Buceador, periodista y novelista

Alberto Vázquez-Figueroa

02/11/2023

Más Mar

Opinión

José María Núñez de Castro Hervás
Alberto Vázquez-Figueroa

El mar es el ecosistema más apreciado por Alberto Vázquez-Figueroa, que ha marcado las sensaciones y experiencias más notables de su vida y que deja abundantes olas en sus obras literarias. Incansable viajero que ha vivido en África, la Polinesia y Sudamérica, entre otros lugares, actualmente está escribiendo dos nuevos libros. Quiere volver pronto al océano, en un viaje sólo de ida.

¿Qué ha significado para usted el mar?
Bueno, el mar ha significado toda mi vida. Tenga en cuenta que mi madre es la única mujer que nació en Isla de Lobos, eso ya significa mucho. Era la hija del farero, y toda mi vida desde que prácticamente nací, estuvo ligada al mar. Las circunstancias me condujeron más a ello. Acabé siendo profesor de submarinismo. Estudié con Jacques Cousteau. Soy el único superviviente que queda de los que estuvimos con Cousteau. Estudié periodismo, pero seguí con el submarinismo muchos años. 

Estuve 3 años de profesor en el buque escuela Cruz del Sur, que fue el buque del cual surgieron todos los submarinistas españoles, Fui el jefe del equipo que recuperó los cadáveres cuándo la catástrofe de Ribadelago. He buceado prácticamente en todos sitios.  El primer viaje que se hizo de buceo de pesca submarina y buceo lo hice yo hace más de sesenta años, desde Mallorca hasta la Polinesia, en donde fuimos en barco dos amigos y yo. De este viaje escribí el libro “Bajo siete mares” que está considerado como el primer libro de submarinismo que se escribió y que ha sido también uno de los motivos por el que me ha otorgado, la Asociación Española de la Historia del Buceo (HDSES) el premio “Buzo de Honor 2023”.  La mayor parte de mi vida la viví en Lanzarote, donde tengo casa.  El desierto y el mar han sido mi vida. 

Alberto recibe el trofeo “Buzo de Honor  2023”  de Manel Melchor,  presidente HDSES
Alberto recibe el trofeo “Buzo de Honor  2023”  de Manel Melchor,  presidente HDSES 

¿Cómo ve el mar a través de las gafas de buceador? 
¡Ahora sucio!, ¡eso es lo malo! Mire cuando yo empecé con esto, el Mediterráneo era transparente, había toda clase de peces, había todo lo que se quisiera, meros enormes, aquello era un paraíso terrenal a pesar de que ahí fue donde me quedé sordo del oído izquierdo, buceando, y el derecho pronto seguirá el mismo camino. Pero el mar no estaba entonces contaminado. Ahora te metas donde te metas, lo que ves son botellas de plástico y porquería, es una pena. Ya las últimas inmersiones que he hecho en mi vida me daba mucha tristeza ver en lo que se está convirtiendo el mar. 

Época de buceador en 1985.
Época de buceador en 1985.

¿Qué es lo que siente estando en inmersión?
Te ves en otro mundo por completo. Una sensación especial en cuanto te pones los plomos y equilibras, y ves que estás ahí, entre dos aguas, que no tienes que hacer ningún esfuerzo ni para subir ni para bajar.  Te aíslas de todo, lo único que observas son peces que te vienen a ver, aunque a veces vengan tiburones, ja,ja,ja. Es un mundo totalmente distinto. El que no ha sido buceador, de verdad que no sabe lo que es esto y no puede entender la diferencia. Mi amigo Antonio Gala, el escritor, decía “el que no ha tenido un perro, no sabe lo que es tener un perro”. El que no ha buceado no puede saber lo que es bucear. Es lo más grande y es lo que yo más echo de menos en mi vida. 
A mí me gustaría morir en el fondo del mar. Llegar allí, que me comieran los peces tranquilamente. Que se alimentaran de mí.  Si en tierra me van a comer los gusanos, prefiero que me coman los peces. Es más bonito, hay peces preciosos, no he visto ningún gusano bonito. Que te coma un mero bonito, o una sardina mejor que un gusano. Mire, a veces pienso que cuando uno llega a esta edad, ya está deseando morirse. Lo que debo de hacer yo, es irme a Valencia y coger el transbordador de noche hasta Mallorca, y en mitad de la noche cuando nadie se dé cuenta, tirarme al mar tranquilamente y dejar que me coman los pececitos. ¡Volver y estar con ellos!

