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ANTONIO DE LA ROSA CONTRA VIENTO Y MAREA
Remando por los siete mares
01/09/2024
Marina mercante
José María Núñez de Castro Hervás
Remar, remar y remar, Antonio lo prefiere a viajar en coche barco o avión, ya sea desde Tarfaya (sur de Marruecos) a Lanzarote recorriendo 110 Kilómetros en 16 horas, como cruzar en kayak las cuatro islas Baleares habitadas para circundarlas en bicicleta, recorriendo más de 200 km en tierra y otros 150 km en mar en 50 horas. Antonio se reta a si mismo por mar, nieve, ríos y montañas. Ya sea con esquís de fondo, en trineo, bicicleta, kayak, y varias modalidades de surf, piragüismo, triatlón, “quadrathlón” y “decaironman”, batiendo algunos récords, con varios primeros puestos sellados con valor en su extenso currículum deportivo.
Realizar circunnavegaciones y atravesar mares y océanos ya sea en España, Alaska, Finlandia, Noruega, Brasil, Costa Rica, Siberia, Francia, Marruecos, Chile, Australia, Estados Unidos, Colombia, México, Argentina y China, entre otras aventuras, son para él como dar un paseo en barca por el estanque del Retiro de Madrid.
A REMO Y PADDLE SURF
Desde Dakar en Senegal hasta las costas de Kourou de la Guayana Francesa, recorrió 4.700 kilómetros en 64 días. Antonio de la Rosa se convirtió en el primer español en participar y ganar la prueba francesa Rames Guyane, cruzando a remo y en solitario el océano Atlántico, dentro de la prueba conocida como el Everest de las rutas transoceánicas. Esta travesía es considerada extremadamente difícil por sus fuertes corrientes, sus vientos y las olas de más de 8 metros de altura, con una media de más de 12 horas diarias remando.
Desde San Francisco (California) hasta la Isla de Oahu en Hawái, Antonio ha recorrido 4.750 kilómetros en 76 días, 5 horas 22 minutos, que es el tiempo que ha tardado en completar esta travesía del océano Pacífico en paddle surf, totalmente autosuficiente y sin ningún tipo de apoyo externo. Durante esta aventura, ha permanecido completamente solo, con la única comunicación exterior de un dispositivo satelital especial que le ha permitido trasmitir por redes sociales el día a día de este increíble trayecto y hablar con sus familiares y amigos. Ha mantenido limpio el casco de caracolillos para no perder deslizamiento de la nave, incluso en ocasiones ha pescado más como entretenimiento que por necesidad.
Alfonso Dors, que ha seguido a Antonio para realizar los reportajes audiovisuales en las travesías del Pacífico y la Antártida, nos comenta que: ”Cuando Antonio salió de San Francisco tenía que haber enseñado el pasaporte de salida y por las prisas, ya que tenía una ventana de buen tiempo, no lo hizo, y cuando quiso salir de Hawái, tuve que ir con él a las aduanas a ratificar con recortes de prensa y archivos de televisión, que él había llegado remando y en solitario, para que no lo detuvieran por inmigrante ilegal”.
José Coello, ingeniero naval, director de Sinergia Racing Group
De la Rosa quería una nave especial y visitó Sinergia Racing Group con la idea de hacer algún récord mundial de remo, con una moderna embarcación tipo Stand up paddle, que consiste en estar de pie mientras estás remando, como si fuera una tabla de surf. Con este concepto los proyectistas de la empresa diseñaron una barco con una forma aparentemente extraña, con un casco en donde Antonio iría remando de pie, lo que resultó ser un éxito al realizar la travesía del Pacífico.
Para su siguiente desafío en aguas antárticas, pidió poner una vela y quilla, y cambiar la forma de remar, ahora tenía que ir sentado con un remo en cada banda por la climatología. “El prototipo se comportó bien, al ser ligero y avanzar rápido aprovechando las corrientes. Además, es insumergible al colocar en algunas zonas unos bloques de espuma, y autoadrizable, capaz de recuperar completamente la verticalidad tras zozobrar o volcar, por su estabilidad positiva, al agregar plomo en la quilla".
