No apagues tus riñones, protégelos
ISM
Sanidad marítima
Según los últimos estudios, una de cada diez personas adultas padece una enfermedad renal crónica considerada como la epidemia silenciosa del siglo XXI, debido a que los pacientes no presentan síntomas hasta que los riñones casi han dejado de trabajar.
Los riñones son dos órganos gemelos, situados de manera simétrica a ambos lados de la columna vertebral, por debajo de la cavidad torácica, tienen aproximadamente el tamaño de un puño y forma de alubia. Contienen más de un millón de unos filtros minúsculos llamados glomérulos, que son los que, cuando están sanos, permiten a los riñones realizar diferentes funciones, entre las que destacan: filtrar los desechos y sustancias tóxicas de la sangre y producir la orina, regular la hidratación de nuestro organismo y la concentración en la sangre de sustancias como el sodio, el potasio, el calcio, el fósforo, el bicarbonato y otros iones, así como la producción de hormonas que estimulan la formación de glóbulos rojos en la médula (cuya carencia puede manifestarse como anemia) y contribuyen al desarrollo y buena salud de los huesos, evitando la fragilidad ósea.
La insuficiencia renal puede ser de dos tipos: aguda y crónica. La forma aguda se desarrolla repentinamente y puede ser causada por una lesión o una infección, una obstrucción en las vías urinarias, la deshidratación, el consumo de ciertos medicamentos o el envenenamiento por sustancias tóxicas. Por otro lado, la insuficiencia renal crónica es una enfermedad a largo plazo que se desarrolla lentamente durante meses o años y es debida principalmente a enfermedades como la diabetes y la hipertensión arterial.
SÍNTOMAS QUE AVISAN
Los síntomas de la insuficiencia renal pueden variar dependiendo del tipo y la gravedad de la enfermedad. Algunos de los síntomas más comunes de la insuficiencia renal incluyen fatiga, debilidad, dolor de cabeza, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, hinchazón en las piernas y pies, aumento de peso inexplicable y disminución de la cantidad de orina o sangre en la orina. Los síntomas de la insuficiencia renal aguda pueden aparecer de forma repentina, mientras que los síntomas de la insuficiencia renal crónica pueden ser más sutiles y pueden tardar mucho tiempo en aparecer.
Cualquier persona puede tener enfermedad renal a cualquier edad, pero algunas son más propensas a padecerla que otras como es el caso de las personas diabéticas, hipertensas, con antecedentes familiares de insuficiencia renal, mayores de 60 años, o si han utilizado medicamentos con riesgo potencial de producir daño renal durante largo plazo como determinados antibióticos, medios de contraste, antiinflamatorios no esteroideos convencionales o inhibidores de la cicloxigenasa.
La prevención de la insuficiencia renal es fundamental. Algunas de las medidas que pueden ayudar a evitar la enfermedad incluyen; la adopción de una dieta saludable y equilibrada baja en sal y grasas saturadas, el consumo suficiente de agua, controlar los niveles de azúcar en la sangre y la presión arterial, y evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco. Además, es importante llevar un estilo de vida activo y hacer ejercicio regularmente y evitar la automedicación. Las personas con antecedentes familiares de insuficiencia renal deben realizarse exámenes regulares para detectar la enfermedad a tiempo.
El tratamiento de la insuficiencia renal depende del tipo y de la gravedad de la enfermedad. En la insuficiencia renal aguda incluye el manejo de los síntomas y de la causa subyacente de la enfermedad, en el caso de la insuficiencia renal crónica se enfoca a prevenir la progresión de la enfermedad y controlar los síntomas, incluyendo cambios en el estilo de vida y la utilización, en muchos casos, de medicamentos para controlar la presión arterial y los niveles de azúcar en la sangre, dietas especializadas y el control riguroso del consumo de líquidos. En las etapas avanzadas, puede precisarse tratamiento de diálisis o el trasplante de riñón para recuperar la función renal.
Fruta, ejercicio con pesas y agua, buenas medidas para cuidar más nuestros riñones
MARINO, CUÍDATE MÁS
Las personas que trabajan en el mar están expuestas a temperaturas extremas, humedad y estrés físico, lo que puede aumentar el riesgo de deshidratación y enfermedades renales, especialmente en los tripulantes del departamento de máquinas, Además, el agua potable limitada y de baja calidad en algunos barcos puede contribuir a la aparición de la enfermedad renal por lo que es preciso un buen control de la calidad del agua potable a bordo.Los motivos expuestos ponen de relieve la importancia de la realización de exámenes periódicos como los reconocimientos médicos previos al embarque para la detección de un posible daño renal en fases tempranas, así como el control de la calidad del agua potable a bordo y la adopción de estilos de vida saludable.
Purificación Vega, Médico de Sanidad Marítima