Páginas médicas - Revista Mar
Buques sanitarios y Centro Radio Médico
Una alianza de salva vidas
30/09/2025
ISM
Sanidad marítima
Carlos Veleda y Óscar Creo (*)

En el océano Atlántico la distancia y el aislamiento convierten cualquier urgencia médica en un importante desafío. La seguridad y la garantía de la atención sanitaria de los trabajadores del mar depende de recursos sanitarios altamente especializados, como es el caso de la asistencia prestada por el Centro Radio Médico Español (CRME) y por los buques hospitales (BBHH) Esperanza del Mar y Juan de la Cosa del Instituto Social de la Marina (ISM), en coordinación con los medios disponibles de la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima (SASEMAR), entre los que se encuentran los medios helitransportados.
Cuando un paciente requiere evacuación, los buques hospitales del ISM o el CRME, contactan directamente con el Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo ubicado en Madrid. Este, a su vez, si fuese necesario establece comunicación con los servicios de salvamento del país más cercano a la posición del buque.
El proceso incluye el envío de un informe médico (TMAS report), en castellano e inglés, con las necesidades asistenciales del paciente. Esta información resulta crucial para que los equipos de rescate conozcan el estado del enfermo y preparen los recursos adecuados. La coordinación internacional convierte cada evacuación en un engranaje preciso donde confluyen médicos, marinos, y rescatadores especializados, garantizando una respuesta rápida y organizada.
Los helicópteros utilizados en estas operaciones disponen de una autonomía tal que permiten operaciones hasta una distancia que oscila alrededor de las 150 millas náuticas de la costa. Su despliegue depende de diferentes factores como las condiciones meteorológicas, la distancia al objetivo y la gravedad clínica del paciente. En cuanto a la dotación de personal sanitario, si el cuadro clínico es muy grave, se solicita la presencia de un médico y un enfermero a bordo; en casos de menor gravedad, puede bastar con personal de enfermería o incluso con paramédicos. En países como el Reino Unido, esta figura ha adquirido gran relevancia, ya que cuentan con una amplia formación para la atención en emergencias extrahospitalarias.
Un aspecto fundamental previo al traslado es la estabilización clínica del paciente. Los médicos y enfermeros de los BBHH preparan al enfermo, controlando sus parámetros vitales, administrando medicación y explicándole el procedimiento para reducir la ansiedad. El componente psicológico es esencial: un paciente informado y tranquilo afronta el traslado con mayor seguridad, lo que repercute directamente en su evolución posterior.
URGENCIA VITAL
La evacuación por helicóptero se reserva para situaciones de urgencia vital en las que el tiempo marca la diferencia. Con carácter general, y según los tiempos de respuesta, patologías como infartos agudos de miocardio, ictus, politraumatismos graves o cuadros quirúrgicos urgentes pueden requerir la activación inmediata de este recurso. La decisión de cómo, cuándo y en qué condiciones realizarla, es el resultado de una valoración conjunta entre el equipo médico del buque hospital, el CRME (en su caso) y Salvamento Marítimo, priorizando tanto la seguridad del paciente como la de los rescatadores.
Las evacuaciones aéreas no están exentas de limitaciones. Factores meteorológicos como niebla densa, lluvias intensas o vientos fuertes pueden impedir el vuelo o reducir la autonomía efectiva de los helicópteros. La falta de visibilidad nocturna constituye otro obstáculo que exige extremar precauciones. Además, las condiciones clínicas del paciente también pueden contraindicar la evacuación: cuadros de inestabilidad hemodinámica severa o lesiones que impiden la movilización segura requieren un abordaje previo antes del traslado. Finalmente, los rescatadores asumen un riesgo inherente durante las maniobras de izado, lo que obliga a evaluar cada decisión con rigor técnico y médico.
PROCEDIMIENTO
El procedimiento comienza con la notificación de un caso crítico desde los buques hospital, o CRM al centro de Salvamento Marítimo en Madrid. Allí se valora la gravedad y se contacta con los servicios del país más cercano. Tras confirmar la disponibilidad de medios, el equipo médico pertinente envía el informe clínico completo para coordinar la asistencia.
Siempre que las condiciones lo permiten, el helicóptero facilita una transferencia rápida y segura del paciente, quien es izado mediante camilla con sujeción con arneses y correas asegurando su inmovilización completa. Una vez asegurado, el helicóptero lo traslada al hospital en tierra donde se garantiza la continuidad del tratamiento. Cada paso de esta cadena busca minimizar riesgos y maximizar la supervivencia del paciente.
La atención sanitaria a distancia prestada representa el compromiso institucional con la salud de los trabajadores del mar. En el caso de las evacuaciones aéreas, la estabilización clínica, la preparación psicológica, la gestión de riesgos y la movilización aérea forman parte de un engranaje complejo cuyo objetivo último es salvar las vidas de los trabajadores del mar.
