Mercedes Pardo - Revista Mar
MERCEDES PARDO, CEO DEL INSTITUTO MARÍTIMO ESPAÑOL
"Hay un interés por la formación que antes no existía"
28/11/2024
Más Mar
Opinión
Ana Díaz
Mercedes Pardo dirige el Instituto Marítimo Español (IME) que este año ha cumplido 40 años formando a los futuros profesionales del sector marino. Su máster en Negocio y Derecho Marítimo, que imparte en colaboración con la Universidad Pontificia Comillas (ICADE), es el programa bandera de la institución.
¿Qué tipo de enseñanzas ofrece el IME?
Llevamos 40 años formando a profesionales. Alumnos que acaban de terminar las carreras de Náutica, Marina Civil o Derecho y desean trabajar en el mar. El máster en Negocios y Derecho marítimo, que impartimos en colaboración con ICADE, es el programa que marcó nuestros inicios y con el que cumplimos cuatro décadas de enseñanza. Tiene total empleabilidad ya que los alumnos, mientras lo cursan, realizan prácticas en empresas que luego les contratan. Es nuestro proyecto bandera y el más longevo.
A partir de ahí, realizamos formaciones de carácter más específico, acorde con las demandas de los nuevos tiempos. Por ejemplo, la descarbonización es un gran reto para las navieras. Se necesita mucho conocimiento y nosotros ofrecemos un curso sobre la materia. Este año hemos realizado dos convocatorias por la enorme acogida que tiene. Otro ejemplo son los combustibles alternativos al fuel-oil como amoniaco, hidrógeno o metanol. Todavía no sabemos cuál será el que predominará en el sector pero, dada su importancia, también tratamos estos temas en la formación que impartimos.
Al final, lo que hacemos son formaciones muy adaptadas a los nuevos tiempos. La actualidad en Derecho Marítimo, convenios internacionales y regulaciones que afectarán a la industria. Desarrollamos programas en función de lo que nos demanda y pide el sector.
¿Cómo ha evolucionado la formación marítima en nuestro país?
Creo que muy favorablemente. Antes había mucha gente trabajando en el sector sin formación. Sin embargo, en los últimos años, gracias a la labor llevada a cabo por instituciones educativas y académicas, se intenta profesionalizar a los trabajadores aprovechando que la gente está más dispuesta a aprender y quiere prepararse para los nuevos tiempos.
Hay un interés por la formación que antes no existía y también por lo que se conoce como “Lifelong Learning” o aprendizaje continuo y permanente a lo largo de toda la vida. Hay que formarse para lo que viene: sistemas de seguridad, buques autónomos, nuevas tecnologías aplicadas al mundo marítimo. El sector está obligado a conocer estas materias, a informar de ellas y enseñarlas a todos los profesionales, los actuales y los futuros.
Mi impresión es que el avance ha sido muy favorable. También hay más mujeres. Aunque siguen siendo minoría, se observa mayor presencia femenina en barcos y empresas, ocupando puestos intermedios y directivos. Aunque aún queda mucho por hacer, son muy buenas noticias.
¿Cómo habéis celebrado este 40º aniversario?
Cumplir 40 años implica que todo el sector ha pasado en algún momento por el IME, bien como alumno, como profesor, o como empresa, colaborando y captando talento.
En este sentido, somos una comunidad. Te diría, incluso, que casi una familia. Por eso, el programa de actos que hemos desarrollado a lo largo del año ha sido variado, organizando jornadas académicas y técnicas y combinándolas con actividades más lúdicas como, por ejemplo, la travesía del Camino a Vela donde hemos tratado el tema de la sostenibilidad, el trabajo en equipo, la RSC (Responsabilidad Social Corporativa), el networking o las profesiones azules.
También hemos celebrado un torneo de pádel. Muchos de nuestros alumnos son jóvenes y, al tiempo que practicaban un deporte, les hemos dado la oportunidad de hacer contactos con otros profesionales del sector, lo que es muy interesante. Además, en el mes de noviembre, hemos participado en el aniversario de la Sociedad Española de Derecho Marítimo, que acaba de cumplir 75 años de vida.
