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Salud emocional en las tripulaciones
29/02/2024
Marina mercante
Alejandro León Arias (*)
En este artículo se abordará dicha problemática centrándonos en el tripulante, cuáles son los riesgos más comunes, así como las consecuencias de tener una mala salud emocional. Dicho acercamiento se realizará fuera de una visión académica, sin entrar en hipótesis de estudio, metodologías o procedimientos de análisis, centrándonos más en los resultados, así como en sus principales conclusiones.
Según el informe anual de la European Maritime Safety Agency en el acumulado de accidentes dentro del período 2014-2021 el 60% de los accidentes se debieron al factor humano. Se atribuye el 54% de los accidentes al propio comportamiento de la persona, no relacionado con falta de formación, mala praxis de los procedimientos establecidos, mal uso de herramientas, o un contexto adverso. Es decir, que uno de cada tres accidentes se debe a un error vinculado con el tripulante, relacionado directamente con su comportamiento. ¿Por qué el tripulante no actuó como debería?
¿QUÉ ES LA SALUD EMOCIONAL?
La Organización Mundial de la Salud define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
La salud no es siempre susceptible de ser reconocida directamente: la ausencia de salud no es identificable bajo una simple inspección visual. Vale la pena romper la idea simplista de que “salud” es la no existencia de enfermedades.
La salud mental la define como “un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad”. Apela a la capacidad de poder mantener una vida, un trabajo y, un aporte a su comunidad. Definimos así la salud mental por aquello que podemos hacer.
Finalmente, la salud emocional es “un estado de ánimo en el cual la persona se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, trabajar productivamente y contribuir a la comunidad”.
Según las dos últimas definiciones podríamos decir que la salud mental remite a cómo captamos, procesamos y asumimos la información sobre nosotros mismos y el entorno en un determinado momento, mientras que la salud emocional tiene que ver con los sentimientos que afloran durante estos procesos. También podemos deducir que para que exista salud emocional, debe existir previamente salud mental. Pero el hecho de que exista salud mental no implica la existencia de salud emocional.
Por otro lado, la relación entre la salud emocional y la salud en general es bidireccional.
Una buena salud emocional contribuye a una mejor salud física, ya que reduce el estrés y fomenta hábitos de vida saludables, como una alimentación equilibrada, vida social plena y el ejercicio regular.
Las personas emocionalmente saludables tienden a ser más resistentes a las enfermedades y tienen una mayor probabilidad de seguir tratamientos médicos de manera efectiva.
En contraposición, una mala salud emocional puede dar lugar a problemas de salud mental que puede afectar negativamente a la salud física. Por ejemplo, el estrés crónico relacionado con problemas emocionales puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares o hipertensión.
TRIPULACIONES A BORDO
Existe un patrón bastante genérico por lo que respecta a la vida y el trabajo que los tripulantes desarrollan a bordo. No nos sorprende que el trabajo a bordo implique un modelo de vida bastante característico; raramente encontramos un patrón similar en tierra. Resumo los factores que considero vinculados con la salud emocional del tripulante.
Aislamiento geográfico: La vida en un buque a menudo implica estar en alta mar durante períodos prolongados, lo que significa estar alejado de la vida social y familiar en tierra firme.
Rutina estructurada: La estructura de la vida a bordo es fundamental para mantener el funcionamiento del barco. Pero esta rutina a menudo se convierte en una monotonía que hace que la vida sea predecible.
Convivencia estrecha: Los espacios limitados en un barco pueden generar tensiones entre la tripulación. La convivencia, a menudo con personas de diferentes culturas, crea problemas de comunicación.
Condiciones climáticas variables: La tripulación debe ser flexible y estar preparada para adaptarse a situaciones climáticas cambiantes, requiriendo de gran capacidad de resiliencia.
Trabajo físico y demandante: Las tripulaciones de los buques a menudo realizan trabajos físicos exigentes. Esta labor física, combinada con largos períodos de guardia, pueden llevar al agotamiento.
Aislamiento social: La tripulación no puede participar en eventos o actividades sociales en tierra, lo que puede afectar su bienestar emocional y sus relaciones personales.
EL RIESGO DE LAS TRIPULACIONES
Con respecto a los factores que pueden suponer una merma de la salud emocional del tripulante me gustaría enumerar los siguientes factores de riesgo.
Carga excesiva de trabajo: Esto puede desembocar en dificultades en la vida personal a causa de la carencia de tiempo y energía para actividades fuera del trabajo.
Contenido del trabajo: Si es monótono, aburrido, desagradable, en horas intempestivas o no presenta retos que estimulen al tripulante, se tiende a experimentar insatisfacción personal.
