Tradiciones marineras de Guardamar

26/12/2023

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Opinión

Manoli Burgos
Zarandera mujer vendiendo pescado Guardamar
Con la publicación de este artículo queremos rendir un merecido homenaje a todos los pescadores, y muy especialmente a aquellos que en ese inolvidable 4 de marzo de 1923 hicieron posible que la Cofradía de pescadores de Guardamar del Segura se convirtiese en una gran familia que ha podido llegar hasta nuestros días, con varias generaciones a nuestras espaldas, con oficios que se van, otros que cambian y otros que continúan con el paso del tiempo.

Antiguamente existía la figura del Atalaya, la persona encargada de observar el estado del tiempo y prevenir el salir a la mar por riesgo de temporal. Luego pasamos a ver los informativos de Mariano Medina y ahora utilizamos la aplicación del móvil para saber qué tiempo tenemos en cada momento.

Todavía recordamos cuándo se navegaba a vela, a remo, cuándo varaban en la playa, después cuándo pasaron al río con sus modestas embarcaciones y las comparamos con las actuales que se encuentran dotadas de las máximas medidas de seguridad y con los aparatos más modernos, y nos parece a todas luces increíble este sorprendente cambio en el trabajo del mar.

Para los pescadores lo que no ha cambiado son los inconvenientes con los que se encontraban sus ancestros: siguen padeciendo los fuertes temporales, las pocas capturas, los bajos precios y además se ven desbordados por la gran cantidad de documentación y de requisitos que precisan para cumplir las normas establecidas por las diversas Administraciones.

Guardamar ha sido desde siempre un pueblo en el que casa sí y casa no han ido alguna vez a pescar, lo han hecho con barcos de aquí, de Santa Pola, Torrevieja o San Pedro y hay quien ha ido a la “mar grande” como se conocía a las Islas Canarias o al Sáhara.

Hace 50 años había una flota de 35 barcos. Entre cerco y trasmallo la cofradía atendía a una población global de 400 personas, lamentablemente ahora no estamos teniendo relevo generacional por lo que contamos con pocos pescadores en activo, pero sí con muchos pensionistas del mar y además también atendemos a trabajadores de las piscifactorías ubicadas en la localidad.

ZARANDERAS
El papel de las mujeres en este sector ha sido siempre muy relevante ya que además de atender a sus familias algunas realizaban labores de reparación de redes, se les denominaba rederas. También se encontraban las mujeres e hijas de los pescadores, que eran propietarios de embarcaciones, y ellas eran las encargadas de vender el pescado, estas erán las zaranderas. Este oficio estuvo vigente hasta el año 2019 cuando se jubiló María Teresa.

Las zaranderas eran un pilar más del sector ya que colaboraban en todas las actividades de la pesca, exceptuando ir a pescar debido a que al ser Guardamar una playa abierta, conllevaba mucho riesgo, así que esperaban en la orilla a que regresaran los pescadores con sus capturas. Las esposas de los pescadores eran rederas o zaranderas y algunas estaban afiliadas como socias a la cofradía.

En la época estival bajaban a la playa a recoger las capturas que traían los pescadores en sus barcas, que varaban allí mismo y se iban por las calles del pueblo a vender. Cuando regresaban ayudaban a los hombres a limpiar las redes, así que su trabajo era constante. Las almejas las vendían por la orilla de la playa.

Según estudios realizados, se trata de una tradición ancestral que se remonta al siglo XVIII. Las zaranderas son mujeres que ofrecen las capturas de peces por las calles portando una carretilla artesanal de madera con un peso de balanza consistente en dos platos de aluminio y unas pesas que oscilaban entre los 200 gramos y los 2 kilos.

La zaranda consiste en un cesto plano de aproximadamente 1 metro de diámetro realizado mediante un entramado de fibras vegetales y reforzado en el exterior con una cuerda con dos asas. El pescado lo colocaban en la zaranda que era portada por dos mujeres hasta que en el año 1960 comenzó a utilizarse la carretilla, con lo cual una sola persona vendía el pescado. El trabajo de zarandera se realizaba a viva voz desde primera hora de la mañana. Los pescadores llevaban sus capturas hasta el domicilio, allí se organizaban por piezas y comenzaba la venta. ¡No podía estar más fresco, venía directamente del barco!

También existe la figura de las armadoras-propietarias. Aquí ellas nunca salieron a faenar como sí ha ocurrido en otras localidades y desde el año 2006 el puesto de subastadora lo ocupa la hija de un pescador. En lo concerniente al trabajo de oficina, se sigue la misma tradición, son las hijas de los pescadores las que optan a este puesto.

Desde el inicio, esta entidad siempre ha tenido en consideración la formación educativa y en colaboración con el Instituto Social de la Marina creó una Escuela Nacional Marítimo Pesquera a la que acudían los hijos de los pescadores, pero también otros alumnos cuyos padres realizaban profesiones que no eran las del mar. Muchos de nuestros jubilados aún recuerdan las clases de estudios primarios en los locales de la cofradía.

En nuestro humilde corazón, nos sentimos privilegiados de pertenecer al Régimen Especial del Mar, ya que hemos podido contar siempre con el Instituto Social de la Marina para todo tipo de actividades y acciones en beneficio del pescador. 
Manoli Burgos, secretaria de la Cofradía de Guardamar del Segura (Alicante)
Manoli Burgos, secretaria de la Cofradía de Guardamar del Segura (Alicante)
Leer más en el número 641

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