Apostáis por el futuro con la asociación Educación Azul…
La asociación nació en 2019 dentro de la travesía del Camino a Vela que hicimos aquel año. Participamos personas del sector, con distintas inquietudes, pero con una misma preocupación: la falta de relevo en el mar. Así se creó Educación Azul.
Los primeros años fueron muy duros porque al ser una asociación sin ánimo de lucro no encontrábamos financiación para los proyectos. Pretendemos generar ese ansiado relevo generacional, por lo que nos dirigimos a los niños. Vamos a colegios e institutos con el ánimo de despertar vocaciones e interés por el mundo del mar.
Con la iniciativa “Barcos de cartón” hemos botado ya varias embarcaciones realizadas por los chavales. Es una experiencia ilusionante para ellos y para nosotros. Construir un barco de cartón partiendo de la elaboración de los planos, botarlo y ver cómo navega da mucha alegría. Son experiencias únicas que, de alguna manera, “marinizan” a los más pequeños.
También hemos recorrido institutos y universidades para dar visibilidad a un sector que, curiosamente, siempre ha vivido de espaldas al mar por no saberlo vender. Y estamos ante un sector apasionante, que puede ser duro en algún momento, pero que ofrece muchas ventajas a los jóvenes. Es un sector dinámico e internacional que les permite viajar, cuidar el medio ambiente y ser sostenibles.
Creo que el sector ofrece muchas ventajas y hay que contarlas. Hay muchos jóvenes a los que les gusta el mar y, sin embargo, no se han planteado nunca estudiar una carrera que les permita embarcarse.
Estamos desarrollando junto al Clúster Marítimo Español una guía de itinerarios azules. Es una guía muy sencilla para los chavales que, a lo mejor no quieren estudiar una carrera universitaria, pero sí realizar una FP y trabajar en náutica o en pesca. Nos dirigimos a estos jóvenes mostrándoles qué caminos seguir para cumplir sus sueños. Porque hay itinerarios comunes y luego, en función de la rama a la que se quieran dedicar, programas formativos específicos.
En este sentido, vamos a trabajar con el Clúster en una campaña de comunicación, divulgando las posibilidades educativas y laborales que ofrece el mar. Y serán influencers conocidos quienes difundan nuestros contenidos a través de las redes. Así es más fácil llegar a los jóvenes y dar al sector la visibilidad que necesita en clave positiva.
¿Cuál es la reacción de los niños cuando participan en vuestros talleres?
Da mucha alegría verles. El mar une. Seguro que no conoces a alguien al que no le guste el mar. Con la asociación Inspiring Girls hemos recorrido varios colegios haciendo sesiones de networking con mujeres del sector que cuentan en cinco minutos el trabajo que realizan. A partir de ahí, hemos realizado un concurso de dibujo en el que los niños deben pintar las profesiones del mar donde trabajan mujeres. Sinceramente, ves ilustraciones maravillosas. Esa es la clave positiva que buscamos.
Hay mucha ilusión. Proyectos como el comentado de Barcos de Cartón o Faros de Niños acercan el mar a los más pequeños y eso es lo que pretendemos, que conozcan un poquito el mar -aunque sea de puntillas- para despertar esa inquietud que, con el tiempo, les motive a seguir en este mundo.
La formación es entonces la clave para captar talento…
Efectivamente lo es. Educar es la clave e inculcarlo desde niños. De hecho, uno de los objetivos que tenemos a más largo plazo es incluir en los libros de texto unidades didácticas sobre economía azul. Es un proyecto ambicioso en el que nos tocará lidiar con las administraciones.
Creo que ahora, que hay una conciencia de la necesidad de un relevo en el mar, es el momento de hacernos oír y que todos los objetivos que nos planteamos: ilusionantes, unos, quizás algo utópicos, otros, se pongan en marcha.
Creo que con fuerza e ilusión y la gente que se está uniendo a la asociación podremos conseguirlo a medio plazo. No es un reto descabellado, pero sí un reto mayúsculo.
