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La transparencia como herramienta clave para la sostenibilidad

Salvar los océanos

01/09/2022

Opinión

Ignacio Fresco Vanzini
Barco Eco oceana en el mar

Tal vez no seamos conscientes de ello, pero el océano juega un papel fundamental en nuestras vidas. El mar regula la temperatura del planeta, absorbe emisiones de CO2 y nos provee de nutrientes esenciales para nuestra supervivencia. Puede que el exceso de ruido informativo y la cantidad arrolladora de problemas sociales y ambientales no nos dejen ver la grave situación de saqueo a la que están sometidos los mares. Sin embargo, debemos escuchar las advertencias de los científicos y actuar ante los serios impactos que las actividades humanas tienen en los ecosistemas marinos.

La Conferencia sobre los Océanos de las Naciones Unidas, celebrada recientemente en Lisboa, quizás ha ayudado a lo primero, a prestar algo de atención internacional a algunos de los problemas que asolan la masa de agua que cubre más del 70% de la Tierra. Sin embargo, a la hora de adoptar compromisos vinculantes que produzcan el cambio radical necesario en nuestra forma de relacionarnos con el océano, podemos considerar que la Conferencia ha sido un completo fracaso.

Para proteger los mares hay que gestionar el problema de la sobrepesca. Debemos luchar contra la pesca ilegal, no regulada y contra los excesos que, aunque dentro del marco de la ley están destruyendo la biodiversidad como pescar por encima de los niveles sostenibles o autorizar a arrastreros para que faenen en áreas marinas protegidas. Esta llamada al cambio puede levantar ampollas entre algunos sectores o representantes pesqueros. Pero son precisamente los pescadores los que se verán afectados de una forma más inmediata por la falta de recursos, lo que traerá incertidumbre al sector y a sus futuras generaciones.

Una de las herramientas para lograr una pesca sostenible es la transparencia en el sector. El carácter remoto de las actividades pesqueras y la falta de información y regulación en muchos países socava cualquier intento de lucha contra la pesca ilegal e impide una gestión sostenible.

La transparencia implica hacer uso de las nuevas tecnologías para mejorar el sector con acciones como instalar dispositivos de geolocalización en todas las embarcaciones, recopilar y reportar datos de todo lo que se pesca para entender la evolución de las especies o permitir cámaras a bordo de aquellas embarcaciones con riesgo de capturar especies protegidas o de tirar por la borda aquellos peces que comercialmente no interesan. Además, es esencial hacer público quién está autorizado a pescar dónde, y cuáles son las empresas beneficiarias de dichas actividades. En resumen: recopilar los datos de lo que pasa en el océano y hacer esa información accesible para beneficiar a la mayoría del sector, que pesca de forma legal, asegurar una gestión eficiente, además de velar por la salud de los mares.

Apostar por la transparencia significa cambiar la forma de gestionar las pesquerías. Este cambio en el status quo puede generar reticencias, sobre todo tocando actividades milenarias como es el caso de la pesca. Pero, por un lado, no existe el status quo en el sector pesquero debido a las crecientes demandas de consumo. Precisamente, es la inacción ante las posibilidades de cambio lo que está llevando al desastre a ecosistemas enteros. Por otro lado, hay que dejar de ver a las actividades económicas que afectan al océano de forma aislada y empezar a entender sus impactos sobre el conjunto del entorno marino. Los pescadores conocen mejor que nadie las poblaciones de peces con las que trabajan, pero los ecosistemas submarinos van más allá de las capturas y, consecuentemente, merecen ser considerados en su totalidad.

Estas soluciones que implicarían una mayor transparencia tienen que plantearse sin ataques ni banderas y con la participación de todos los actores involucrados, incluyendo oceanógrafos, biólogos, ecólogos y expertos en políticas públicas, siempre siendo conscientes de que el cambio no debe evitarse, ni retrasarse.

Los problemas sectoriales y medioambientales no se pueden obviar. Abordarlos significa regular y transformar la economía para gestionar de manera distinta actividades como la pesca. La crisis climática y de pérdida de biodiversidad exigen que esta transición se haga con el conocimiento y la colaboración de los profesionales implicados. No podemos olvidar que nadie es dueño de los recursos naturales, pero todos somos corresponsables de su correcta gestión y preservación.


 

IGNACIO FRESCO VANZINI, Asesor camapaña pesca ilegal Oceana Europa

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