general de ANFACO-CYTMA