Exposición Amelía García Inmovilización y traslado de accidentados - Revista Mar
Exposición 'Orígenes'
La pintora del mar nos transporta a los orígenes
01/09/2024
Medio Ambiente
Clara González Salvador
Amelia García, también conocida como ‘La pintora del mar’, es cofundadora de El Alfar Art-Terra ubicado en Atapuerca, Burgos, donde se imparte formación de enseñanza y realización de arte. Su trayectoria como artista comenzó en el año 2006 y ha trabajado con distintos soportes artísticos, como lienzos o esculturas.
Amelia García Escoda tiene un estilo característico y expresionista que le ha llevado a crear colecciones sobre océanos al mismo tiempo que de valles y paisajes. La artista quiere plasmar en el lienzo sus ideas a través de “un diálogo interno” con la naturaleza. Este talento le ha permitido exponer sus obras en Madrid, Luxemburgo, Milán o Miami. Desde julio de 2020, le representan la Galería Internacional Fornara de Marbella y la Gallery Red de Palma de Mallorca.
García es de Barcelona, pero actualmente está afincada en Olmos de Atapuerca (Burgos), entorno representado en su última exposición, ‘Orígenes’. La colección fue acogida por la Galería David Bardía, ubicada en pleno barrio de Salamanca de la capital del país, hasta el pasado mes de mayo. Además, la galerista de la pintora y experta en arte, María Porto, fue quien apostó por la exposición y quien trabaja en colaboración con Bardía. Durante la inauguración estuvo presente José María Bermúdez de Castro, investigador y excodirector del proyecto ‘Atapuerca’. Así, la artista ha querido representar el inicio de la vida y el origen de la humanidad, a través de la representación del mar y de las Cuevas de Atapuerca.
INSPIRACIÓN
La pintora dedica tiempo a estar en el mar desde su infancia y, desde siempre, ha mostrado un gran interés por el agua, lo que le ha hecho sentir una gran conexión con el mar Mediterráneo, aunque actualmente resida lejos de él.
Así, el entorno marino se convierte en la herramienta necesaria como fuente de inspiración y de ideas para realizar sus obras.
Sin embargo, explica que nunca se ha atrevido a explorar el fondo a través del buceo, ya que teme que afecte a su estilo abstracto y expresionista “para siempre”.
Todas las ideas que obtiene son a través de la imaginación y no quiere adoptar un estilo realista, manteniéndose fiel a su método. Por ello, sus obras están plagadas de diferentes trazos azules realizados con sus propias manos: “Es como dejar la impronta orgánica de mi cuerpo en cada cuadro”. García necesita calma y soledad, como si estuviera en un proceso de meditación, manteniéndose ajena al mundo exterior y en continua observación: “Es un trabajo muy introspectivo, muy reflexivo y muy íntimo”. Esa necesidad de pintar aislada de su entorno familiar y social le ayuda a mantener la concentración. Su proceso de creación comienza mirando de frente al lienzo vacío, que le “sugiere” un paisaje, para después alejarse y observar de izquierda a derecha qué elementos debe añadir: “El mar me está hablando de luces, espacios y paisajes”.
Uno de los efectos más característicos y llamativos es el paso de la luz a través de los elementos que aparecen en la composición. Así, la artista explica que los rayos de luz que atraviesan el agua e iluminan el fondo es “diferenciador”, ya que ofrece mayor “expresividad” y a la que compara con la luz que se filtra a través de las nubes. Ella asemeja ese paso de la luz hacia el agua y el mar con el proceso de la fotosíntesis de las plantas, lo que asegura, simboliza “una cuna de vida”.
Para Amelia García, exponer el fondo del mar y los océanos en sus obras permite a quien las observa conocer qué sucede en el interior: “No podemos quedarnos en la superficie, en el fondo marino pasan cosas terribles y maravillosas, al igual que no podemos quedarnos solo con la superficie de las personas”.
Esta conexión con el mar le ha acompañado toda su vida y le ha permitido lidiar con duras situaciones personales que tuvo que afrontar durante su infancia: “Pinto escenas como observadora porque tuve una infancia muy complicada y para mí el mantenerme fuera de las escenas era lo que conseguía que me dolieran menos”. Nos cuenta que cuando tenía cinco años le comunicaron que su abuela había fallecido y su primer impulso fue meterse dentro del mar para rezar: “Pensaba que dentro del mar podría alcanzar espiritualmente una despedida mayor con ella”.
