Tesoros bajo el mar
Medio Ambiente
La Bahía de Algeciras, en el Estrecho de Gibraltar, separa las costas de Europa y África. Su posición geográfica la convierte en un enclave marítimo estratégico, desde el punto de vista militar, económico y social. Por ella han navegado muchas civilizaciones que, a lo largo del tiempo, han dejado su huella. Sin embargo, pese al interés que despiertan sus fondos, son pocos los estudios científicos que analizan los tesoros que guardan. Muchas veces son los buceadores de la zona, pro- fesionales o recreativos, los que dan cuenta de un hallazgo.
La Universidad de Cádiz (UCA) cuenta con un departamento de Arqueología náutica y subacuática, único en nuestro país, que investiga, conserva, difunde y forma a jóvenes investigadores en patrimonio cultural subacuático con el proyecto Herakles, "Entre las columnas de Hércules, arqueología subacuática de un espacio privilegiado".
El proyecto se divide en tres partes. En la primera, analiza las zonas de fondeo y la actividad náutica de la Bahía de Algeciras de manera diacrónica. En la segunda, reconoce y evalúa las amenazas existentes para llevar a cabo la conservación y en la tercera se enfoca en la creación de yacimientos arqueológicos visitables.
El análisis del patrimonio arqueológico y subacuático del Estrecho comenzó;en 2020. Uno de los principales problemas que han tenido los científicos ha sido que muchas de las instituciones a las que debían acudir para recoger información estaban cerradas debido a la pandemia. "Se trata de la documentación de archivos relativa a accidentes y naufragios ocurridos en la Bahía de Algeciras", apunta Felipe Cerezo, director del proyecto.
Además, tenían que revisar el material arqueológico subacuático de diferentes museos de la zona, algo que tampoco pudieron hacer con normalidad. "Hemos tenido que simultanear los trabajos de campo con los de documentación y realizar en un año lo que debíamos haber hecho en los tres que dura el proyecto", comenta su responsable.
INVESTIGACIÓN METICULOSA
Para desarrollar su trabajo, los investigadores de la UCA utilizan la metodología arqueológica, con técnicas que pueden aplicarse bajo el mar. Lo primero que hacen es documentarse. Buscar información en archivos, prensa o museos y analizarla. Los testimonios de vecinos de la zona son importantes. Como también lo son los datos obtenidos a partir de obras portuarias, que modifican la dinámica del litoral, el calado o los procesos deposicionales. Todo afecta al patrimonio cultural subacuático.
En la segunda fase de la investigación, diseñan mapas de las zonas de mayor interés arqueológico con el fin de planificar el trabajo de campo. A partir de entonces, se sumergen y comprueban, mediante prospecciones visuales y geofísicas, que la información que tienen es cierta, incluso casi siempre encuentran nuevos hallazgos. Durante las inmersiones, utilizan siempre técnicas "no intrusivas", por lo que sondean la zona para no alterar el medio y así documentar el patrimonio existente sin dañarlo. Sobre el terreno, utilizan métodos como el posicionamiento de los materiales con GPS diferencial ya que, según el;lugar donde se hallen los restos, puede determinarse el tipo de barco del que provienen, si se hundió o si el objeto se arrojó al agua. Finalmente, hay que explicar el patrimonio hallado, dar a conocer los resultados y sacar las conclusiones del proyecto. Es la interpretación, que puede hacerse al final de la investigación o en cada una de las fases previas.
Cuando el hallazgo lo merece, los investigadores llevan a cabo excepcionalmente técnicas más intrusivas, como la excavación de sondeos o de yacimientos. "Saber que, una vez excavado un lugar, nadie volverá a encontrarlo como lo vimos nosotros, implica la responsabilidad de documentarlo lo mejor posible, obteniendo la mayor información posible y dándolo a conocer a la sociedad y a la comunidad científica", dice Felipe Cerezo.
UN TOTAL DE 150 HALLAZGOS
En estos momentos, el equipo de Herakles trabaja en el procesado y la interpretación de los restos. "Hemos podido documentar 150 yacimientos que van desde la época púnica, como el pecio de Timoncillo I, hasta el siglo pasado, como el SS Rosslyn, aunque no todo son barcos", explica Alberto Salas, uno de los investigadores.
Las zonas de fondeo se han convertido en yacimientos por explorar. "Solo hemos trabajado intensamente en zonas de aguas poco profundas, a menos de diez metros de profundidad, pero más abajo queda muchísimo patrimonio por localizar, investigar y proteger", dice Salas. Cada investigador tiene su "pieza favorita" pero destaca un objeto de madera, con forma de libro, que tiene tallada la nervadura que suelen tener muchos ejemplares en su cubierta y una muesca posterior para introducir otros objetos. "Lo que en principio creíamos que podía ser un "libro de los secretos", probablemente sea el zurrón de un marinero, ya que había un peine en su interior, pero habrá que seguir investigando", dicen los científicos.
El proyecto Herakles, cofinanciado por el Programa Operativo FEDER 2014-2020 y por la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad de la Junta de Andalucía, recupera la Historia marítima de España y la Bahía de Cádiz es una zona rica en patrimonio cultural subacuático. El crecimiento industrial y portuario en la zona ha hecho que muchos de los restos se hayan perdido. Sin embargo, "aún estamos a tiempo para documentar el patrimonio existente y que no se pierda parte de nuestra Historia", dicen desde la Universidad de Cádiz.