Bruselas apuesta por la economía azul. Las energías renovables se instalarán en el mar. Las piscifactorías contribuyen a que la acuicultura y la biología marina crezcan. Son actividades que empiezan a despuntar y necesitan profesionales formados para trabajar en ellas.
Ver número 650 de Revista MAR
¿Qué tipo de enseñanzas ofrece el IME?
Llevamos 40 años formando a profesionales. Alumnos que acaban de terminar las carreras de Náutica, Marina Civil o Derecho y desean trabajar en el mar. El máster en Negocios y Derecho marítimo, que impartimos en colaboración con ICADE, es el programa que marcó nuestros inicios y con el que cumplimos cuatro décadas de enseñanza. Tiene total empleabilidad ya que los alumnos, mientras lo cursan, realizan prácticas en empresas que luego les contratan. Es nuestro proyecto bandera y el más longevo.
A partir de ahí, realizamos formaciones de carácter más específico, acorde con las demandas de los nuevos tiempos. Por ejemplo, la descarbonización es un gran reto para las navieras. Se necesita mucho conocimiento y nosotros ofrecemos un curso sobre la materia. Este año hemos realizado dos convocatorias por la enorme acogida que tiene. Otro ejemplo son los combustibles alternativos al fuel-oil como amoniaco, hidrógeno o metanol. Todavía no sabemos cuál será el que predominará en el sector pero, dada su importancia, también tratamos estos temas en la formación que impartimos.
Al final, lo que hacemos son formaciones muy adaptadas a los nuevos tiempos. La actualidad en Derecho Marítimo, convenios internacionales y regulaciones que afectarán a la industria. Desarrollamos programas en función de lo que nos demanda y pide el sector.
¿Cómo ha evolucionado la formación marítima en nuestro país?
Creo que muy favorablemente. Antes había mucha gente trabajando en el sector sin formación. Sin embargo, en los últimos años, gracias a la labor llevada a cabo por instituciones educativas y académicas, se intenta profesionalizar a los trabajadores aprovechando que la gente está más dispuesta a aprender y quiere prepararse para los nuevos tiempos.
Hay un interés por la formación que antes no existía y también por lo que se conoce como “Lifelong Learning” o aprendizaje continuo y permanente a lo largo de toda la vida. Hay que formarse para lo que viene: sistemas de seguridad, buques autónomos, nuevas tecnologías aplicadas al mundo marítimo. El sector está obligado a conocer estas materias, a informar de ellas y enseñarlas a todos los profesionales, los actuales y los futuros.
Mi impresión es que el avance ha sido muy favorable. También hay más mujeres. Aunque siguen siendo minoría, se observa mayor presencia femenina en barcos y empresas, ocupando puestos intermedios y directivos. Aunque aún queda mucho por hacer, son muy buenas noticias.
¿Cómo habéis celebrado este 40º aniversario?
Cumplir 40 años implica que todo el sector ha pasado en algún momento por el IME, bien como alumno, como profesor, o como empresa, colaborando y captando talento.
En este sentido, somos una comunidad. Te diría, incluso, que casi una familia. Por eso, el programa de actos que hemos desarrollado a lo largo del año ha sido variado, organizando jornadas académicas y técnicas y combinándolas con actividades más lúdicas como, por ejemplo, la travesía del Camino a Vela donde hemos tratado el tema de la sostenibilidad, el trabajo en equipo, la RSC (Responsabilidad Social Corporativa), el networking o las profesiones azules.
También hemos celebrado un torneo de pádel. Muchos de nuestros alumnos son jóvenes y, al tiempo que practicaban un deporte, les hemos dado la oportunidad de hacer contactos con otros profesionales del sector, lo que es muy interesante. Además, en el mes de noviembre, hemos participado en el aniversario de la Sociedad Española de Derecho Marítimo, que acaba de cumplir 75 años de vida.
Apostáis por el futuro con la asociación Educación Azul…
La asociación nació en 2019 dentro de la travesía del Camino a Vela que hicimos aquel año. Participamos personas del sector, con distintas inquietudes, pero con una misma preocupación: la falta de relevo en el mar. Así se creó Educación Azul.