CÍRCULO POLAR ÁRTICO
Con una duración de 26 días, 14 horas, 27 minutos y 30 segundos, Antonio recorrió 739,7 kilómetros entre las ciudades groenlandesas de Ilulissat y Upernavik, siendo esta travesía la primera navegación realizada en solitario en una tabla de paddle-surf hinchable.
La embarcación fue un diseño exclusivo que se adaptaba perfectamente a las necesidades de este reto, con 6 metros de longitud y un grosor de 15 centímetros, transportando víveres, pertenencias, tienda de campaña, saco de dormir, y el resto de los dispositivos necesarios para la expedición en completa autonomía, con un peso total de 150 kg.
Con días de muy mal tiempo, niebla, viento y un fuerte oleaje, se tuvo que enfrentar sin miedo ni temor, y muy seguro en sus decisiones y acciones vitales, para continuar a salvo.
LA ANTÁRTIDA
Antonio cruzó desde la Patagonia hacia la Antártida remando y luego cambio de rumbo hacia Georgia del Sur a vela, con un total de 2.330 kilómetros. Con esfuerzo sobrehumano remó cerca de 20 horas diarias. La embarcación Ocean Defender volcó muchas veces por las corrientes y el oleaje del peligroso mar de Hoces (también conocido como Drake) y siempre se enderezó, lo que provocó que le resultara imposible alcanzar la isla Elefante, antes de continuar a vela hasta la isla de Georgia del Sur. “Actualmente el barco lo estamos reparando ya que sufrió varios impactos en la proa y como era de esperar no se hundió”, nos comenta el ingeniero naval José Coello.
ENTREVISTA ANTONIO DE LA ROSA
¿De pequeño qué querías ser?
Primero veterinario, ja, ja, ja, y luego profesor de educación física.
Terminé siendo bombero, con 19 años aprobé la oposición, siendo el más joven de la Comunidad de Madrid. He ejercido 14 años desde 1989 a 2003, que cogí la excedencia, pero sigo teniendo mi plaza.
¿Por qué te gusta navegar en solitario?
Son desafíos personales. He decidido realizar retos en solitario tras muchos años de haber competido en deporte de aventura en equipo. De esta manera yo puedo tomar todas las decisiones ya sean para bien o para mal.
¿Pescas a bordo para comer?
Lo hago más por entretenimiento ya que llevo comida liofilizada para mis expediciones. En la Antártida no he sacado una caña porque las condiciones son tan malas que no hay quien pesque.
¿Has tenido compañía de mamíferos?
Sí, ballenas, delfines y varios animales marinos. Además, cuando he ido en kayak, sobre todo en el Atlántico, me he metido en el agua para limpiar la embarcación de moluscos que se te pegan, para que no sean un lastre y se deslice mejor.
¿Alguna sensación existencialista en medio del océano?
Yo la verdad es que soy bastante sencillo, soy poco profundo, no soy nada religioso. Solo creo en la vida que vivimos. No tengo pensamientos del más allá. Bastante tengo en pensar cada día en sobrevivir.
¿Has tenido situaciones límite en la mar?
En este último viaje, el de la Antártida, he dado cinco vueltas de campana, traía un barco de apoyo que me abandonó. Me ha pasado de todo. Mi embarcación es como un arca, pero aun así me entra agua. Me quedé sin sistema eléctrico varios días, cuando se me metieron unos 300 litros que tuve que achicar.
He tenido que presionar mi sistema de supervivencia para salir adelante. Algunos de los principales problemas que se podían presentar, eran sin duda el fuerte viento que puede llegar a los 150 km/h, el tamaño de las olas de 8 a10 metros de altura y la temperatura fría del agua.
Cerca de la Antártida también llegó a ser muy peligroso la posible colisión con témpanos de hielo, que pueden abrir fácilmente una vía de agua.
Incluso las orcas, que en estas latitudes abundan, pueden romper la orza o timón y quedar a la deriva de vientos y corrientes, dejándome sin poder maniobrar.
