Fentanilo: una amenaza para la vida
ISM
Sanidad marítima
El fentanilo es un derivado opiáceo sintetizado por primera vez en Bélgica en 1960. Su alto poder analgésico fue, y es, de gran utilidad en la eliminación de dolores intensos post operatorios, los provocados por cáncer y lesiones de músculos y huesos, representando además, un alivio necesario e indispensable en tratamientos a pacientes en estadios terminales.
El consumo de fentanilo, sin embargo, se ha expandido con fines recreativos y en el año 2021 se le atribuyeron unos 70.000 fallecimientos en Estados Unidos. El año pasado (2022), el fentanilo superó todos los hábitos anteriores, provocando en torno a las tres cuartas partes de las muertes por sobredosis en este país.
Un factor que influyó de forma decisiva en la adicción de los derivados del opio, incluyendo al fentanilo, fue la salida al mercado del fármaco OxyContin en 1996, producido por la empresa Purdue Phama de Estados Unidos. Era una versión de la oxicodona con liberación prologada, y 12 horas de efectividad, promocionada como un analgésico seguro, con los mínimos efectos secundarios.
Este fármaco definió un antes y un después en el uso y abuso de los derivados opiáceos.
Para comprender la gran adicción de esta droga, es importante conocer que el organismo sintetiza sus propios opiáceos, los denominados “péptidos opiáceos endógenos” (endorfinas, encefalinas y dinorfinas) por lo que fármacos externos de igual composición química pueden unirse fácilmente a receptores de las células del sistema nervioso.
El fentanilo ocupando el sitio activo de estos receptores, logra minimizar o eliminar dolores tanto agudos como crónicos, además estimula el llamado “sistema cerebral de recompensa”, creando en el individuo una sensación extrema de placer a la vez que somnolencia. Esto explica la necesidad de volver a su consumo después de haberlo utilizado como parte de un tratamiento médico o con fines recreativos.
¿Qué características posee el fentanilo que han condicionado estos alarmantes niveles en su consumo y su peligrosidad?
- Posee una potencia 100 veces mayor que la morfina y 50 veces más que la heroína.
- Su producción es de bajo coste con relación a otras drogas, lo que condiciona que su adquisición en el mercado ilegal sea más económica.
- Se produce con facilidad en laboratorios clandestinos, por lo cual su distribución es de difícil control.
- El nivel de consumo que se necesita para lograr euforia está muy próximo al que puede producir depresión del centro respiratorio y muerte.
- Otras drogas como la heroína, cocaína y metadona se mezclan durante su fabricación ilegal con el fentanilo, fortaleciendo su poder adictivo y condicionando una alta peligrosidad ya que este aspecto es desconocido por quien las consume.
- Los adictos al uso y abuso de este derivado sintético del opio, refieren que pierden el control sobre su cuerpo dejándolos totalmente abatidos por lo cual se ha denominado “droga zombi”.
¿Qué sucede si se deja de usar el fentanilo sin control médico?
Su supresión brusca, como en el caso de otras drogas, crea un síndrome de abstinencia severo, con síntomas similares a los que aparecen frente a un estrés agudo: se observan temblores, sudoración, dolores, vómitos y palpitaciones, en resumen, un estado de sufrimiento intenso que explica la adición a dicha sustancia.
¿Por qué se producen cuadros frecuentes de sobredosis?
El cuerpo se adapta paulatinamente al consumo de estas sustancias, (tolerancia) provocándose menos sensibilidad en el organismo, lo que condiciona que cada vez se necesite una mayor cantidad para lograr efectos anteriormente experimentados y deseados.
La sobredosis de fentanilo se manifiesta por disminución del diámetro pupilar que aparece como un punto, cuerpo flácido, piel fría y húmeda, somnolencia, sonidos guturales de atragantamiento o gorjeos, depresión respiratoria, paro cardíaco y muerte.
Según el Informe Edades 2022, en España el fentanilo, cuyo nombre comercial es Effentora, que antes era un opiáceo marginal, ahora es el tercero más consumido después de la codeína y el tramadol, ocupando según la OCDE, el cuarto lugar en cuanto a consumo por detrás de Reino Unido, Alemania y Estados Unidos.
Estudios reflejados en las estadísticas del Plan Nacional sobre Drogas, indican que en España el 15,8 % de la población de 15 a 64 años reconoce haber tomado analgésicos opioides con o sin receta en alguna ocasión, así mismo el consumo del fentanilo se ha incrementado de forma alarmante del 3,6 % en 2020 a un 14% en 2022.
El Sistema de Salud Pública español y el control que se tiene sobre las prescripciones y uso de los fármacos derivados del opio, pueden ser decisivos en evitar que el fentanilo se convierta en un grave problema de salud.
Por la peligrosidad que representa el consumo de fentanilo para la vida, se aconseja ante la sospecha de estar frente a una persona con una sobredosis, actuar con rapidez y avisar lo antes posible a los servicios de emergencia. Esto puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Rosa Mª Gandía Bonnín
Médico de Sanidad Marítima
Revista Mar 640 del mes de diciembre