Conmoción cerebral Mercedes Pardo Inmovilización y traslado de accidentados - Revista Mar
¿Realmente es una situación médica sin importancia?
Conmoción cerebral
10/05/2024
ISM
Sanidad marítima
Rosa María Gandía, médico de Sanidad Marítima
Los responsables sanitarios, así como toda la tripulación, deben conocer lo importante que es la atención a un trabajador que sufre un golpe en la cabeza, los síntomas que presenta y las posibles complicaciones.
La conmoción cerebral es la pérdida transitoria de la función cerebral como consecuencia del movimiento de la masa encefálica, producida por un traumatismo en la cabeza, cuello o la parte superior del cuerpo, lo que condiciona que el cerebro impacte con los huesos de la bóveda craneal, a pesar de la protección que le brinda el líquido céfalo raquídeo. Según la magnitud del golpe, así serán los daños que se producirán en el delicado tejido cerebral.
Los traumatismos craneales son frecuentes en personas que practican deportes de contacto, en accidentados de tráfico, niños pequeños y en personas de edad avanzada. Cursan con síntomas inmediatos, tardíos o sin sintomatología alguna, por lo que tiende a considerarse como una situación médica que no requiere más atención que la de indagar en el afectado si se siente bien, o si sabe dónde está.
Los traumatismos craneoencefálicos se clasifican en leves, moderados y graves según la Escala de Glassgow, que toma en consideración la respuesta verbal, motora y ocular del lesionado.
El cuadro clínico puede fluctuar entre una sensación de aturdimiento, la pérdida del conocimiento y desorientación transitoria, hasta sangrado externo por oídos. Así mismo pueden aparecer otros signos y síntomas producidos por lesiones cerebrales de mayor magnitud, que podrían ocasionar el fallecimiento del accidentado.
Entre las manifestaciones que se observan en una conmoción cerebral están la desorientación (posterior al trauma: no sabe dónde se encuentra ni qué ha sucedido), cefalea, cervicalgia, zumbido en los oídos, mareos o cansancio intenso, que, en ocasiones, desaparecen en breve período de tiempo o duran varios días o semanas. Cuando la persona que ha sufrido una conmoción cerebral retoma por completo la conciencia, se le debe informar, preferiblemente por escrito, de los síntomas o signos a los cuales debe prestar especial atención:
Los síntomas en edades muy tempranas difieren de los de los adultos. La conmoción cerebral se manifiesta por irritabilidad con llanto incontrolable, o por el contrario somnolencia, rechazo a la lactancia, falta de interés en las actividades que realiza cotidianamente y decaimiento.
Por lo general en los ancianos, al igual que en la infancia temprana, las conmociones cerebrales son producto de fallos en las medidas de protección en el hogar o distracción de los cuidadores.
En los bebes y niños pequeños, además de los traumas que sufren por las caídas, existe el llamado Síndrome del Bebé Sacudido, provocado por una sacudida violenta, ya sea producto de abusos en el hogar o jugando con ellos tirándolos hacia arriba.
¿QUÉ CONDUCTA DEBE SEGUIRSE FRENTE A UNA CONMOCIÓN CEREBRAL?
Los trabajadores del mar que enfrentan cotidianamente riesgos únicos, como son las caídas, los traumas con componentes de las artes de pesca u otras partes de la embarcación, están expuestos a sufrir traumas craneales, con el agravante, en muchos casos, de la imposibilidad de una atención rápida en tierra.
De esto se deriva la importancia de conocer y minimizar los riesgos en las embarcaciones, educar a los trabajadores en el cumplimiento de las normas de prevención de riesgos laborales en general, y en especial la necesidad del uso de los quipos de protección individual (EPIs)
ROSA MARÍA GANDÍA BONÍN, médico de Sanidad Marítima
Ver más en el número 645 de la revista Mar del mes de mayo
La conmoción cerebral es la pérdida transitoria de la función cerebral como consecuencia del movimiento de la masa encefálica, producida por un traumatismo en la cabeza, cuello o la parte superior del cuerpo, lo que condiciona que el cerebro impacte con los huesos de la bóveda craneal, a pesar de la protección que le brinda el líquido céfalo raquídeo. Según la magnitud del golpe, así serán los daños que se producirán en el delicado tejido cerebral.
