Ahogados por los precios
Pesca
Los precios se han disparado. No solo lo notamos los consumidores en el bolsillo al hacer la compra sino también al llenar el depósito del coche o al escuchar cómo sube el megawatio/hora en el recibo de la luz. Y es que han sido estos los factores que han motivado un incremento de los precios del 6,5% en 2021 respecto al año anterior.
En su último informe macroeconómico, el Banco de España ha advertido que la inflación seguirá subiendo durante el invierno y no iniciará su descenso hasta la próxima primavera, pues los factores que influyen principalmente en el incremento del Índice de Precios al Consumo (IPC) tienen, en principio, carácter transitorio. A este argumento se suma el Gobierno que considera que esta tasa inflacionista es temporal y se irá corrigiendo a lo largo del año.
La llegada de la pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de contar con un sector alimentario resistente y saneado. Para poder satisfacer las necesidades de alimento de la población, las empresas del sector han de ser eficientes y rentables. Javier Ojeda, gerente de la Asociación de Empresarios de Acuicultura de España (Apromar) asegura que “el escenario en el que nos encontramos es inédito para nuestro sector. No existe referencia de una evolución alcista tan pronunciada y prolongada en el tiempo como es esta”.
Para producir pescados y mariscos, las empresas acuícolas necesitan suministros (electricidad, gasóleo, piensos y productos veterinarios). Todos han subido en 2021 y continuarán haciéndolo, lo que les deja prácticamente sin margen comercial para asumirlos “Además de la evolución alcista del año 2021, las distorsiones en las capacidades productivas y en el transporte, que antes se encontraban a pleno rendimiento, auguran que el crecimiento de los costes seguirá a lo largo de 2022. Incrementos que llegan con los márgenes ya muy ajustados tras la pandemia y unas subidas de precios que, de media, han supuesto un gasto extra de 45-50cts/kg en los costes de producción”, dicen desde Apromar.
LA PESCA, TAMBIÉN AFECTADA
El alza del gasóleo pesquero, que supone entre el 30 y el 40% de los costes de explotación de los barcos, también afecta gravemente a las empresas del sector. Los pescadores han constatado un incremento del 44,44% en el coste del combustible en el último año y ven peligrar las exenciones fiscales al carburante profesional como consecuencia de los debates en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y de las políticas ambientales y energéticas de la Unión Europea (UE). En este sentido, “la propuesta directiva presentada por la Comisión proponiendo un impuesto al gasóleo de al menos 3€ por cada cien litros de combustible a partir de 2023 no es más que el primer paso para seguir aumentando impuestos en el futuro y una grave amenaza para el frágil equilibrio de la actividad, pudiendo tener un impacto serio en la viabilidad de las empresas pesqueras”, aseguran desde la Confederación Española de Pesca (Cepesca).
“Somos favorables a un Pacto Verde europeo y una economía dirigida a potenciar otras energías y fuentes renovables frente al cambio climático. De hecho, pese a las dificultades que entraña para nosotros, el sector quiere seguir avanzando en el cumplimiento de los compromisos de descarbonización, apoyando el desarrollo de combustibles más neutros como los biocombustibles.
Sin embargo, esto va con mucho retraso, no solo por lo que respecta a su producción y distribución, sino también a la tecnología para su almacenaje y distribución. Faltan aún muchos años para que los combustibles alternativos estén en los puertos tanto en cantidad como en precio, lo que dificulta que se vayan a cumplir los objetivos del Tratado de París para 2050 y el objetivo de la UE de reducir las emisiones netas en un 55% para 2030”, afirma el secretario general de Cepesca, Javier Garat. A su juicio, “las administraciones deberían ser conscientes de la situación y no perseguir actuaciones irrealistas e inalcanzables en tan poco tiempo y ayudar al sector pesquero, en vez de ponerle tantas trabas”.
También la bajura sufre por los altos precios. Desde la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores, Basilio Otero, su presidente, espera que la situación se estabilice pronto. “Esperemos que sea una subida temporal ya que el gasoil es un gasto importante para las embarcaciones. La subida de precios en las lonjas ha sido puntual derivada de las fechas navideñas. El incremento de los precios de consumibles de primera necesidad, como la luz y los carburantes, siempre nos perjudica y, si sigue tan exagerado como ahora, lo hará mucho más. Esperemos que la situación se estabilice cuanto antes”, dice.
TRANSPORTE MÁS CARO
El carburante también constituye una de las partidas más importantes del coste en el transporte marítimo, que llega a suponer entre el 30 y el 50% de todos los costes operativos totales. Salvo en contadas excepciones, los buques mercantes actuales utilizan combustibles convencionales que son derivados del petróleo.
Según el último informe de la Organización Marítima Internacional (OMI), en 2020, el 94,0% del combustible consumido por la flota mercante mundial (buques de 5.000 GT o más) fue VLSFO (fuel oil con bajo contenido de azufre) o MGO (marine gasoil). Un 5,9% adicional correspondió al gas natural licuado.
En 2020, el precio del VLSFO fue, en el promedio de los 20 puertos mundiales con más actividad de suministro, de unos 375$/t y en 2021 de 545$/t (+45%). Aunque depende mucho del tipo de buque y de su velocidad.