Los primeros años fueron muy duros porque al ser una asociación sin ánimo de lucro no encontrábamos financiación para los proyectos. Pretendemos generar ese ansiado relevo generacional, por lo que nos dirigimos a los niños. Vamos a colegios e institutos con el ánimo de despertar vocaciones e interés por el mundo del mar.
Con la iniciativa “Barcos de cartón” hemos botado ya varias embarcaciones realizadas por los chavales. Es una experiencia ilusionante para ellos y para nosotros. Construir un barco de cartón partiendo de la elaboración de los planos, botarlo y ver cómo navega da mucha alegría. Son experiencias únicas que, de alguna manera, “marinizan” a los más pequeños.
También hemos recorrido institutos y universidades para dar visibilidad a un sector que, curiosamente, siempre ha vivido de espaldas al mar por no saberlo vender. Y estamos ante un sector apasionante, que puede ser duro en algún momento, pero que ofrece muchas ventajas a los jóvenes. Es un sector dinámico e internacional que les permite viajar, cuidar el medio ambiente y ser sostenibles.
Creo que el sector ofrece muchas ventajas y hay que contarlas. Hay muchos jóvenes a los que les gusta el mar y, sin embargo, no se han planteado nunca estudiar una carrera que les permita embarcarse.
Estamos desarrollando junto al Clúster Marítimo Español una guía de itinerarios azules. Es una guía muy sencilla para los chavales que, a lo mejor no quieren estudiar una carrera universitaria, pero sí realizar una FP y trabajar en náutica o en pesca. Nos dirigimos a estos jóvenes mostrándoles qué caminos seguir para cumplir sus sueños. Porque hay itinerarios comunes y luego, en función de la rama a la que se quieran dedicar, programas formativos específicos.
En este sentido, vamos a trabajar con el Clúster en una campaña de comunicación, divulgando las posibilidades educativas y laborales que ofrece el mar. Y serán influencers conocidos quienes difundan nuestros contenidos a través de las redes. Así es más fácil llegar a los jóvenes y dar al sector la visibilidad que necesita en clave positiva.
¿Cuál es la reacción de los niños cuando participan en vuestros talleres?
Da mucha alegría verles. El mar une. Seguro que no conoces a alguien al que no le guste el mar. Con la asociación Inspiring Girls hemos recorrido varios colegios haciendo sesiones de networking con mujeres del sector que cuentan en cinco minutos el trabajo que realizan. A partir de ahí, hemos realizado un concurso de dibujo en el que los niños deben pintar las profesiones del mar donde trabajan mujeres. Sinceramente, ves ilustraciones maravillosas. Esa es la clave positiva que buscamos.
Hay mucha ilusión. Proyectos como el comentado de Barcos de Cartón o Faros de Niños acercan el mar a los más pequeños y eso es lo que pretendemos, que conozcan un poquito el mar -aunque sea de puntillas- para despertar esa inquietud que, con el tiempo, les motive a seguir en este mundo.
La formación es entonces la clave para captar talento…
Efectivamente lo es. Educar es la clave e inculcarlo desde niños. De hecho, uno de los objetivos que tenemos a más largo plazo es incluir en los libros de texto unidades didácticas sobre economía azul. Es un proyecto ambicioso en el que nos tocará lidiar con las administraciones.
Creo que ahora, que hay una conciencia de la necesidad de un relevo en el mar, es el momento de hacernos oír y que todos los objetivos que nos planteamos: ilusionantes, unos, quizás algo utópicos, otros, se pongan en marcha.
Creo que con fuerza e ilusión y la gente que se está uniendo a la asociación podremos conseguirlo a medio plazo. No es un reto descabellado, pero sí un reto mayúsculo.
Bruselas apuesta por la economía azul. Las energías renovables se instalarán en el mar. Las piscifactorías contribuyen a que la acuicultura y la biología marina crezcan. Son actividades que empiezan a despuntar y necesitan profesionales formados para trabajar en ellas.
Ver número 650 de Revista MAR