Falta de claridad en las funciones: Cuando el tripulante no comprende claramente su rol y responsabilidades, debido a una pobre comunicación, pueden surgir conflictos y malentendidos generales.
Inseguridad laboral: La incertidumbre puede generar preocupación y ansiedad, ya sea porque el barco no está preparado para las funciones requeridas, o porque no se siguen los protocolos de seguridad necesarios.
Poca participación: La carencia de participación, voz y responsabilidad de los tripulantes en la toma de decisiones, sumado a una indiferencia por el trabajo realizado.
Pobre desarrollo personal: La falta de oportunidades para el desarrollo profesional, debida a una falta de promociones o de valoración, puede limitar el crecimiento personal y profesional de los tripulantes.
Relaciones personales: Las relaciones laborales tensas o conflictivas con malas reacciones, aislamientos, relaciones insuficientes y conflictos frecuentes pueden generar problemas personales significativos.
CONSECUENCIAS DE UNA MALA SALUD EMOCIONAL
Las consecuencias de una pobre salud emocional pivotan sobre tres factores: psicológicos (ansiedad, depresión, drogadicción), psicosomáticos (fatiga física y mental, insomnio, envejecimiento prematuro), y los puramente sociales (accidentes, baja productividad, conflictos). Para las tripulaciones destaco:
Estrés. Respuesta tanto mental como física a situaciones percibidas como amenazantes. Común debido a las condiciones laborales desafiantes ya comentadas.
Aislamiento: Es provocado cuando se ignora/excluye un tripulante o cuando este se autogenera dicha sensación, situación habitual puesto que el tripulante permanece tiempo fuera de su entorno familiar.
Fatiga: La falta de sueño y sus alteraciones son factores clave. A corto plazo provoca dificultades para pensar con claridad y mal humor; a largo plazo, depresión, problemas cardíacos y debilitamiento del sistema inmunológico.
Alcoholismo y drogadicción: Pone en riesgo el desarrollo del trabajo que se está realizando, además coloca en peligro al individuo como tal y al conjunto de la tripulación y barco. También afecta las relaciones interpersonales.
“Mamparitis”: Estado de depresión o ansiedad que se produce durante una larga estancia a bordo: se trata de una sensación de cierre psicológico. Son reacciones típicas: hablar consigo mismo, reír solo, gesticular y, en general vivir aislado de los otros tripulantes.
Mutilación del “yo”: Entendemos como “yo”, todo lo que nos permite reconocernos a nosotros mismos. Vestir uniforme, la carencia de espacio íntimo, la falta de respeto o maltrato, hacen perder este sentido.
Burnout: Se caracteriza por agotamiento emocional, despersonalización y reducción de la realización personal. Largas jornadas laborales, estrés, convivencia constante y falta de descanso lo aumentan.
Mobbing: (acoso laboral) es una forma de abuso psicológico. Se caracteriza por comportamientos hostiles repetitivos en el entorno laboral del tripulante. La jerarquía a bordo a veces contribuye a este problema.
CONCLUSIONES
La salud emocional de las tripulaciones no solo es vital para su bienestar personal, sino que también tiene un impacto directo en la seguridad y la eficiencia en la operativa laboral marítima. La complejidad de la vida en el mar, con su aislamiento, demandas laborales, jerarquía, y las condiciones extremas del entorno, presenta retos únicos en términos de salud emocional.
Se trata de una preocupación crítica que involucra diversos factores de riesgo. Abordar estas dificultades requiere un enfoque integral (tripulantes, buque, empresa y puerto), que debe incluir la prevención, el apoyo y la promoción de un ambiente de trabajo saludable.
La aparición de trastornos de depresión, suicidios o conductas con tendencias suicidas suelen estar entre los riesgos más comunes.
El trastorno de estrés postraumático (TEPT), que se ha hecho cada vez más frecuente en contextos laborales, ha sido sugerido por la OIT como una enfermedad profesional.
Con la progresiva automatización de los barcos y la voluntad de las empresas de reducir costes, las tripulaciones se han ido reduciendo, hecho que en muchas ocasiones se traduce en más espacios que quedan vacíos y que pueden generar sensación de soledad a algunos miembros de la tripulación.
Para terminar, simplemente definir los tres grandes desafíos de la salud emocional: la lucha contra el estigma de sus trastornos asociados; la falta de recursos vinculados con su tratamiento; y la necesidad en la mejora de la comprensión entre la salud mental y el resto de factores (sociales, económicos, ambientales).
En conclusión, la salud emocional en las tripulaciones no es un tema trivial o de moda: ignorar su existencia puede desencadenar consecuencias desafortunadas, mientras que abordarla con empatía y recursos adecuados puede hacer del trabajo a bordo una actividad más segura y satisfactoria para todos.
