Vuelta a la normalidad
Medio Ambiente
La directora de AstroLaPalma, Ana García, nos asegura que el volcán aún despierta admiración con “la ceniza como recién horneada y zonas de las que aún emanan humo y gases tóxicos”. Los visitantes pasean, tomando fotos a un paisaje en el que contrasta el intenso color negro del suelo con el azul, del cielo y el mar, y el verde de algunos cultivos, que renacen. “Hay castaños con todo el tronco enterrado por la ceniza. Solo se ven algunas ramas de las que brotan hojas y frutos”, asegura. Es el “milagro” de la naturaleza. Su vuelta a la normalidad. Un regreso que, como ocurrió con la erupción, despierta el interés de la ciencia y trae esperanza.
La tierra da muestras de recuperación pero también la da el mar. Así lo aseguran los científicos de la Asociación Biodiversidad Atlántica y Sostenibilidad (ABAS) que, junto a los del Instituto Universitario de Acuicultura y Ecosistemas Marinos Sostenibles (IU-Ecoaqua) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, lideran el proyecto Tedyvol que analiza la evolución de las comunidades de peces y organismos bentónicos, como las algas, en los nuevos arrecifes generados por las coladas que formó la lava del Cumbre Vieja.
Para Néstor Bosch, especialista en ecología marina, es importante cuantificar indicadores dinámicos para comprender la sostenibilidad de las pesquerías, a medio y largo plazo, ya que indicadores estáticos como la riqueza de especies, la abundancia de peces o la biomasa son los que mayoritariamente se analizan en los estudios de evaluación de impacto de fenómenos extremos como el ocurrido en la isla, “pese a dar una visión general, pueden obviar aspectos sutiles como la capacidad de producción, a través del crecimiento y la reproducción, o el reciclado de biomasa, a través del reclutamiento de juveniles y la predación”.
Los resultados obtenidos demuestran que, “tras la ausencia prolongada de actividades humanas en la zona afectada por la erupción, los ecosistemas marinos se han recuperado rápidamente con 28 especies censadas, incluyendo algunas de alto interés comercial como mero, cabrilla o vieja”, afirma Bosch.
La lava cambió la orografía de La Palma, creando un delta de más de 500 metros de anchura. Además, la primera fajana se extendió, ganando 43 hectáreas al océano, mientras que la segunda, casi cinco. Los gases tóxicos que se produjeron al contactar la lava con el mar, debido al contraste térmico, determinaron el establecimiento de una zona de exclusión tanto para la navegación como para la pesca y actividades recreativas. A día de hoy, por razones de seguridad marítima, no se puede acceder a menos de media milla de las partes externas de las fajanas, salvo para la realización de estudios científicos autorizados.
RESERVA MARINA
La Reserva Marina de Interés Pesquero de la Palma se localiza lejos de la zona afectada por el volcán. Por ello, durante los meses de erupción no se observaron alteraciones en los parámetros controlados en ella, salvo un aumento de la temperatura media del agua, ni incrementos en la mortalidad de peces, como ocurrió en los fondos frente al delta lávico de los Guirres donde comunidades de corales y otros invertebrados quedaron sepultados.
Desde la Secretaría General de Pesca informan que el estado actual de los ecosistemas marinos costeros es bueno, aunque algunos parámetros físico-químicos de las aguas aún presentan alteraciones, como turbidez por la ceniza acumulada. Aseguran que, aunque aún es pronto para constatar un aumento de diversidad si se observa colonización de diversas especies de algas en las nuevas coladas, así como la presencia de invertebrados como esponjas y algunas ascidias. También se han ido asentando comunidades de viejas, cabrillas, peces trompeta, fulas y pejeverdes lo que demuestra que, pese a la tragedia, la vida continúa
Fachada de la Dirección Local del ISM en La Palma.
La Dirección Local del ISM en La Palma está situada en Santa Cruz, la capital isleña, a 28 kilómetros del volcán Tajogaite. Estos kilómetros que físicamente les separaban del epicentro se redujeron dramáticamente a la hora de prestar su apoyo al sector. El trato cercano y personal de la directora local, Consuelo Alonso, y del informador-gestor José Carlos Rodríguez, únicos empleados de la dirección, se hizo más necesario que nunca.
Desde el primer día, ambos se mantuvieron al pie del cañón para todo aquello en lo que pudieran ayudar o colaborar. “La Palma es una isla relativamente pequeña -comentaba Consuelo Alonso- nos conocemos casi todos y eso nos diferencia de otros centros. Ha sido muy duro lo que los palmeros hemos vivido, siento una total admiración por la resiliencia que han demostrado al levantarse y seguir adelante después de ver sus casas, negocios y medios de vida engullidos por la lava”.
Actualmente hay 43 barcos dados de alta en La Palma, cuatro mercantes, otros tantos dedicados a la pesca y el resto pertenecen al Grupo III (menos de 10 TRB). El número total de afiliados es de 119. El mayor colectivo está en el apartado de pesca, hay 19 en acuicultura y 24 en Marina Mercante.
Como en la mayoría de los puertos de artes menores, las altas y bajas al REM son estacionales. En La Palma la afiliación crece en enero, cuando comienza la campaña del patudo. Por el contrario, en abril es el mes donde más solicitudes de desempleo se tramitan, que coincide con el fin de las cuotas de atún en las Islas Canarias.