En medio del océano, donde cada minuto puede marcar la diferencia, las evacuaciones aéreas constituyen un símbolo de esperanza. El mensaje es claro: la protección de la salud de los trabajadores del mar, es un valor prioritario irrenunciable, y mientras existan voluntad y recursos, ninguna vida quedará desprotegida en alta mar.
Carlos Veleda y Óscar Creo, médicos de Sanidad Marítima.
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Cuando un paciente requiere evacuación, los buques hospitales del ISM o el CRME, contactan directamente con el Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo ubicado en Madrid. Este, a su vez, si fuese necesario establece comunicación con los servicios de salvamento del país más cercano a la posición del buque.
El proceso incluye el envío de un informe médico (TMAS report), en castellano e inglés, con las necesidades asistenciales del paciente. Esta información resulta crucial para que los equipos de rescate conozcan el estado del enfermo y preparen los recursos adecuados. La coordinación internacional convierte cada evacuación en un engranaje preciso donde confluyen médicos, marinos, y rescatadores especializados, garantizando una respuesta rápida y organizada.
Los helicópteros utilizados en estas operaciones disponen de una autonomía tal que permiten operaciones hasta una distancia que oscila alrededor de las 150 millas náuticas de la costa. Su despliegue depende de diferentes factores como las condiciones meteorológicas, la distancia al objetivo y la gravedad clínica del paciente. En cuanto a la dotación de personal sanitario, si el cuadro clínico es muy grave, se solicita la presencia de un médico y un enfermero a bordo; en casos de menor gravedad, puede bastar con personal de enfermería o incluso con paramédicos. En países como el Reino Unido, esta figura ha adquirido gran relevancia, ya que cuentan con una amplia formación para la atención en emergencias extrahospitalarias.
Un aspecto fundamental previo al traslado es la estabilización clínica del paciente. Los médicos y enfermeros de los BBHH preparan al enfermo, controlando sus parámetros vitales, administrando medicación y explicándole el procedimiento para reducir la ansiedad. El componente psicológico es esencial: un paciente informado y tranquilo afronta el traslado con mayor seguridad, lo que repercute directamente en su evolución posterior.
URGENCIA VITAL
La evacuación por helicóptero se reserva para situaciones de urgencia vital en las que el tiempo marca la diferencia. Con carácter general, y según los tiempos de respuesta, patologías como infartos agudos de miocardio, ictus, politraumatismos graves o cuadros quirúrgicos urgentes pueden requerir la activación inmediata de este recurso. La decisión de cómo, cuándo y en qué condiciones realizarla, es el resultado de una valoración conjunta entre el equipo médico del buque hospital, el CRME (en su caso) y Salvamento Marítimo, priorizando tanto la seguridad del paciente como la de los rescatadores.
Las evacuaciones aéreas no están exentas de limitaciones. Factores meteorológicos como niebla densa, lluvias intensas o vientos fuertes pueden impedir el vuelo o reducir la autonomía efectiva de los helicópteros. La falta de visibilidad nocturna constituye otro obstáculo que exige extremar precauciones. Además, las condiciones clínicas del paciente también pueden contraindicar la evacuación: cuadros de inestabilidad hemodinámica severa o lesiones que impiden la movilización segura requieren un abordaje previo antes del traslado. Finalmente, los rescatadores asumen un riesgo inherente durante las maniobras de izado, lo que obliga a evaluar cada decisión con rigor técnico y médico.
PROCEDIMIENTO
El procedimiento comienza con la notificación de un caso crítico desde los buques hospital, o CRM al centro de Salvamento Marítimo en Madrid. Allí se valora la gravedad y se contacta con los servicios del país más cercano. Tras confirmar la disponibilidad de medios, el equipo médico pertinente envía el informe clínico completo para coordinar la asistencia.
Siempre que las condiciones lo permiten, el helicóptero facilita una transferencia rápida y segura del paciente, quien es izado mediante camilla con sujeción con arneses y correas asegurando su inmovilización completa. Una vez asegurado, el helicóptero lo traslada al hospital en tierra donde se garantiza la continuidad del tratamiento. Cada paso de esta cadena busca minimizar riesgos y maximizar la supervivencia del paciente.
La atención sanitaria a distancia prestada representa el compromiso institucional con la salud de los trabajadores del mar. En el caso de las evacuaciones aéreas, la estabilización clínica, la preparación psicológica, la gestión de riesgos y la movilización aérea forman parte de un engranaje complejo cuyo objetivo último es salvar las vidas de los trabajadores del mar.
En medio del océano, donde cada minuto puede marcar la diferencia, las evacuaciones aéreas constituyen un símbolo de esperanza. El mensaje es claro: la protección de la salud de los trabajadores del mar, es un valor prioritario irrenunciable, y mientras existan voluntad y recursos, ninguna vida quedará desprotegida en alta mar.
Carlos Veleda y Óscar Creo, médicos de Sanidad Marítima.
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