Pesca en el islote de Alegranza al norte de Lanzarote
Pesca en el islote de Alegranza al norte de Lanzarote


Si usted se reencarnara en un animal marino, ¿cúal le gustaría ser?
Un delfín, yo sería un delfín porque soy muy vago.
Tenemos que darle más importancia al mar, de aquí han salido los primeros supervivientes, pues regresemos a nuestros orígenes y  aprendamos a quererlo tal como se merece.

¿Qué consejos daría usted a los aficionados al buceo?
Mire le voy a ser sincero. Yo no les puedo dar ningún consejo. Ahora el buceo se ha vuelto una cosa totalmente complicada. Yo la última vez que me metí a bucear fue en Lanzarote. Aquello era un traje con veintisiete mil cosas, un profundímetro, un no sé qué, aquello era como vestirse de astronauta. ¿Qué es esto? Para colocarte el traje con todo completo, aquello era un desmadre, pasabas media hora para ponértelo y luego otra media hora para desvestirte, para luego estar quince minutos. 
En mis comienzos, teníamos un cinturón de plomo y unas aletas. Nos metíamos al agua y nos colocábamos las botellas y las gafas y a bucear, hasta que te morías de frío. La primera vez que me puse un traje de buceo fue en Ribadelago, porque era el mes de enero, imagínese cómo estaba el agua  de helada. Era otra época. Ya sabías tú la profundidad y calculabas el tiempo que podías estar  para que no te viniera un imprevisto. Algún compañero mío sufrió un problema de descompresión, porque no calculó bien el tiempo.  Pero ya sabías tu a qué profundidad estabas y cuánto tiempo podías mantenerte. Pero ahora, desde luego, todo es complicadísimo. Qué les voy a decir yo. Nos les puedo decir nada, todo esto me sobrepasó. Las cosas nuevas, como dice el otro: “Loro viejo, no aprende idiomas”. Cada época tiene su momento.

¿Qué le  parecen las aulas marinas para estudiar  la vida en el mar? 
Me parecen maravillosas y que debería haber muchísimas más en España. Tenga en cuenta que España es un país abierto totalmente al mar, y el primer país que se atrevió a cruzar el océano.  Acuarios debería de haber miles en toda España y aficionar a los chicos al mar, a la cercanía que produce, a la sensación, a la libertad. Todas las ciudades, a partir de un número mínimo de habitantes, debían de tener unos entornos donde se pudieran ver toda clase de peces. Te dan una alta sensación de paz cuando los ves allí nadando y que no tienen que hacer ningún esfuerzo. Aquí tenemos que caminar y hacer el trabajo de levantar un pie detrás de otro. En el mar ves como si todo se deslizara. Son dos mundos diferentes. 

Allá por los años 80
Allá por los años 80

¿En qué libro está trabajando ahora? 
En estos momentos estoy escribiendo dos libros al mismo tiempo. Uno es sobre el barco de las rocas que, en 1622, tras separarse del convoy  porque tuvo un accidente que le reventó un cañón,  se desvió  de su ruta y fue a parar a Cuba,  en donde le invadieron las ratas. Fue tal la invasión de esta plaga, que llegó un momento que se comían todo, los animales que había a bordo y a punto de comerse a las personas. Esto les impedía llegar a otros puertos. Fue una historia verdadera, que a mí me resulta muy curiosa porque el capitán del barco era canario. Me ha parecido muy interesante cómo era la vida a bordo de esos barcos. Las grandes calamidades que pasaban y cómo vivían. En estos viajes, a veces de dos y tres meses, los tripulantes estaban hambrientos y sedientos.  El tráfico entre Europa y las Antillas daba muchos problemas, había negreros que comerciaban con esclavos, piratas holandeses y corsarios ingleses. 

El otro libro que estoy escribiendo es una historia que me divierte mucho. Una mujer que se ha vuelto loca. Hacienda le ha hecho mucho daño y ha dado muchos problemas a su familia. Esta mujer descubre un veneno, que es totalmente incoloro e insípido y comienza envenenando al inspector de Hacienda. La señora le coje gusto al tema y se dedica a matar a personas malas, que se cruzan en su vida.  Pues me lo estoy pasando muy bien con este personaje. Las injusticias a las que se ve sometida la han trastornado, convirtiendola, en una loca envenenadora. 

 

Número 639 noviembre

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