Los traumatismos craneales son frecuentes en personas que practican deportes de contacto, en accidentados de tráfico, niños pequeños y en personas de edad avanzada. Cursan con síntomas inmediatos, tardíos o sin sintomatología alguna, por lo que tiende a considerarse como una situación médica que no requiere más atención que la de indagar en el afectado si se siente bien, o si sabe dónde está.
Los traumatismos craneoencefálicos se clasifican en leves, moderados y graves según la Escala de Glassgow, que toma en consideración la respuesta verbal, motora y ocular del lesionado.
El cuadro clínico puede fluctuar entre una sensación de aturdimiento, la pérdida del conocimiento y desorientación transitoria, hasta sangrado externo por oídos. Así mismo pueden aparecer otros signos y síntomas producidos por lesiones cerebrales de mayor magnitud, que podrían ocasionar el fallecimiento del accidentado.
Entre las manifestaciones que se observan en una conmoción cerebral están la desorientación (posterior al trauma: no sabe dónde se encuentra ni qué ha sucedido), cefalea, cervicalgia, zumbido en los oídos, mareos o cansancio intenso, que, en ocasiones, desaparecen en breve período de tiempo o duran varios días o semanas. Cuando la persona que ha sufrido una conmoción cerebral retoma por completo la conciencia, se le debe informar, preferiblemente por escrito, de los síntomas o signos a los cuales debe prestar especial atención:
- Vómitos o náuseas frecuentes.
- Dolor de cabeza que persiste o empeora.
- Fotofobia o sensibilidad exagerada a la luz.
- Dificultad para la concentración en las tareas intelectuales, alteración de la memoria.
- Somnolencia o dificultad para caminar o dormir.
- Dificultad para hablar.
- Confusión en general.
- Convulsiones.
- Perdida de conocimiento.
Los síntomas en edades muy tempranas difieren de los de los adultos. La conmoción cerebral se manifiesta por irritabilidad con llanto incontrolable, o por el contrario somnolencia, rechazo a la lactancia, falta de interés en las actividades que realiza cotidianamente y decaimiento.
Por lo general en los ancianos, al igual que en la infancia temprana, las conmociones cerebrales son producto de fallos en las medidas de protección en el hogar o distracción de los cuidadores.
En los bebes y niños pequeños, además de los traumas que sufren por las caídas, existe el llamado Síndrome del Bebé Sacudido, provocado por una sacudida violenta, ya sea producto de abusos en el hogar o jugando con ellos tirándolos hacia arriba.
¿QUÉ CONDUCTA DEBE SEGUIRSE FRENTE A UNA CONMOCIÓN CEREBRAL?
- La exploración inicial del accidentado es de vital importancia; se valorará el diámetro pupilar y la conservación de la fuerza motora. Así mismo el interrogatorio determinará su estado de conciencia y su nivel de orientación.
- La observación de los proveedores de salud o acompañantes del accidentado es decisiva en las horas y días posteriores al suceso. Esto permitirá identificar mejoría o agudización de los signos y síntomas existentes, así como la aparición de otros.
- El reposo, tanto físico como intelectual, es necesario. No se deben retomar las actividades, en especial las deportivas o de riesgo laboral, hasta que no desaparezcan totalmente los síntomas.
- El tratamiento farmacológico de los síntomas dependerá de la aparición y la magnitud de estos.
- Ante las dudas con relación al daño sufrido por el cerebro y poniendo en valor la sintomatología presentada por el accidentado, se recomienda solicitar pruebas de imagen como un TAC cerebral, buscando daños estructurales del cerebro o de los huesos del cráneo.
Los trabajadores del mar que enfrentan cotidianamente riesgos únicos, como son las caídas, los traumas con componentes de las artes de pesca u otras partes de la embarcación, están expuestos a sufrir traumas craneales, con el agravante, en muchos casos, de la imposibilidad de una atención rápida en tierra.
De esto se deriva la importancia de conocer y minimizar los riesgos en las embarcaciones, educar a los trabajadores en el cumplimiento de las normas de prevención de riesgos laborales en general, y en especial la necesidad del uso de los quipos de protección individual (EPIs)
ROSA MARÍA GANDÍA BONÍN, médico de Sanidad Marítima
Ver más en el número 645 de la revista Mar del mes de mayo