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MANUAL DE ACTUACIÓN PARA PRIMEROS AUXILIOS A BORDO
Asistencia médica urgente
01/05/2023
ISM
ISM al día
María Barja Martín
Los marineros que navegan durante mucho tiempo deben conocer el díptico de primeros auxilios a bordo que el ISM acaba de poner a su disposición. Se trata de un documento, fácil de entender, para que los tripulantes sepan reaccionar a tiempo ante distintas situaciones de emergencia sanitaria que pueden surgir en el barco.
Para saber proceder ante un riesgo vital es necesario entender que, si no se actúa con celeridad de manera adecuada, el paciente puede morir. Lo primero que debemos hacer es evaluar la seguridad del lugar donde nos encontramos y comprobar la consciencia del paciente, agitándole o gritándole.
Si obtenemos respuesta, no hay parada cardiorrespiratoria. Podremos entonces ver si el afectado presenta otra lesión para solicitar ayuda.
En caso de que el herido no conteste, tendremos que colocarlo boca arriba y abrir una vía aérea para practicarle lo que se conoce como resucitación cardiopulmonar (RCP). Para ello, haremos una maniobra frente-mentón, comprobando la respiración durante diez segundos aproximadamente. En estos casos, son esenciales dos respiraciones de rescate boca a boca, más 30 compresiones torácicas, hasta que el paciente inicie por sí mismo algún tipo de movimiento o pueda respirar. Si no lo hace, habrá que alertar a los equipos sanitarios.
OTRAS SITUACIONES
El manual de primeros auxilios contempla otro tipos de emergencias. Así, en caso de traumatismos como fracturas, luxaciones o esguinces, debemos inmovilizar a la víctima para que no haga ningún movimiento con la extremidad afectada.
Si estamos ante una hemorragia, no hay que retirar los objetos que la provocan, si están clavados o incrustados, y hacer un buen torniquete.
Ante la sospecha de un infarto, cuando una persona sienta presión en el centro del pecho, con irradiación al brazo izquierdo, al estómago y/o al cuello, lo primero que haremos es llamar al 112 o al Centro Radio-Médico Español. En estos casos, es importante que el paciente esté tranquilo y descanse con la ropa holgada, sin que le apriete. Si toma algún medicamento para el dolor torácico, como nitroglicerina, deberá ingerirlo. Y si está inconsciente deberemos practicarle una RCP.
En los atragantamientos, el paciente a veces puede respirar. Si lo hace, le animaremos a toser para que expulse el objeto que le ahoga. En caso contrario, recibirá cinco golpes en la espalda, a nivel interescapular, o le practicaremos la maniobra de Heimlich. En último caso, si está inconsciente habría que ejecutar una RCP.
El manual también nos ofrece consejos ante casos de hipotermia o congelación. En estas situaciones cubriremos a la víctima con mantas o le situaremos cerca de una fuente de calor hasta que reciba atención profesional. Si su estado es débil, carece de coordinación muscular, presenta escalofríos y su pulso es cada vez más lento podría estar sufriendo confusión y sopor. En cambio, si el enfermo está inconsciente, tiene las partes distales del cuerpo amoratadas o rigidez muscular puede tratarse de un caso más grave de hipotermia avanzada.
También encontramos protocolos de actuación ante un ataque epiléptico o una convulsión. Lo primero que hay que hacer en estos casos es dejar convulsionar al paciente, retirando cualquier objeto que tenga a su alrededor. Cuando haya pasado la crisis, le pondremos en posición lateral de seguridad esperando ayuda sanitaria. Nunca introduciremos objetos en su boca, ni le daremos agua o alimento hasta que no esté completamente recuperado.