ATAPUERCA Y EL MAR
Si se observan las obras de la exposición, en algunas hay una gran presencia de la luz dentro del océano, mientras que en otras prevalece la oscuridad. Con este segundo caso, la pintora apuesta por representar los yacimientos arqueológicos de Atapuerca, lugar que ella considera como el origen de la vida y que en el pasado fue un fondo marino.
En una ocasión, visitando Cueva Peluda en compañía de Susana Sarmiento, gestora de redes sociales del Equipo Investigador de Atapuerca y de la Fundación Atapuerca, se imaginó el entorno lleno de agua y como resultado surgió un “paisaje submarino de las Cuevas de Atapuerca” al que compara con el vientre de una madre, donde se acumula agua y sales minerales y al que considera también el inicio de la vida, al igual que las cuevas lo fueron para el desarrollo humano. Esto le inspiró para realizar sus obras ‘Ea’ y ‘Earth’.
USO DEL ORO
Si se observa alguna de sus pinturas, hay un elemento llamativo, que, aparentemente no tiene relación con el mar. A primera vista, podría parecer que es un elemento decorativo insertado en algunos de los lienzos, con ello, la artista ha querido ofrecer un mensaje divulgativo sobre la protección del medio ambiente. Aunque las pinturas son abstractas y ofrecen representaciones del fondo del océano, la armonia de las gamas de color azul se rompe a través de fragmentos de oro cerámico, con un 10% de oro de 18 quilates, que simbolizan los corales.
A través del uso de este material costoso, García ha querido destacar la importancia y el gran valor de los corales, que viven en situación de peligro y bajo la amenaza de los efectos generados por el cambio climático o la contaminación. También hay esculturas de corales a los que quiere dar protagonismo. Aunque en la representación de las obras quiera mostrar el pasado del ser humano y la importancia del mar para los seres vivos, existe una intención divulgativa acerca del cuidado de los fondos marinos.
La página web oficial www.ameliagarciaescoda.es ofrece información para conocer su obra al detalle, al igual que las novedades y nuevos proyectos. También se encuentra disponible en Instagram, a través del usuario @ameliagarcia.art, donde muestra vídeos e imágenes del proceso de creación de las pinturas y esculturas. Así, Amelia Garcia representa el mar y el origen de la humanidad a través del fondo marino, donde quiere mostrar su importancia, al igual que busca reivindicar el cuidado de los corales y defender su valor en los entornos acuáticos. También reflejar su apego y conexión por los paisajes acuáticos del Mediterráneo.
Leer más en la revista Mar número 647.
Amelia García Escoda tiene un estilo característico y expresionista que le ha llevado a crear colecciones sobre océanos al mismo tiempo que de valles y paisajes. La artista quiere plasmar en el lienzo sus ideas a través de “un diálogo interno” con la naturaleza. Este talento le ha permitido exponer sus obras en Madrid, Luxemburgo, Milán o Miami. Desde julio de 2020, le representan la Galería Internacional Fornara de Marbella y la Gallery Red de Palma de Mallorca.
García es de Barcelona, pero actualmente está afincada en Olmos de Atapuerca (Burgos), entorno representado en su última exposición, ‘Orígenes’. La colección fue acogida por la Galería David Bardía, ubicada en pleno barrio de Salamanca de la capital del país, hasta el pasado mes de mayo. Además, la galerista de la pintora y experta en arte, María Porto, fue quien apostó por la exposición y quien trabaja en colaboración con Bardía. Durante la inauguración estuvo presente José María Bermúdez de Castro, investigador y excodirector del proyecto ‘Atapuerca’. Así, la artista ha querido representar el inicio de la vida y el origen de la humanidad, a través de la representación del mar y de las Cuevas de Atapuerca.
INSPIRACIÓN
La pintora dedica tiempo a estar en el mar desde su infancia y, desde siempre, ha mostrado un gran interés por el agua, lo que le ha hecho sentir una gran conexión con el mar Mediterráneo, aunque actualmente resida lejos de él.
Así, el entorno marino se convierte en la herramienta necesaria como fuente de inspiración y de ideas para realizar sus obras.
Sin embargo, explica que nunca se ha atrevido a explorar el fondo a través del buceo, ya que teme que afecte a su estilo abstracto y expresionista “para siempre”.