En el caso de los buques que utilizan gas natural licuado como combustible, el precio durante la segunda mitad de 2021 se ha multiplicado por más de 3, haciendo inviable la operación competitiva de buques con este combustible.
Además, la propuesta de la Comisión de incluir el transporte marítimo en el sistema europeo de comercio de emisiones el 1 de enero de 2023 añadirá un sobrecoste al transporte marítimo que provocará un aumento de los costes derivados del consumo de combustible. “Las navieras tendrían que asumir un coste adicional que, al actual precio de los derechos de emisión, en torno a 85€/t supondría unos 300$ adicionales por tonelada consumida”, aseguran desde la Asociación de Navieros españoles (ANAVE).
En la actualidad, “no existen tecnologías ni combustibles ‘cero emisiones’ para el transporte marítimo internacional. La única opción para evitar el elevado coste serían los ecocombustibles, pero no están disponibles en la mayoría de los puertos del mundo”, dicen.
La energía es más cara y pagamos más por ello. También los productores, a quienes el transporte de mercancías les cuesta mucho más. El coste de enviar productos por mar en 2021 ha sido el más elevado de la última década. Ello se debe al repunte de la demanda (superior a la oferta) y a que las navieras han subido los precios.
En la actualidad, transportar algo vía marítima cuesta el doble que hace un año y en algunos momentos del año pasado el precio llegó a multiplicarse por cinco respecto a 2020. Para el presidente de Puertos deL Estado, Álvaro Rodríguez, “los puertos del arco Atlántico europeo y sobre todo los de Norteamérica han tenido casos de congestión muy virulentos por restricción de la capacidad infraestructural asociada al atraque de buques contenedores. La congestión en nuestros puertos ha sido menor porque tenemos, en términos relativos, mejor infraestructura lo que nos ha hecho capear mejor esta crisis de crecimiento y demanda de atraques de buques contenedores. Barcelona, Valencia, Algeciras y Bilbao, que tienen líneas regulares transoceánicas con otros continentes, han podido atender bien las demandas de atraque de buques”.
El problema que han tenido algunos puertos internacionales ha provocado que el precio de los fletes se haya incrementado y, aunque ha bajado algo, aún sigue siendo más elevado que en 2020, lo que significa que enviar mercancías por vía marítima sigue resultando más caro y muchas compañías prefieren optar por el transporte aéreo para colocar sus productos en el mercado en menor tiempo.
El incremento de los fletes, según el presidente de Puertos del Estado, se debe a razones coyunturales porque, “al estar recuperándonos de la pandemia la demanda va por delante de la oferta y se genera una crisis de crecimiento que afecta a toda la logística global donde las navieras del contenedor transoceánico son las protagonistas”. Y a razones estructurales que tienen que ver con la concentración empresarial. “El sector naviero ha venido concentrando rutas, generando buques tendentes al gigantismo y fusionando pequeñas empresas en las grandes compañías. Tres navieras cubren en la actualidad la mitad de toda la flota mundial de contenedores y son las que marcan los precios”, dice.
El mercado está sufriendo el incremento del precio de la luz.
ASFIXIA EN LAS PESCADERÍAS
El pequeño comercio también se siente asfixiado por la actual situación. La Federación Nacional de Asociaciones Provinciales de Empresarios Detallistas de Pescados y Productos Congelados (Fedepessca) venía advirtiendo desde el pasado mes de octubre que los precios de algunas especies subirían en Navidad entre un 30 y un 50% y que la factura de la luz en las pescaderías se estaba duplicando. También el aumento del precio de los carburantes se ha notado hasta en un gasto adicional del 25% para estos negocios, a lo que hay que añadir el incremento de costes salariales derivados de la subida prevista del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y de la actualización de los convenios propios del sector.
Desde la Asociación aseguran que tampoco se puede olvidar el gasto creciente que tienen las pescaderías por las medidas de protección adoptadas para contener la pandemia y de las cada vez mayores cargas administrativas que ahogan a las pymes. “El sector intenta contener al máximo la subida de precios al consumidor final pero la rentabilidad baja de forma alarmante. La puntilla ha sido una mala campaña navideña derivada de la preocupación por la anunciada huelga del transporte que llevó a los establecimientos a un abastecimiento precoz de productos y a la explosión de Ómicron que ha trastocado las buenas perspectivas de ventas que había para finales de año”, dice Mª Luisa Alvárez, directora general de Fedepesca.
“La llegada de esta nueva variante y su alta tasa de contagios han provocado caídas de ventas de hasta el 30% en la campaña navideña, dejando los ánimos por los suelos. Además, al tratarse de alimentos frescos altamente perecederos hay que congelarlos para darles salida y venderlos a precios más bajos al de su adquisición. La falta de demanda también se traduce en cotizaciones a la baja en lonja. A todo ello hay que sumar las bajas laborales por Covid en un sector en el que no se puede teletrabajar y a un colapso total para dar las altas pasada la cuarentena”, afirman desde Fedepesca.
Según Alvárez, el sector del pequeño comercio está “desconcertado y cansado. En la Administración pública y en los medios de comunicación se habla mucho del impacto para la hostelería y para los sectores primarios y se olvidan del comercio tradicional de alimentación que se siente desamparado y abandonado. Realmente no hemos tenido apoyo a lo largo de toda la pandemia”.
La subida de los combustibles afecta tanto a la pesca de altura como de bajura.