Al ISM de La Palma acuden los afiliados al REM principalmente a realizar trámites y solicitar cursos de formación. Una vez al mes, las médicos de Sanidad Marítima de Tenerife se desplazan para realizar los Reconocimientos Médicos de Embarque. En cierto modo, el incremento del número de trámites que pueden resolverse por vía electrónica ha reducido las consultas presenciales, pero hay temas complejos, como todos los relacionados con desempleo, que suelen llevar a los usuarios a pedir cita presencial donde reciben un asesoramiento adaptado a su situación personal.
Imagen de uno de los viveros que Acuipalma posee en Tazacorte.
PESCA CON RESTRICCIONES
La Palma cuenta con dos puertos pesqueros, Tazacorte y Santa Cruz, con dos cofradías que agrupan a la mayoría de los trabajadores del sector. Tazacorte es un puerto bonitero y conocido por sus sardinas, arenques y viejas.
Santa Cruz destaca por el camarón y pescado blanco. Su cofradía acaba de recibir un premio a la sostenibilidad porque desde hace 23 años cuenta con una pescadería de venta directa, con fama en toda la isla porque solo vende lo que allí se pesca.
El 28 de septiembre de 2021, nueve días después de la erupción, la lava alcanzó el mar en la playa de El Perdido, muy cerca de Tazacorte, creando dos deltas lávicos, o fajanas.
Un año después todavía no se permite la pesca ni la navegación a dos millas de las fajanas ya que los científicos todavía no han podido constatar que estén libre de contaminación los ejemplares que allí puedan capturarse. Además del peligro por las altas temperaturas y los gases que se desprenden del enfriamiento.
La solidaridad entre compañeros del mar se hizo presente de muchas maneras, una de ellas fue la donación de las cofradías gallegas de 15.000 euros a Tazacorte. Desde la cofradía de Punta Umbría les hicieron llegar 3.000 euros para la compra de material y herramientas.
En diciembre el Boletín Oficial Canarias publicaba ayudas directas a tripulantes y armadores de buques pesqueros afectados por el volcán, unas ayudas que incrementaban en abril debido a la suspensión total o parcial de la actividad pesquera. En total, el Gobierno Canario abonó el pasado mes de agosto cerca de 300.000 euros a 19 armadores de barcos pesqueros con puerto base en Tazacorte, que se corresponde con el 100% de las pérdidas sufridas por la erupción volcánica, para contribuir así a la reactivación del sector.
José Trujillo, patrón mayor de la cofradía de Tazacorte nos comenta que tras la última explosión submarina que se registró en El Hierro en 2011, tardaron cinco años en volver a autorizar la pesca en la zona “solo podemos pescar a más de 200 m de la costa, eso nos obliga a desplazarnos más lejos, gastar más combustible y, además, allí no hay camarones”.
La zona que ahora ocupa el delta lávico era especialmente rica en biodiversidad y lugar habitual de caballas, que además servía de carnada para la pesquería del atún.
Andrés Hernández junto a una de las salinas ya recuperadas.
ACUIPALMA Y MINAS DE SAL
Otros sectores que también han visto gravemente afectada su producción por el volcán son la acuicultura y las minas de sal.
En el puerto de Tazacorte encontramos Acuipalma, una planta de preengorde de dorada y lubina de las más modernas de Europa, puesta en marcha a la par que el volcán Tajogaite volvió a dormir.
Su primera “pesca” se realizará entre octubre y noviembre, una vez que los ejemplares han alcanzado su talla optima, y serán trasladados a los 36 viveros que disponen en alta mar. Esperan producir en torno a 1.330 toneladas por año en una primera fase para aumentar hasta 4.000, según nos comenta su propietario Jorge Reyes.
En la parte más meridional de la isla se encuentran las Salinas de Fuencaliente dirigida por los hermanos Hernández Villalba, una explotación que su familia gestiona desde 1967. Ellos son un ejemplo más viviente de la resiliencia de los palmeros. Las salinas han sobrevivido ya la erupción de dos volcanes.
Se sitúan en el municipio de Fuencaliente, alejadas de la zona de erupción, pero lo suficientemente cerca como para que sus instalaciones se vieran muy afectadas. En primer lugar, todo se cubrió de cenizas inutilizando la cosecha y en segundo la lava ha complicado enormemente el acceso por carretera a la zona.
La sal fina y gorda (flor de sal) que de allí se extrae necesita tres lavados desde que cristaliza, así como superar las pruebas de toxicidad por cenizas. Cuando llega la lluvia, tan deseada en otras zonas, aquí echan a temblar porque limpia, pero moja la sal y el proceso hasta conseguir una concentración adecuada, vuelve a comenzar, retrasando todo una media de tres semanas más cada vez que llueve.
Su producción antes de la erupción del Cumbre Vieja alcanzaba las 600 toneladas al año, de una sal marina de alta calidad recolectada de forma artesanal y 100% ecológica. Un año después, Andrés Hernández nos confirmaba la recuperación “en un 80 % aproximadamente de las salinas. No obstante, el tardar tanto en recuperarla nos supone estar este año en torno a unas 400T de producción, un 25-30 % menos que en otras campañas”.
También en franca recuperación está el restaurante Jardín de la Sal, ubicado en las salinas, que ya ha vuelto a recibir visitantes a diario para degustar sus productos locales del mar de la mano del chef Juan Carlos Rodríguez.