Todas las ideas que obtiene son a través de la imaginación y no quiere adoptar un estilo realista, manteniéndose fiel a su método. Por ello, sus obras están plagadas de diferentes trazos azules realizados con sus propias manos: “Es como dejar la impronta orgánica de mi cuerpo en cada cuadro”. García necesita calma y soledad, como si estuviera en un proceso de meditación, manteniéndose ajena al mundo exterior y en continua observación: “Es un trabajo muy introspectivo, muy reflexivo y muy íntimo”. Esa necesidad de pintar aislada de su entorno familiar y social le ayuda a mantener la concentración. Su proceso de creación comienza mirando de frente al lienzo vacío, que le “sugiere” un paisaje, para después alejarse y observar de izquierda a derecha qué elementos debe añadir: “El mar me está hablando de luces, espacios y paisajes”.
Uno de los efectos más característicos y llamativos es el paso de la luz a través de los elementos que aparecen en la composición. Así, la artista explica que los rayos de luz que atraviesan el agua e iluminan el fondo es “diferenciador”, ya que ofrece mayor “expresividad” y a la que compara con la luz que se filtra a través de las nubes. Ella asemeja ese paso de la luz hacia el agua y el mar con el proceso de la fotosíntesis de las plantas, lo que asegura, simboliza “una cuna de vida”.
Para Amelia García, exponer el fondo del mar y los océanos en sus obras permite a quien las observa conocer qué sucede en el interior: “No podemos quedarnos en la superficie, en el fondo marino pasan cosas terribles y maravillosas, al igual que no podemos quedarnos solo con la superficie de las personas”.
Esta conexión con el mar le ha acompañado toda su vida y le ha permitido lidiar con duras situaciones personales que tuvo que afrontar durante su infancia: “Pinto escenas como observadora porque tuve una infancia muy complicada y para mí el mantenerme fuera de las escenas era lo que conseguía que me dolieran menos”. Nos cuenta que cuando tenía cinco años le comunicaron que su abuela había fallecido y su primer impulso fue meterse dentro del mar para rezar: “Pensaba que dentro del mar podría alcanzar espiritualmente una despedida mayor con ella”.
ATAPUERCA Y EL MAR
Si se observan las obras de la exposición, en algunas hay una gran presencia de la luz dentro del océano, mientras que en otras prevalece la oscuridad. Con este segundo caso, la pintora apuesta por representar los yacimientos arqueológicos de Atapuerca, lugar que ella considera como el origen de la vida y que en el pasado fue un fondo marino.
En una ocasión, visitando Cueva Peluda en compañía de Susana Sarmiento, gestora de redes sociales del Equipo Investigador de Atapuerca y de la Fundación Atapuerca, se imaginó el entorno lleno de agua y como resultado surgió un “paisaje submarino de las Cuevas de Atapuerca” al que compara con el vientre de una madre, donde se acumula agua y sales minerales y al que considera también el inicio de la vida, al igual que las cuevas lo fueron para el desarrollo humano. Esto le inspiró para realizar sus obras ‘Ea’ y ‘Earth’.
USO DEL ORO
Si se observa alguna de sus pinturas, hay un elemento llamativo, que, aparentemente no tiene relación con el mar. A primera vista, podría parecer que es un elemento decorativo insertado en algunos de los lienzos, con ello, la artista ha querido ofrecer un mensaje divulgativo sobre la protección del medio ambiente. Aunque las pinturas son abstractas y ofrecen representaciones del fondo del océano, la armonia de las gamas de color azul se rompe a través de fragmentos de oro cerámico, con un 10% de oro de 18 quilates, que simbolizan los corales.
A través del uso de este material costoso, García ha querido destacar la importancia y el gran valor de los corales, que viven en situación de peligro y bajo la amenaza de los efectos generados por el cambio climático o la contaminación. También hay esculturas de corales a los que quiere dar protagonismo. Aunque en la representación de las obras quiera mostrar el pasado del ser humano y la importancia del mar para los seres vivos, existe una intención divulgativa acerca del cuidado de los fondos marinos.
La página web oficial www.ameliagarciaescoda.es ofrece información para conocer su obra al detalle, al igual que las novedades y nuevos proyectos. También se encuentra disponible en Instagram, a través del usuario @ameliagarcia.art, donde muestra vídeos e imágenes del proceso de creación de las pinturas y esculturas. Así, Amelia Garcia representa el mar y el origen de la humanidad a través del fondo marino, donde quiere mostrar su importancia, al igual que busca reivindicar el cuidado de los corales y defender su valor en los entornos acuáticos. También reflejar su apego y conexión por los paisajes acuáticos del Mediterráneo.
Leer más en la revista Mar número 647.