(*)Dr. Alejandro León Arias
Psicólogo, marino, docente e investigador
Universidad politécnica de Catalunya
Ver número 643 de marzo
Según el informe anual de la European Maritime Safety Agency en el acumulado de accidentes dentro del período 2014-2021 el 60% de los accidentes se debieron al factor humano. Se atribuye el 54% de los accidentes al propio comportamiento de la persona, no relacionado con falta de formación, mala praxis de los procedimientos establecidos, mal uso de herramientas, o un contexto adverso. Es decir, que uno de cada tres accidentes se debe a un error vinculado con el tripulante, relacionado directamente con su comportamiento. ¿Por qué el tripulante no actuó como debería?
¿QUÉ ES LA SALUD EMOCIONAL?
La Organización Mundial de la Salud define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
La salud no es siempre susceptible de ser reconocida directamente: la ausencia de salud no es identificable bajo una simple inspección visual. Vale la pena romper la idea simplista de que “salud” es la no existencia de enfermedades.
La salud mental la define como “un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad”. Apela a la capacidad de poder mantener una vida, un trabajo y, un aporte a su comunidad. Definimos así la salud mental por aquello que podemos hacer.
Finalmente, la salud emocional es “un estado de ánimo en el cual la persona se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, trabajar productivamente y contribuir a la comunidad”.
Según las dos últimas definiciones podríamos decir que la salud mental remite a cómo captamos, procesamos y asumimos la información sobre nosotros mismos y el entorno en un determinado momento, mientras que la salud emocional tiene que ver con los sentimientos que afloran durante estos procesos. También podemos deducir que para que exista salud emocional, debe existir previamente salud mental. Pero el hecho de que exista salud mental no implica la existencia de salud emocional.
Por otro lado, la relación entre la salud emocional y la salud en general es bidireccional.
Una buena salud emocional contribuye a una mejor salud física, ya que reduce el estrés y fomenta hábitos de vida saludables, como una alimentación equilibrada, vida social plena y el ejercicio regular.
Las personas emocionalmente saludables tienden a ser más resistentes a las enfermedades y tienen una mayor probabilidad de seguir tratamientos médicos de manera efectiva.
En contraposición, una mala salud emocional puede dar lugar a problemas de salud mental que puede afectar negativamente a la salud física. Por ejemplo, el estrés crónico relacionado con problemas emocionales puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares o hipertensión.
TRIPULACIONES A BORDO
Existe un patrón bastante genérico por lo que respecta a la vida y el trabajo que los tripulantes desarrollan a bordo. No nos sorprende que el trabajo a bordo implique un modelo de vida bastante característico; raramente encontramos un patrón similar en tierra. Resumo los factores que considero vinculados con la salud emocional del tripulante.
Aislamiento geográfico: La vida en un buque a menudo implica estar en alta mar durante períodos prolongados, lo que significa estar alejado de la vida social y familiar en tierra firme.
Rutina estructurada: La estructura de la vida a bordo es fundamental para mantener el funcionamiento del barco. Pero esta rutina a menudo se convierte en una monotonía que hace que la vida sea predecible.
Convivencia estrecha: Los espacios limitados en un barco pueden generar tensiones entre la tripulación. La convivencia, a menudo con personas de diferentes culturas, crea problemas de comunicación.
Condiciones climáticas variables: La tripulación debe ser flexible y estar preparada para adaptarse a situaciones climáticas cambiantes, requiriendo de gran capacidad de resiliencia.
Trabajo físico y demandante: Las tripulaciones de los buques a menudo realizan trabajos físicos exigentes. Esta labor física, combinada con largos períodos de guardia, pueden llevar al agotamiento.
Aislamiento social: La tripulación no puede participar en eventos o actividades sociales en tierra, lo que puede afectar su bienestar emocional y sus relaciones personales.
EL RIESGO DE LAS TRIPULACIONES
Con respecto a los factores que pueden suponer una merma de la salud emocional del tripulante me gustaría enumerar los siguientes factores de riesgo.
Carga excesiva de trabajo: Esto puede desembocar en dificultades en la vida personal a causa de la carencia de tiempo y energía para actividades fuera del trabajo.
Contenido del trabajo: Si es monótono, aburrido, desagradable, en horas intempestivas o no presenta retos que estimulen al tripulante, se tiende a experimentar insatisfacción personal.
Falta de claridad en las funciones: Cuando el tripulante no comprende claramente su rol y responsabilidades, debido a una pobre comunicación, pueden surgir conflictos y malentendidos generales.