¿Qué nueva aventura estás programando?
Actualmente estoy en Madrid trabajando bastante, tengo una empresa de turismo activo que arranca ahora fuerte y también hago mucho entrenamiento “outdoor” para seguir en forma para mi próximo reto.
En el tema náutico quiero el año que viene intentar cruzar el quinto océano, que sería el Índico, desde Australia hasta África.
Ver más en la revista 647
Realizar circunnavegaciones y atravesar mares y océanos ya sea en España, Alaska, Finlandia, Noruega, Brasil, Costa Rica, Siberia, Francia, Marruecos, Chile, Australia, Estados Unidos, Colombia, México, Argentina y China, entre otras aventuras, son para él como dar un paseo en barca por el estanque del Retiro de Madrid.
A REMO Y PADDLE SURF
Desde Dakar en Senegal hasta las costas de Kourou de la Guayana Francesa, recorrió 4.700 kilómetros en 64 días. Antonio de la Rosa se convirtió en el primer español en participar y ganar la prueba francesa Rames Guyane, cruzando a remo y en solitario el océano Atlántico, dentro de la prueba conocida como el Everest de las rutas transoceánicas. Esta travesía es considerada extremadamente difícil por sus fuertes corrientes, sus vientos y las olas de más de 8 metros de altura, con una media de más de 12 horas diarias remando.
Desde San Francisco (California) hasta la Isla de Oahu en Hawái, Antonio ha recorrido 4.750 kilómetros en 76 días, 5 horas 22 minutos, que es el tiempo que ha tardado en completar esta travesía del océano Pacífico en paddle surf, totalmente autosuficiente y sin ningún tipo de apoyo externo. Durante esta aventura, ha permanecido completamente solo, con la única comunicación exterior de un dispositivo satelital especial que le ha permitido trasmitir por redes sociales el día a día de este increíble trayecto y hablar con sus familiares y amigos. Ha mantenido limpio el casco de caracolillos para no perder deslizamiento de la nave, incluso en ocasiones ha pescado más como entretenimiento que por necesidad.
Alfonso Dors, que ha seguido a Antonio para realizar los reportajes audiovisuales en las travesías del Pacífico y la Antártida, nos comenta que: ”Cuando Antonio salió de San Francisco tenía que haber enseñado el pasaporte de salida y por las prisas, ya que tenía una ventana de buen tiempo, no lo hizo, y cuando quiso salir de Hawái, tuve que ir con él a las aduanas a ratificar con recortes de prensa y archivos de televisión, que él había llegado remando y en solitario, para que no lo detuvieran por inmigrante ilegal”.
José Coello, ingeniero naval, director de Sinergia Racing Group
De la Rosa quería una nave especial y visitó Sinergia Racing Group con la idea de hacer algún récord mundial de remo, con una moderna embarcación tipo Stand up paddle, que consiste en estar de pie mientras estás remando, como si fuera una tabla de surf. Con este concepto los proyectistas de la empresa diseñaron una barco con una forma aparentemente extraña, con un casco en donde Antonio iría remando de pie, lo que resultó ser un éxito al realizar la travesía del Pacífico.
Para su siguiente desafío en aguas antárticas, pidió poner una vela y quilla, y cambiar la forma de remar, ahora tenía que ir sentado con un remo en cada banda por la climatología. “El prototipo se comportó bien, al ser ligero y avanzar rápido aprovechando las corrientes. Además, es insumergible al colocar en algunas zonas unos bloques de espuma, y autoadrizable, capaz de recuperar completamente la verticalidad tras zozobrar o volcar, por su estabilidad positiva, al agregar plomo en la quilla".
CÍRCULO POLAR ÁRTICO
Con una duración de 26 días, 14 horas, 27 minutos y 30 segundos, Antonio recorrió 739,7 kilómetros entre las ciudades groenlandesas de Ilulissat y Upernavik, siendo esta travesía la primera navegación realizada en solitario en una tabla de paddle-surf hinchable.
