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Bajo vigilancia mundial tras el brote de 2022

Viruela del mono

31/05/2023

ISM

Sanidad marítima

Maria Helena Herrero
Cuadro de elaboración propia con los síntomas de la viruela del mono

La denominada “viruela del mono”, “viruela símica” o “monkeypox” en inglés, es una infección rara, sin tratamiento ni vacuna específica, aunque la vacuna contra la viruela ha demostrado una eficacia del 85% para prevenir la enfermedad. Su propagación reciente por países desarrollados como Estados Unidos, Canadá, Portugal, España, Italia, Alemania, Países Bajos, Suecia, Israel y Australia ha encendido las alarmas epidemiológicas a nivel mundial.

La viruela del mono es una enfermedad que se transmite de animales a personas, causada por un virus que también puede transmitirse entre personas. Los casos se localizaban en África Central y Occidental, siendo raros los casos que aparecían en otros países, que se vinculaban generalmente a viajes a estas zonas. 

Al igual que otros muchos virus, la transmisión se daba entre personas a través de gotas respiratorias grandes, exhaladas a través de la nariz y boca y durante el contacto cercano y prolongado.  Otros mecanismos de transmisión incluyen el contacto directo con lesiones cutáneas o fluidos corporales de una persona infectada o con objetos contaminados utilizados por personas infectadas como pueden ser la ropa de vestir, la ropa de la cama, toallas etc. 
La vía de transmisión más probable en el brote del 2022 ha sido la vía sexual y de contacto. Por eso, tienen mayor posibilidad de infectarse las parejas sexuales y las personas que conviven en el hogar.  Ha sido más frecuente en hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, pero no es exclusiva de esta práctica sexual, ya que también se han visto afectados mujeres, niños y niñas.

Los casos se han multiplicado en poco tiempo, aunque no tiene una presentación tan grave como la antigua viruela. 

El periodo de incubación puede oscilar entre los 5 y los 20 días. Esto significa que puede estar infectado hasta 2/3 semanas antes de comenzar con los síntomas y, por tanto, no saberlo. La transmisión más importante comienza con la aparición de los primeros síntomas, una pseudogripe (malestar, fiebre, dolor de cabeza, espalda y muscular e inflamación de los ganglios linfáticos) y luego el sarpullido en la piel que evoluciona con la formación de costras. El mayor riesgo de contagio acontece desde que aparecen las lesiones cutáneas características hasta la desaparición de éstas. Las lesiones cutáneas pasan por varias fases: inicialmente son lisas, luego se elevan y van evolucionando a vesículas con líquido y pústulas para finalmente originar costras que se secan y se caen.

TRATAMIENTO
La mayor parte de las personas se recuperan sin tratamiento al cabo de unas semanas.  El tratamiento se centra en aliviar los síntomas de las pústulas y evitar que el paciente se deshidrate. Si además existe una infección bacteriana, entonces sí se recetan antibióticos. No obstante, en algunos casos puede producirse enfermedad grave, especialmente en niños, mujeres embarazadas, adultos jóvenes y personas con su sistema defensivo debilitado y que pueden necesitar atención hospitalaria. En los casos graves existe tratamiento con antivirales.

Lo más recomendable es aislarse, si cree que puede estar infectado y los síntomas son leves. Si tiene síntomas graves y acude a un centro sanitario, mejor no utilizar el transporte público, usar una mascarilla quirúrgica e informar de sus sospechas al personal sanitario que le corresponda en su localidad.

En el domicilio, es mejor aislarse separadamente de sus convivientes hasta que todas las lesiones cutáneas hayan desaparecido. Debe abstenerse de mantener relaciones sexuales durante el tiempo que permanezca aislado. Es recomendable que cubra todas las lesiones cutáneas. Cuando no pueda evitar la proximidad física con sus convivientes, utilice mascarilla quirúrgica, especialmente si presenta síntomas respiratorios y/o tiene lesiones en boca. También las personas que le cuidan deben ponerla en esos momentos.

Asimismo, se debe mantener una adecuada higiene de manos y no compartir utensilios del hogar (ropa, sábanas, toallas, cubiertos, vasos, platos etc.) La higiene de enseres y ropa, mejor con agua caliente.

Es importante avisar a las personas con las que ha mantenido relaciones íntimas o un contacto cercano y prolongado (inferior a 1 metro en la misma habitación), desde que empezó con síntomas, e informarles para que observen sus síntomas y tomen las precauciones adecuadas.
Respecto a la vacunación, los contactos de alto riesgo son los que tienen mayor interés en recibir la vacuna de la viruela. 
 

MARÍA ELENA HERRERO, enfermera de Sanidad Marítima

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