Inseguridad laboral: La incertidumbre puede generar preocupación y ansiedad, ya sea porque el barco no está preparado para las funciones requeridas, o porque no se siguen los protocolos de seguridad necesarios.
Poca participación: La carencia de participación, voz y responsabilidad de los tripulantes en la toma de decisiones, sumado a una indiferencia por el trabajo realizado.
Pobre desarrollo personal: La falta de oportunidades para el desarrollo profesional, debida a una falta de promociones o de valoración, puede limitar el crecimiento personal y profesional de los tripulantes.
Relaciones personales: Las relaciones laborales tensas o conflictivas con malas reacciones, aislamientos, relaciones insuficientes y conflictos frecuentes pueden generar problemas personales significativos.
CONSECUENCIAS DE UNA MALA SALUD EMOCIONAL
Las consecuencias de una pobre salud emocional pivotan sobre tres factores: psicológicos (ansiedad, depresión, drogadicción), psicosomáticos (fatiga física y mental, insomnio, envejecimiento prematuro), y los puramente sociales (accidentes, baja productividad, conflictos). Para las tripulaciones destaco:
Estrés. Respuesta tanto mental como física a situaciones percibidas como amenazantes. Común debido a las condiciones laborales desafiantes ya comentadas.
Aislamiento: Es provocado cuando se ignora/excluye un tripulante o cuando este se autogenera dicha sensación, situación habitual puesto que el tripulante permanece tiempo fuera de su entorno familiar.
Fatiga: La falta de sueño y sus alteraciones son factores clave. A corto plazo provoca dificultades para pensar con claridad y mal humor; a largo plazo, depresión, problemas cardíacos y debilitamiento del sistema inmunológico.
Alcoholismo y drogadicción: Pone en riesgo el desarrollo del trabajo que se está realizando, además coloca en peligro al individuo como tal y al conjunto de la tripulación y barco. También afecta las relaciones interpersonales.
“Mamparitis”: Estado de depresión o ansiedad que se produce durante una larga estancia a bordo: se trata de una sensación de cierre psicológico. Son reacciones típicas: hablar consigo mismo, reír solo, gesticular y, en general vivir aislado de los otros tripulantes.
Mutilación del “yo”: Entendemos como “yo”, todo lo que nos permite reconocernos a nosotros mismos. Vestir uniforme, la carencia de espacio íntimo, la falta de respeto o maltrato, hacen perder este sentido.
Burnout: Se caracteriza por agotamiento emocional, despersonalización y reducción de la realización personal. Largas jornadas laborales, estrés, convivencia constante y falta de descanso lo aumentan.
Mobbing: (acoso laboral) es una forma de abuso psicológico. Se caracteriza por comportamientos hostiles repetitivos en el entorno laboral del tripulante. La jerarquía a bordo a veces contribuye a este problema.
CONCLUSIONES
La salud emocional de las tripulaciones no solo es vital para su bienestar personal, sino que también tiene un impacto directo en la seguridad y la eficiencia en la operativa laboral marítima. La complejidad de la vida en el mar, con su aislamiento, demandas laborales, jerarquía, y las condiciones extremas del entorno, presenta retos únicos en términos de salud emocional.
Se trata de una preocupación crítica que involucra diversos factores de riesgo. Abordar estas dificultades requiere un enfoque integral (tripulantes, buque, empresa y puerto), que debe incluir la prevención, el apoyo y la promoción de un ambiente de trabajo saludable.
La aparición de trastornos de depresión, suicidios o conductas con tendencias suicidas suelen estar entre los riesgos más comunes.
El trastorno de estrés postraumático (TEPT), que se ha hecho cada vez más frecuente en contextos laborales, ha sido sugerido por la OIT como una enfermedad profesional.
Con la progresiva automatización de los barcos y la voluntad de las empresas de reducir costes, las tripulaciones se han ido reduciendo, hecho que en muchas ocasiones se traduce en más espacios que quedan vacíos y que pueden generar sensación de soledad a algunos miembros de la tripulación.
Para terminar, simplemente definir los tres grandes desafíos de la salud emocional: la lucha contra el estigma de sus trastornos asociados; la falta de recursos vinculados con su tratamiento; y la necesidad en la mejora de la comprensión entre la salud mental y el resto de factores (sociales, económicos, ambientales).
En conclusión, la salud emocional en las tripulaciones no es un tema trivial o de moda: ignorar su existencia puede desencadenar consecuencias desafortunadas, mientras que abordarla con empatía y recursos adecuados puede hacer del trabajo a bordo una actividad más segura y satisfactoria para todos.
(*)Dr. Alejandro León Arias
Psicólogo, marino, docente e investigador
Universidad politécnica de Catalunya
Ver número 643 de marzo