La embarcación fue un diseño exclusivo que se adaptaba perfectamente a las necesidades de este reto, con 6 metros de longitud y un grosor de 15 centímetros, transportando víveres, pertenencias, tienda de campaña, saco de dormir, y el resto de los dispositivos necesarios para la expedición en completa autonomía, con un peso total de 150 kg.
Con días de muy mal tiempo, niebla, viento y un fuerte oleaje, se tuvo que enfrentar sin miedo ni temor, y muy seguro en sus decisiones y acciones vitales, para continuar a salvo.
LA ANTÁRTIDA
Antonio cruzó desde la Patagonia hacia la Antártida remando y luego cambio de rumbo hacia Georgia del Sur a vela, con un total de 2.330 kilómetros. Con esfuerzo sobrehumano remó cerca de 20 horas diarias. La embarcación Ocean Defender volcó muchas veces por las corrientes y el oleaje del peligroso mar de Hoces (también conocido como Drake) y siempre se enderezó, lo que provocó que le resultara imposible alcanzar la isla Elefante, antes de continuar a vela hasta la isla de Georgia del Sur. “Actualmente el barco lo estamos reparando ya que sufrió varios impactos en la proa y como era de esperar no se hundió”, nos comenta el ingeniero naval José Coello.
ENTREVISTA ANTONIO DE LA ROSA
¿De pequeño qué querías ser?
Primero veterinario, ja, ja, ja, y luego profesor de educación física.
Terminé siendo bombero, con 19 años aprobé la oposición, siendo el más joven de la Comunidad de Madrid. He ejercido 14 años desde 1989 a 2003, que cogí la excedencia, pero sigo teniendo mi plaza.
¿Por qué te gusta navegar en solitario?
Son desafíos personales. He decidido realizar retos en solitario tras muchos años de haber competido en deporte de aventura en equipo. De esta manera yo puedo tomar todas las decisiones ya sean para bien o para mal.
¿Pescas a bordo para comer?
Lo hago más por entretenimiento ya que llevo comida liofilizada para mis expediciones. En la Antártida no he sacado una caña porque las condiciones son tan malas que no hay quien pesque.
¿Has tenido compañía de mamíferos?
Sí, ballenas, delfines y varios animales marinos. Además, cuando he ido en kayak, sobre todo en el Atlántico, me he metido en el agua para limpiar la embarcación de moluscos que se te pegan, para que no sean un lastre y se deslice mejor.
¿Alguna sensación existencialista en medio del océano?
Yo la verdad es que soy bastante sencillo, soy poco profundo, no soy nada religioso. Solo creo en la vida que vivimos. No tengo pensamientos del más allá. Bastante tengo en pensar cada día en sobrevivir.
¿Has tenido situaciones límite en la mar?
En este último viaje, el de la Antártida, he dado cinco vueltas de campana, traía un barco de apoyo que me abandonó. Me ha pasado de todo. Mi embarcación es como un arca, pero aun así me entra agua. Me quedé sin sistema eléctrico varios días, cuando se me metieron unos 300 litros que tuve que achicar.
He tenido que presionar mi sistema de supervivencia para salir adelante. Algunos de los principales problemas que se podían presentar, eran sin duda el fuerte viento que puede llegar a los 150 km/h, el tamaño de las olas de 8 a10 metros de altura y la temperatura fría del agua.
Cerca de la Antártida también llegó a ser muy peligroso la posible colisión con témpanos de hielo, que pueden abrir fácilmente una vía de agua.
Incluso las orcas, que en estas latitudes abundan, pueden romper la orza o timón y quedar a la deriva de vientos y corrientes, dejándome sin poder maniobrar.
¿Qué nueva aventura estás programando?
Actualmente estoy en Madrid trabajando bastante, tengo una empresa de turismo activo que arranca ahora fuerte y también hago mucho entrenamiento “outdoor” para seguir en forma para mi próximo reto.
En el tema náutico quiero el año que viene intentar cruzar el quinto océano, que sería el Índico, desde Australia hasta África.
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